(Cuando gobierno y sociedad valoren a una noble institución)

La UPEL sin conectividad

Sábado, 02/05/2020 08:27 AM

"La cuestión del nihilismo no me parece, por lo menos en principio, un problema historiográfico, si bien es un problema ‘geschichtlich’ (histórico) en el sentido de la conexión que establece Heidegger entre ‘Geschichch’ (historia) y ‘Geschick’ (destino)".

Gianni Vattimo (1).

La actual pandemia del coronavirus parece entrañar una ruptura ontológica, epistemológica y axiológica con la modernidad que, si bien constituye una manifestación tardía en la conformación cultural de los estados nacionales de Latinoamérica y el caribe, muy avanzado ya el siglo XIX; su metarrelato ha sido de gran impacto por su promesa de bienestar o confort bajo el modelo científico-técnico de la "razón instrumental", desarrollismo y dependencia centro periferia, denunciada hace mucho por la "dialéctica negativa" de la Escuela de Frankfort (lo primero) y teóricos de esta misma región (lo segundo), por ejemplo de la CEPAL; en particular por su desaforada intervención de la naturaleza (domeñar, dice José Ortega y Gasset en su "Meditación sobre la técnica") y las últimas consecuencias del llamado "Cambio climático" sería la actual pandemia e indicaría que este modelo ya ha desbordado sus límites.

Ese ha constituido un problema histórico no resuelto ni tampoco interpretado adecuadamente de acuerdo al ya citado Ortega y Heidegger o Habermas. Es parte del sistema-mundo capitalista azas depredador, que irrumpió con mucha fuerza al menos desde la primera revolución industrial a mediados del siglo XIX e impuso su destino que, a ojos vistas, ha tocado a su fin. Pero, los nuevos modelos de organización productiva de bienes y servicios o sus instituciones culturales y/o educativos no han logrado trazar un horizonte de futuro creíble, y no sólo desde la coyuntura actual. Lo que ha dado lugar al llamado "desencanto posmoderno".

Así, han surgido actitudes de descreimiento o, mejor, nihilismo. Esto es, la falta de "conexión", como dice Vattimo en el epígrafe aquí insertado, (o ruptura) entre historia inmediata y su nueva estructura mixta entre lo que Margaret Mead (1971) da en llamar postfigurativa, cofigurativa y prefigurativa, esto es, a partir de las tradiciones de los mayores (ancestros), grupos contemporáneos (coetáneos) que se influyen mutuamente o que las pautas culturales la imponen los jóvenes y niños, así como las nuevas tecnologías globales (2); lo que obliga a replantear muchas cosas. A saber, el modo de hacer anterior en las entidades de trabajo, la cultura de producción, circulación y consumo cultural en espacios como las universidades, que es el área del que nos vamos a ocupar brevemente.

Valga decir, la hipótesis es que se ha de transitar de la modernidad llamada eurocéntrica a la nueva ortopraxis civilizatoria en la utopía concreta (la "Civilización del amor" señalaba el Papa Juan Pablo II, así como también los documentos finales de la Conferencia Episcopal Latinoamericana (Medellín, 1969 y Puebla, 1979 respectivamente); una civilización mediada por un plano axiológico de cooperación hombre-hombre y hombre-naturaleza, también mediada por las nuevas tecnologías ecológicamente sustentable, así como las tecnologías de la información y la comunicación pero que debe ser transformada en conocimiento útil y de nuevos valores. Ese es el gran desafío.

De allí que una universidad en ese registro sea un espacio privilegiado, pero una corporación educativa sin conectividad a través de la plataforma Moodle, como a falta de información contraria, es el caso de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador, UPEL, con particular referencia al Instituto Pedagógico de Barquisimeto, indica un retraso profundo; de hecho, recientemente previo a la cuarentena por el coronavirus, se pudo observar que el alumnado realizaba el proceso de inscripción por la vía tradicional: una vuelta a aquel trajinar de llenar planillas, traer carpetas, entre otras modalidades más propia de la década de 1980 y 90.

Como dijéramos en otra nota, hubo un apagón tecnológico. Se produjo una avería técnica desde mediados de febrero que, hasta la fecha, ha resultado imposible de superar, motivado a fallas en la corriente eléctrica y otros aspectos harto difíciles de comprender solo técnicamente, aunque también es verdad que se está en una sociedad desestructurada como la venezolana de los días que corren.

El gobierno bolivariano, la comunidad universitaria de la UPEL-IPB, la sociedad civil, ¿son conscientes de semejante situación? Estas universidades experimentales y las otras de nuevo cuño, por cierto, están siendo afectadas por toda esta crisis; pero aun así, se tiene entendido que están siendo mejor atendidas por el gobierno de Maduro que las universidades tradicionales (regularidad en el pago de la quincena los días 10 y 25 de cada mes y no los 28, 29 o 30 como en la UPEL, además que les ofrecen los famosos combos de víveres y proteínas, en cambio la UPEL); y, al parecer, ello obedece a que la UPEL y sus institutos pedagógicos, en su estructura matricial, carecen de "conectividad", valga la expresión, con las actuales políticas educativas desarrolladas por el Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria; no le es un este ente funcional.

A tal punto es así que ha creado otra "Universidad del Magisterio", la Universidad Pedagógica Experimental Samuel Robinson, muchos profesores ordinarios en activo y condición de jubilados de la UPEL, colaboran en los programas de formación de esta última, en el IV Nivel: especialización y maestría que ofrecida por esta. "La UPEL es un veneno" dijo una vez cierto ministro de educación, (Rodulfo Pérez), tal vez con esa expresión se confirma lo anterior dicho, en todo caso es claro no compartía la filosofía, planes y programas de la casa de estudios magisteriales de la que egresaría y fue hasta profesor (UPEL Maracay).

Bien, dejemos la especulación. Lo concreto es que la comparecencia radio televisiva del presidente Maduro y sus ministros de educación este martes 21 de abril de 2020 estuvo especialmente dedicada a la prosecución de los diversos niveles y modalidades de escolaridad del sistema educativo venezolano en el marco de la emergencia sanitaria actual, prestamos particular atención a la educación universitaria por razones personales.

Señaló el ministro César Trómpiz que 80 por ciento de las universidades tanto de gestión pública como privada culminarían este lapso 2020-I on-line (tenemos la experiencia de haber cursado ciertos estudios en la Universidad Fermín Toro; también en la Universidad Yacambú, en Barquisimeto y consta que tienen mucha fortaleza en eso de la educación virtual, si bien en esta última por razones económicas no defendimos tesis en su momento, 2009-2014-2016); pero sí podemos comprender que la educación a distancia ofrece diversas posibilidades de interacción (e-learning); acotó Trómpiz que lo atinente a pasantías profesionales se realizarían hacia noviembre- diciembre porque son procesos que necesariamente deben ser presenciales, con desarrollo de competencias en contextos reales de aprendizaje.

Los cursos de nivelación, recuperación y avance, normalmente realizados en el mes de agosto (cursos intensivos) se dedicarían a la aplicación de aquellos cursos que por su naturaleza requieren actividades prácticas en laboratorios o talleres, dio a entender. Serán exclusivamente de nivelación y/o recuperación, no de avance. También abordó el asunto de los nuevos ingresos de la población estudiantil a la educación universitaria que, ahora una vez hecha la inscripción en la Oficina de Planificación del Sector Universitaria, OPSU, este organismo mediante una "corrida" asignará los cupos según las opciones que ha realizado el joven, siempre por vía digital en cooperación con los directores de educación media general.

Como nadie conoce mejor las goteras sino quien vive en casa, inmediatamente nos preguntamos ¿cómo se implantará una experiencia de educación virtual en la UPEL, noble institución dedicada a la formación de maestros en Venezuela, ahora sin conectividad en su intranet e internet? ¿Quedará a discreción de cada docente quine mediará una solución con sus respectivos alumnos, dado que en google se pueden abrir aulas virtuales?

Sabido es que desde hace ya un buen tiempo sus diversos institutos pedagógicos repartidos en todo el territorio nacional carecen acceso al sistema central de notas y/o control de estudios; hasta hace poco transcribir las notas del lapso 2019-II fue toda una odisea. No se podía acceder al sistema www.sige.upel.digital mediante las computadoras de mesa o laptops sino mediante teléfonos de alta gama, pero el asunto es que muchos docentes no tienen sino equipos telefónicos básicos, sin sistema Android. También está la otra cuestión, a saber, que no se tiene computadora con conexión a internet; el gobierno instaló wife en algunas plazas, pero ahora con la cuarentena social por el coronavirus ya no se puede ir a semejantes espacios públicos; de hecho, la Plaza Salvador Allende del Instituto Pedagógico de Barquisimeto tiene conectividad, pero …

Tenemos la impresión de que el gobierno y la sociedad venezolana en los últimos tiempos, sobre todo, debe valorar adecuadamente a esta institución que a lo largo de su historia ha formado miles de profesionales de la docencia con mucha calidad; deber ser mejor atendida. Es así que todos los trabajadores universitarios requieren superar la adversidad de tener "salarios de hambre", porque entre la inflación y la especulación de los productos de primera necesidad, guerra económica y demás yerbas, sin adecuada cobertura de HCM, que es una reivindicación siguiendo el viejo modelo de la medicina privada. Así que, bueno, hay que recurrir al sistema de salud público ante cualquier eventualidad; que no está mal, pero este se debe seguir fortaleciendo. Porque tampoco es que los seguros privados son muy buenos.

El Instituto Pedagógico de Barquisimeto es una universidad que, literalmente está en el suelo y sin presupuesto para recuperar su infraestructura física. Se entiende, por demás, que a las autoridades decanales resulta imposible adquirir los equipos con posibilidad de conectare a internet, equipos de aire acondicionado para la biblioteca, ello si la OPSU no le asigna los recursos para ello; así mismo, la delincuencia ha dado cuenta de esos equipos, también y para continuar con la enumeración del caos, se tiene que servicios como el de energía eléctrica es intermitente desde hace años en Venezuela o de plano tan precaria que obstruye la comunicación por la red de redes.

Recuperar esta y otras universidades requeriría de un plan de emergencia como este que el gobierno se ha visto obligado a realizar muy a propósito de la emergencia sanitaria actual por el Covid-19, donde no se escatime esfuerzo ni inversión porque en ello se nos va la vida. Por cierto, oímos que el presidente Maduro pidió a los planificadores y demás agentes de la educación que procuraran que la calidad no disminuyera, sino que se repotenciara. Bueno, su palabra vaya adelante, pero como hemos dicho y escrito para ello se requiere, aparte de experticia y buena voluntad, de una importante inversión económica: ¿estará en los planes del presidente y sus ministros aumentar adecuadamente el presupuesto de las universidades en Venezuela? ¿Y qué decir que no se haya dicho ya sobre el salario de los docentes y demás empleados del sector?

Además de recuperar la infraestructura física educativa en general, supondría una voluntad política muy decidida en los actores oficiales, una posibilidad en la que descreemos dado los antecedentes en este aspecto del actual gobierno, ("¿Qué está pasando, Dios mío?", solía decir el presidente Chávez); la verdad sea dicha, que este aspecto el gobierno chavista-madurista se contenta con garantizar el ingreso universal a los estudios universitarios. Considerar como un éxito la expansión de la matrícula, que no es poca cosa, pero … las condiciones y medio ambiente de trabajo de los universitarios también son muy importantes. Allí los trabajadores están en resistencia por compromiso con su institución, por amor al trabajo académico y porque es gente de esperanza …

Se podrá argüir que no estamos en Singapur y demás países del sureste asiático, donde es fama que al maestro y profesor se tiene como el agente más importante del desarrollo del país, aunque siguen un modelo liberal de acuerdo a estándares internacionales de formación mano de obra; eso se ha leído por ahí, pero aquí en Venezuela somos escépticos respecto a ese modelo educativo donde pareciera que lo que importa sea preparar e recurso humano para las empresas trasnacionales; y conociendo las perspectiva ideológica de Arsitóbulo y Trómpiz suponemos que tampoco lo comparten.

Respecto al eterno tema de un salario digno para los docentes y demás empleados del sector mediante o, mejor, firmar un nuevo contrato colectivo de trabajo en las condiciones actuales también somos escépticos: ya sabemos que seguirá la política de aumento moderado del salario mínimo y bonos en el Carnet de la Patria, que con esta economía dolarizada y precios acordados que no se cumplen nunca, la cosa no va a mejorar, ¿arroparse hasta donde alcance la cobija? Además, siguiendo la teoría de sistemas: en tanto la macroeconomía y todo el entorno social y político no mejore en Venezuela, pensar en salarios de acuerdo a la inflación actual será imposible. Menos cuando los precios del petróleo están por el subsuelo. Triste.

En breve, el gobierno, la sociedad venezolana en general y la comunidad particular de estudiantes, profesores, empleados y obreros convendría que valoraran en toda su exacta dimensión a la UPEL. Repetimos, una noble institución que como suele decirse en cierta literatura de teoría gerencial "aprende" y se adapta a las demandas de los nuevos tiempos; sólo requiere un poquito de cariño, ¿será mucho pedir?

Sí, es mucho pedir. Porque, como dice con mucho humor el narrador de béisbol César Arriba, quienes han dado mucho batazo feo, sin ningún tipo de cariño a la Upel han los sectores políticos en pugna en Venezuela: gobierno y oposición, por acción u omisión; cada cual tratando de arrimar la braza para su sardina en sus diatribas harto banales. Aunque también, recurriendo ahora a una metáfora del futbol, también desde la propia comunidad upelista se han cometido muchos autogoles. Otros dirán que para relanzar esta institución se requeriría aplicar los principios sugeridos por Peter M. Senge que citamos en su lengua para no haya distorsión: Systems Thinking, Personal Mastery, Mental Models, Building shared vision, Team learning… (2).

Citas:

  1. Giamni Vattimo. "Apología del nihilismo". El fin de la modernidad. Nihilismo y hermenéutica en la cultura posmoderna. Gedisa editorial. Barcelona. España. 2000. P. 23.

  2. Margaret Mead. Cultura y compromiso. Estudio sobre la ruptura generacional. Granica Editor. Buenos Aires. 1971.

  3. Peter Senge .The Fifth Discipline. The Art and Practice of the Learning Organization. Doubled/Currency. New York. 1990. Pp. 3-16

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