En el mundo de los claustros universitarios la política tiende a ser un asunto de ajedrez, de movimientos pensados en razón de intereses que van incursados hacia la satisfacción de un poder de dominación más que el económico-financiero. Lograr posesionarse del poder en el mundo académico es un asunto de estrategia, movimientos pensados y de sostener un tiempo un discurso que busque aglutinar afectos, pero a su vez minimizar los ataques rastreros de aspirantes a llegar al poder bajo consignas engañosas que debilitan el cuerpo coherente de instituciones como las Universidades donde el poder es tan o más inquisidor que el que se vive en la cotidianidad.
Y no precisamente porque en la academia se dé una política de lucha de poder de un elevado tino o discurso, menos que se pueda pensar que en la academia la política transita por una dialógica coherente del bienestar, todo lo contrario, se da una política muy primitiva, parida de las entrañas y contagiada por el revanchismo, la soberbia, la frustración social, la venganza, entre otras minimizaciones de la condición humana. Es una política, sea en Universidades autónomas o experimentales, que tiene de distinción que surge de una comunidad pensante que tiene la dura tarea de cumplir competencias precisas que se transformen en prestigio en investigación y en academia, elevando la incidencia de los estudios ya sea a pre-grado o postgrado, y creando condiciones que eleven los valores y principios rectores de una Universidad democrática y liberadora.
En esta experiencia de poder universitario, desde el 2018 se ha instaló en los espacios de la Universidad Nacional Experimental de los Llanos Occidentales Ezequiel Zamora, Vice-Rectorado de Producción Agrícola del estado Portuguesa (UNELLEZ-VPA), la figura de un docente universitario llamado Héctor Montes. Su transitar por la academia ha sido largo, incisivo y sobre todo útil, porque no solamente ha aportado como docente una estela de formación pertinente y laboriosa, sino que ha sembrado valores en sus estudiantes haciendo de ellos una semilla valiosa en lo humano y en lo espiritual. El profesor Montes no se quedó solamente con los vestigios científicos de la magna Ciencia, sino que ha explorado en el sin fin de principios de la palabra sagrada descrita en los Evangelios, siendo un hombre de fe y pero consciente de la Ciencia, estimulando la indagación y el fortalecimiento de los saberes, siempre al servicio de los hombres.
La gestión de Héctor Montes como Vicerrector de Área de la UNELLEZ-VPA, ha sido exitosa, sobre todo porque encontró en el 2018, una Universidad golpeada por la diáspora de la emigración y por la crisis económica de una Venezuela sometida a las duras pruebas de un bloqueo financiero bestial y un accionar internacional comprometido con intereses imperialistas que ha buscado, sin encontrarlo, fragmentar la voluntad de un pueblo de ser libre e independiente en el contexto de un orden global que se ha vuelto hostil hacia todas aquellas fórmulas de gobernanza que buscan el bienestar con equidad, sin exclusión ni sectarismos políticos.
La gestión del profesor Montes, comenzó invitando a toda la comunidad unellecista a buscar, de manera creativa y sin miramientos, condiciones que hicieran posible devolverle a la UNELLEZ-VPA, su condición de Universidad vigorosa, con una matrícula de estudio que de doscientos y tantos estudiantes que habían quedado, subió a cuatro mil y tantos en apenas año y medio, en el área de pregrado, y en postgrado (Estudios Avanzados), de una matrícula que no llegaba a sesenta estudiantes, hoy sobrepasa los seiscientos estudiantes y se ha abierto nuevos escenarios de formación que van desde Doctorados en Educación hasta Doctorados en Biodiversidad y Genética Animal. Es decir, si se buscan los números, la gestión de Héctor Montes ha sido humana, sin grandes recursos económicos y con unas unidades de producción académicas limitadas por la crisis social y política del país, motivando una reacción creativa que hoy día muestra a una Universidad que florece de nuevo después de pasar por inmensas lagunas de incertidumbre y de señalamientos que hablaban de cierre técnico y de minimización de las facultades de investigación y extensión universitaria.
La UNELLEZ-VPA, que le ha tocado construir a Héctor Montes, es una Institución que se impuso transformar las vicisitudes en oportunidades, hoy se cuenta ya con un Instituto de Investigación en el área de Ciencias del Agro y el Mar, que se está consolidando desde las investigaciones en biodiversidad y sustentabilidad ambiental, de una manera agresiva con un talento humano reconocido internacionalmente como el PhD Juan Elías García, y los candidatos a doctor Otto Castillo y Miguel Niño.
Ahora bien, sería mezquino destacar la figura de Héctor Montes y no hacer mención a la mente estratégica que le ha dado una condición especial a la UNELLEZ, en estos últimos cuatro años, y me refiero al Rector Dr. Alberto Quintero, un biólogo que apostó al crecimiento y fortalecimiento de la Universidad y le ha dado un cambio radical en su gestión rectoral. El Dr. Quintero no solamente se caracteriza por ser un académico e investigador de altura, sino un ser humano sensible, involucrado con las causas dignas que enaltecen a las sociedades democráticas y libres. El Dr. Quintero, como nunca antes en la historia institucional de la UNELLEZ, representa una expectativa de esperanza y progreso, en una Universidad que se estaba perdiendo en la experimentaldad y que no entendía la urgencia de convertirse en un referente mundial en la creación de nuevo conocimiento. En el caso de quien escribe, miembro de esta honorable casa de estudios que es la UNELLEZ, configuro una de las membresía más activas de Universidades europeas en el campo de las Ciencias Sociales y las Ciencias de la Educación, eso habla también de la gestión del Dr. Quintero quien ha apoyado nuestras investigaciones y nuestras incursiones en distintas experiencias académicas a nivel internacional.
En concreto, volviendo a la figura de Héctor Montes el académico y Vicerrector de la UNELLEZ-VPA, estamos en un tiempo histórico que implica un cambio del ritmo de progreso y éxito que ha venido teniendo la Universidad, es tiempo de profundizar ese éxito para hacerlo estructura consolidada en la conformación de un eje de investigación y extensión que proyecte a los Llanos Occidentales hacia un desarrollo sostenible cada vez más direccionalizado a la sociedad y a la conquista en esa sociedad del bienestar común, con equidad y sin exclusión, ampliando las oportunidades de estudio (se abrieron nuevas carreras universitarias: arquitectura, ingeniería civil, ingeniería informática, entre otras) y creando condiciones para que, desde la dignidad y el reconocimiento al talento humano local, se formen centenares de jóvenes de esa llamada generación milenium, con un conocimiento de primer mundo pero con valores auténticos y genuinos de seres humanos sensible y espirituales, digno ejemplo del hombre nuevo que por tantas décadas del siglo XX pasado se aspiró moldear; hoy se está haciendo ese hombre nuevo en las aulas de la UNELLEZ-VPA.