"El verdadero maestro habla a través de sus discípulos" Anónimo.
Hoy, día del maestro. Con beneplácito, dedico este mensaje de amor, a dos distinguidas maestras: Imelda Rincón Finol y Haydee Zoraida Parra. Y a tod@s quienes, de una u otra forma, han sido mis maestr@s. Algun@s, aún, sin saberlo.
He tenido un "mollejero" de maestr@s. Algun@s de ell@s han dejado huella profunda e imborrable en mi existencia.
Vamos por el mundo sin percatarnos que son miles, tal vez millones, nuestr@s maestr@s. Incluso, el pueblo mismo y la humanidad toda, son, en momentos estelares, para algun@s de nosotr@s, nuestr@s principales maestr@s. Así, lo expresé en un artículo al comienzo del gobierno (2013) del Presidente Maduro: "El verdadero maestro de Nicolás Maduro" https://www.aporrea.org/actualidad/a161699.html
A veces, me llaman maestro. Y me ruborizo. Al comienzo, me molestaba mucho que me dijeran ¡Maestro! Sentía que se burlaban de mí o era un cumplido inmerecido. Una vez me preguntaron en el BCV: "Hugo: ¿Tú te has dado cuenta que eres un maestro?". No supe qué responder. Algunos de mis amigos y mis hermanos se dirigen a mí como si lo fuera. Es tan inconmensurable el significado que he asumido de esta palabra, como la de revolucionario, que me resulta difícil sentirme como tal. Por eso publiqué el artículo: "Aún no soy revolucionario y…tampoco un maestro" https://www.aporrea.org/actualidad/a264919.html
Imelda Rincón, ex Rectora de LUZ y del CNE y miembro del Consejo de Estado de la Nación, así como Haydee Zoraida Parra, quien ha sido Directora de Política y Educación, Presidente del CLET y es, además, responsable del PSUV en Táchira, ambas, se la pasan honrándome con ese calificativo: ¡Maestro! Les he dicho, y así lo creo, que son ellas las verdaderas Maestras. Con todas las de la Ley. Ven reflejado en mí lo que ellas son. Han dejado escuela, no sólo por lo que dicen sino por el ejemplo que han demostrado. Miles de sus discípulos hablan en su nombre. Yo sólo soy uno de ellos. Un discípulo agradecido que, tal vez, antes de partir se convierta en Maestro. Me he propuesto lograrlo. Y estoy convencido que lo lograré. Cuando sean otr@s l@s que hablen y hagan, por mí, tantas cosas que he dicho y hecho.
Siempre asocié a los maestros, sobre todo las maestras, con quienes sólo daban clases en primaria. Los demás eran, para mí, sencillamente: profesores, catedráticos, docentes…
Por cierto, en primaria, no recuerdo haber tenido un solo maestro. Varón. Al menos, si lo llegué a tener, no dejó huella indeleble y fulgurante en mi memoria como para recordarle. En cambio: Nunca olvidaré a las maestras Libia y Nelly. Quienes nos colmaron de sabiduría y amor, en aquellos inolvidables espacios, de la Calle "El Carmen". En el Colegio "Francisco de Miranda". En Maracaibo.
He tenido muy buenos maestros y maestras.
Por cierto, siempre me acompaña en mis recuerdos, un ser inolvidable quien marcó nuestras vidas y aunque nunca nos dio clases, formalmente, siempre lo hemos atesorado en nuestros corazones como un paternal maestro:
¡Atilano González! (†)
También están presentes en mi memoria los profesores de bachillerato o "educación media", como se le llamó en alguna oportunidad: Octavio Ávila (†), Jairo Espinoza (†), Eugenio Ferrer y Roberto Luengo, entre otr@s. Y mientras me graduaba de Ingeniero Químico en la Universidad del Zulia, nunca he podido olvidar a: Próspero López, Daniel Hernández, Justo Márquez (†), Ibrahim López (†), Félix López, Oladis Rincón, Félix Fernández, Jesús Ortega, Aquiles Materán, Róger Nava (†) y Lopito, entre otr@s.
Nunca podré tampoco borrar de mi mente a: Alina Boscán de Hernández, Francisco Mieres (†), Ángel Lombardi, Asdrúbal Baptista, Balbino León y, en particular, a Carlos Matus Romo (†), a quienes considero ahora mis maestros. Fueron, junto a otros prestigiosos académicos de muy altos quilates, mis profesores en la Maestría en Macroeconomía y Planificación del Desarrollo. En LUZ. También lo fueron algunos de mis condiscípulos: Rafael Portillo, Betilde Nava, Jorge Fernández y otr@s que compartieron con nosotr@s. Allí comencé a valorar a l@s Maestr@s.
Debo destacar que el maestro Carlos Matus (†), como ustedes saben, marcó un "antes y después" en mi vida profesional e incluso en mi postura política e ideológica. Ya lo he referido en numerosos artículos. En el más reciente: "El método PES en pleno desarrollo", hice una apología al Dr. Carlos Matus y expliqué, suficientemente, por qué lo considero un verdadero, profundo y trascendente Maestro. Sin dudas. Con él aprendí, muy tarde, a reconocerlo.
https://www.aporrea.org/actualidad/a281451.html
En mi mente. En mis pensamientos. En mi alma inquieta y creativa. En mi espíritu guerrero y andariego. Eternamente estarán presentes en mis recuerdos: David de Prado, Margarita de Sánchez (†), Mauro Rodríguez (†), Tomas Motos Teruel, Eugenia Trigo y, en especial, el Dr. Saturnino de la Torre, a quienes conocí, compartí y fueron mis profesores en el Master Internacional de Creatividad Aplicada Total (MICAT), en la Universidad de Santiago de Compostela en España. Algunos de ellos son mis amigos.
Por otra parte, debo reconocer que algun@s de mis amig@s de infancia y juventud, han sido, también, mis maestr@s: Elio Lugo, Wilmer Sánchez, Carlos Villalobos (†), Bladimiro Valbuena, Ender Carrizo, Róger Lázaro, Orlando Pérez, Eddy Prado, Alexis Fernández, Ana María Naverán, Jorge Sánchez (†), Flor Cristalino, Heli Lugo y Douglas Paz, Róger Lázaro, entre algun@s de mis amig@s.
También he tenido grandes maestros en actividades formativas no formales: Enrique Forero, Waldemar de Gregory y Luis Gómez de la Vega (†), Omar Gardié, David Vivas (†). Y muchísim@s más.
Por supuesto, algun@s de mis compañer@s de trabajo han sido mis maestr@s, e incluso, much@s de ell@s llegaron a convertirse en grandes amig@s: Carlos Zapata, Víctor Carreño, Cheo González (†), Elida Cuaro (†), Egleé Vargas, en LUZ. Rocío Castellano, Nelson Daza, Nelly Gutiérrez, entre otr@s, en CORPOANDES.
Más tarde, en PDVSA, Félix Rodríguez (†) y Alí Rodríguez (†), se convirtieron en mis maestros. Así como Clark Inciarte y José Chiquito Léon, lo hicieron en PEQUIVEN, donde me encontré, de nuevo, con Lopito.
Incluso, debo confesar que muchos actores y actrices de televisión, de antaño, impactaron mis emociones y modelaron mi forma de estar y de ser. Fueron, por ejemplo, mis maestr@s: Libertad Lamarque, Sarita Montiel, Pedro Infante, Mario Moreno Cantinflas, Boston Blaky y hasta el "Llanero Solitario" e incluso, actores y actrices de telenovelas como "Albertico Limonta" y otr@s que ahora, sus nombres, no vienen a mi memoria. Con razón soy tan sensible y sentimental y por cualquier ñinguita soy capaz de llorar a moco tendido. Hasta que la resiliencia vuelve a mí.
Muchos compositores y cantores como Alí Primera, Joan Manuel Serrat, Carlos Gardel, Alfredo Sadel, Felipe Pirela, Simón Díaz, Lucho Gatica o Mercedes Sosa, sellaron mi vida con sus profundas letras y sus melodías.
Todas mis parejas – formales e informales – han sido mis maestras. He aprendido y he debido aprender mucho de ellas. Sólo que, a veces, no he puesto atención a los detalles. No tuve el cuidado de asimilar tantas enseñanzas. No supe, sino con el tiempo, que ellas eran de "Venus" y yo de "Marte". Además: Fui empujado por una "maldición generacional" – como dicen los cristianos evangélicos – que sólo supe comprender en Constelaciones Familiares. Al descubrir que "movimientos del alma y del espíritu" nos llevan a asumir por "lealtad familiar" determinados patrones de conducta que imitan al ser excluido. No sé, con certeza, si será verdad. Es sólo una buena explicación.
A ellas. A mis parejas formales: Isabel Ortega, Dilcia Querales, Arelis Alemán, Johanna Valecillos y Evis Suárez, les estaré eternamente agradecido por sus enseñanzas, su amor pasional, emocional y filial y, sobre todo, por su entrega y amor a nuestr@s hij@s. También aprendí mucho de Gladys Bedoya, quien fue mi última pareja "formal". Aunque sus hijos no fueran los míos. Ellos, y los míos, fueron nuestros. Incluso, aprovecho para decirlo:
Mis ocho hij@s, en todos estos años, han sido mis maestr@s. Por eso, aprovecho para ofrendarles gratitud. ¡Gracias Maestr@s! Gracias: Ingrid Margarita, Maryorirma, Christopher Enrique, Sol Libertad, Osmeiro Enrique, Hugo Alberto, Johnna Félix y Evis Oriana. Con ustedes he aprendido tantas cosas. Más de lo que ustedes se imaginan.
Lástima que el profundo amor maternal de algunas de mis parejas y mi machismo exacerbado, no me permitió aprender más allá del currículo tradicional. He tenido que cultivar, solo, acompañado de la instructora soledad y de mis vivencias y sacrificios – en el proceso de construcción y mantenimiento – en la "Casa de América Latina y del Caribe" a: lavar, limpiar, cocinar, fregar, coletear y pulir el piso, asar, acumular y botar basura, fritar, ordenar, hacer la cama y atender, con cariño y cordialidad, a los invitados que con asiduidad visitan la casa. También, he tenido que aprender a colocar bombillas, atornillar, pegar ladrillos, mezclar cemento y pego, disfrutar el dolor en los huesos y en las manos y descubrir ¡por suerte! la penca de sábila.
Todas, ellas – mis parejas formales – son espejos relucientes en el que, pocas veces, me pude mirar. Nunca entendí que eran mis Maestras. Lo he "descubrido" con el tiempo, a través de la lectura y las reflexiones en solitario.
Sobre otras de mis parejas: Maestras "informales". No me está permitido hablar ¡Por ahora! Para ellas, desde los ramajes de mi corazón, mi eterna gratitud. Me enseñaron a amar y aprendí a ser amado. Sobre una de ellas, espero poder hablar en estos días. En tres palabras: Mi amada Lil.
Muy destacados y anónimos autores – de libros, revistas y periódicos – que nunca conocí ni conoceré, han sido, por montones, mis maestros. Muchos líderes políticos y sociales e incluso espirituales han sido, también, mis guías, aunque no creo haber sido un buen discípulo: Jesús de Nazareth, Mahatma Gandhi, Martin Luther King, la Madre Teresa de Calcuta, Simón Bolívar, Carlos Marx, Albert Einstein, Carl Sagan, Mao Tse Tung, Kim Il Sung, Sigmund Freud, Carl Jung, Fidel Castro Ruz, Hugo Chávez Frías, Sandino, Farabundo Marti, Paulo Freire. Conny Méndez y Araceli Egea y decenas de Maestr@s ascendidos, entre tantos y tantas más. Han estado formando mi carácter y mi personalidad. Junto a mis padres, mis herman@s y mis otros familiares sobre todo, mis tías, en especial: Ligia, Blanca y Luisa. Y, sobre todo, mis abuelas: Rita Elena Moller y María Altagracia Sansón. Dos de mis mejores Maestras.
También, y casi que se me olvida, han sido mis maestr@s. Madres y padres sustitut@s, a quienes amo por su generosidad y su gran corazón: Margarita Lugo de Fuenmayor, Berta Ordóñez, Nancy de Negrón y con ellas Panchón y Gonzalo. Vecin@s que se convirtieron en familia. De ell@s aprendí tantas cosas que otro día contaré.
Mi madre, Irma Nazaria y mi padre Hugo Antonio, fueron, junto a la partera que me ayudo a nacer, mis primeros Maestros. Ellos, en primer lugar, me dieron la oportunidad – seguramente autorizados por sus espíritus superiores – de manifestarme, en tercera dimensión, en este hermoso planeta llamado Tierra. Con ellos aprendí a amar la vida, a dar mis primeros pasos en esta nueva experiencia terrenal. Con ellos supe que se puede enseñar con placer y aprender colmado de afectos y bañado de bendiciones. Por eso me agradó tanto cuando escuché al Presidente, Hugo Chávez Frías, decir: "Mi madre me enseñó a enseñar a otros, cosa bonita esta". En efecto, mis padres me enseñaron a ser: humilde, sencillo, honrado, solidario, amoroso, colaborador, trabajador, persistente y amar a Dios por sobre todas las cosas. He intentado enseñar con mi ejemplo, más que con mi palabra, estos valores inculcados a través del ejemplo familiar. Lástima que he sido un mal estudiante y hay muchas enseñanzas de mis padres y de much@s otr@s maestr@s que no he terminado de aprender. Aún pesa sobre mí la soberbia, la rebeldía, la duda y la irreverencia. Sigo siendo irrespetuoso hasta conmigo mismo.
Vine a cumplir una misión y he aprendido lo suficiente para hacerlo: He escrito y publicado varios libros. He cultivado numerosas plantas. He cuidado algunos animales. He servido de canal para que ocho hermosos seres, al igual que yo, tuvieran el privilegio de vivir esta experiencia humana, de constante y permanente aprendizaje. Vine a asumir banderas que no me pertenecían y las hice mías. Para hacerlas realidad. Lo he intentado. Confieso que aún no he podido. Estoy a pique. El bingo de la vida es, muchas veces, una lotería. No basta apostar. Hay que tener suerte. A veces me provoca tirar todo por la borda. Lanzar los guantes. Olvidarme de tantas "zanahorias" y dedicarme a lo mío. No me ha sido posible. Pueden más las enseñanzas de la vida, la historia ancestral de mi familia y, sobre todo, las orientaciones y el ejemplo imperturbable de mis Maestr@s.
Apenas ahora he logrado entender que, muchas veces, hablo por ell@s o ell@s: ¡Tod@s mis maestr@s! Como lo hago ahora, en forma escrita. Con el tiempo he entendido el mensaje. Maestro viene de maestría. Y tengo dos. Una en Macroeconomía y Planificación del Desarrollo y otra en Creatividad Aplicada Total. De la primera tengo un título. De la segunda sólo la satisfacción de culminar la escolaridad y escribir un libro: "Compilación sobre Creatividad y otras notas desinteresadas" (1995)
En realidad, he cursado tres maestrías. La última la he adquirido en los últimos diez años. Diseñando, ideando, construyendo, supervisando, sembrando y echándole agüita a las maticas. Disfrutando los jardines que me rodean y conversando y reverenciando a Hacky′z. Aprendiendo a cocinar y a reflexionar en silencio – muchas horas – orando, pensando y escribiendo…en la "Casa de América Latina y del Caribe", sede de la Escuela Latinoamericana y Caribeña de Ciencias y Técnicas de Gobierno (ESCOLAG). En estos deslumbrantes espacios, he adquirido la real y verdadera Maestría. Porque aquí he hecho síntesis y UNIDAD. He logrado ir compendiando todas las enseñanzas adquiridas de miles, probablemente millones, de maestr@s quienes, generosamente, me han enseñado a aprender, reaprender y desaprender. Esta ha sido: ¡la verdadera Maestría!
Son tantos los maestros y maestras que hemos tenido que no dudo que nuestras palabras, pensamientos, reflexiones y creaciones, están influidas por ell@s, tanto, como nuestra propia vivencia auto-contemplativa. Si algo positivo, favorable, trascendente y memorable hay, en mis palabras y en mis actos, se lo debo, sin duda alguna, a quienes han sido mis sincer@s y verdader@s Maestr@s. A todos los maestros y maestras que, como ven, somos casi tod@s. Porque tod@s hemos sido discípulos y, a la vez, maestr@s. Pues, tod@s, sin excepción, enseñamos y aprendemos. Es ley de vida. Sobre todo, si se tiene consciencia de humanidad de relación con la naturaleza y el Cosmos. A ell@s y a nosotr@s mism@s, hoy día, van dirigidas mis sentidas palabras de felicitación y mis mejores pensamientos y mi eterna gratitud.
¡Gracias! ¡Muchas Gracias!
DIOS BENDIGA A TOD@S NUESTR@S MAESTR@S.