Una gran parte de los pueblos originarios viven en zonas donde hay recursos estratégicos como el lito, el cobre, el petroleo y sobre todo el agua.
Para que las empresas capitalistas puedan explotar estos recuros, sus gobiernos se encargan de reprimirlos e intentan desalojarlos de sus tierras históricas.
La alianza de los pueblo originarios con otros sectores que sufren los mismos planes de saqueo, como los trabajadores, tiene la potencia de frenar estos planes y plantear otro modelo de sociedad.