La tensión entre las tendencias tradicionales y el poder popular ( I )

¿Por qué es necesaria una nueva ley de universidades?

Martes, 14/05/2019 01:32 PM

Esta explicación es muy compleja, por lo cual me he propuesto exponer las ideas en continuos capítulos, muy cortos y simples, pero al mismo tiempo lo suficientemente densos como para abordar en una cuartilla cada idea. No trataré los cambios históricos que llevaron a esta Ley vigente, pero la haré contrastar con la realidad operativa actual. La Ley de Universidades vigente plantea tres tendencias básicas:

1) la medieval, según la cual la universidad es "una comunidad de intereses espirituales que reúne a profesores y estudiantes" (art. 1) por lo cual no contempla que empleados administrativos ni obreros (por muchos años que hayan laborado en la institución o independientemente de su identidad con ella) sean considerados como parte de esta comunidad; es decir,es una comunidad cerrada. Aunque debemos señalar que esta tendencia tradicional aumentó su riqueza visionaria con el Manifiesto de Córdoba en el pensamiento universitario latinoamericano, y sumó a los estudiantes al proceso de las decisiones en lo que se ha denominado el co-gobierno y generó una nueva estructura organizativa.

Actualmente, el medievalismo remozado con el latinoamericanismo, impide que la universidad tradicional democratice las decisiones internas hacia el todo, y se evidencie como una de las instituciones civiles más alejadas del concepto contemporáneo de democracia, incluso de la representativa, pues excluye un enorme grupo de personas que hacen vida en la universidad. Bajo ese corto concepto de comunidad, resulta imposible que la universidad se abra hacia la democracia participativa, protagónica y transformadora.

2) la republicana. Como institución al servicio de la Nación (art. 2), a la universidad le corresponde orientar y contribuir doctrinariamente a los problemas nacionales. Eso implica la necesaria articulación de las universidades con la plataforma de conocimiento del país, a nivel local, regional y nacional, además del contexto internacional en general; y su participación en las discusiones y aportes en los problemas prácticos en general. De esta manera, la universidad republicana se alejó, en parte, de las ideas medievales de la "comunidad espiritual" para entrar en las discusiones generales de interés nacional con el aporte de cada una de las facultades y su diversidad de conocimiento generado. Aunque las primeras dos universidades del país marcaron la tendencia de regionalizar los aportes al conocimiento (Universidad Central y Universidad de Los Andes), de tal modo que cruzaran las realidades a partir de conocimientos especializados, al inicio de la vida republicana la escasa población y los grandes territorios de por medio propiciaron el sólo aglutinamiento de estudiantes y la generación de influencia política a nivel nacional a medida que fue adentrándose en el siglo XX.

La casi inexistente articulación entre las universidades, y entre ellas y el resto de las instituciones del estado, genera incomprensión del proceso de territorialización (materia que se corresponde con con el tema de la soberanía del país), y consecuente actitud negativa en la opinión pública hacia el conocimiento técnico anclado en las necesidades regionales y atendido por las unoiversidades politécnicas territoriales, o el modelo de crecimiento por fenómeno de servicio que transcurre en las instituciones especializadas.

3) La napoleónica o francesa (art. 3), como formadora de los cuadros profesionales que requiere el país, combina la idea francesa o napoleónica del desarrollo de los estudios delineando el conocimiento en esquemas útiles a la nación, con la idea republicana del Libertador Simón Bolívar, quien compartió la idea de una Universidad lo suficientemente autónoma como para pensar y proponer qué o cuáles planes de estudios eran necesarios para el desarrollo de la Nación, tomando en consideración que al comienzo de la vida republicana las pocas instituciones conformadas tenían centralizada su labor de rectoría educativa como una acción especializada de la visión filosófica del crecimiento de la nación. Sin embargo, existe la tendencia natural del claustro a especializar el conocimiento en las carreras tradicionales, así como el sistema de avance profesoral en determinadas áreas, lo que impide la dedicación a otras áreas de interés para la localidad.

Estas tres tendencias clásicas o tradicionales que han conformado la estructura y el funcionamiento de la universidad venezolana chocan naturalmente con el concepto de Poder Popular, generador, a su vez, de conocimiento muy actual. Esto ocurre, objetivamente, porque no ha nacido la ley especializada que articule, imbrique y haga participar, en los términos de la constitución de 1999, los distintos saberes y el principio de participación protagónica y transformadora en la vida universitaria.

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