Ética y docencia en Venezuela hoy día o de la dignidad del trabajador

Domingo, 25/10/2020 07:38 AM

Un vecino de página se ha largado a descalificar la universidad venezolana y a su personal docente y de investigación en un texto académico, presuntamente, (dado que si bien pareciera tener una estructuración semejante o que imita los artículos científicos, esta web no somete a arbitraje tipo doble ciego los escritos de sus creadores de contenido, sino que son realengos, según el arbitrio de cada cual); pretende con ello lanzar urbe et urbi una pastoral moralizadora laica y una "dura crítica" al modelo axiológico y epistemológico de la filosofía educativa que subyace en el proceso de formación del "profesor universitario" en Venezuela contemporánea, caracterizada ésta según lo allí vertido por la tradición heredada (el positivismo) y su concomitante la moral efectiva vinculada al desiderátum del bienestar individual (y familia nuclear), derivado de un salario suficientemente alto como para acceder al confort que promete la sociedad moderna y, dado que el profesional anda en busca de tales fines, al no hallar esas condiciones "En este país, tu país, mi país" que dice Aldemaro Romero en su "Honda Nueva", "coge la de San Diego" y emigra. No desarrolla valores de identidad y pertenencia hacia la institución a la que se debe y la Terra patrum.

Esto es, carecer de los valores corporativos como compromiso con la organización a la que se está inserto como trabajador del conocimiento, situación que el aludido considera un fallo en la formación universitaria y sólo se dan raras excepciones: gente que sin importar que el salario que devengan en la actualidad, que no alcanza ni para comprar jabón de baño, ni mucho menos los víveres necesarios para la dieta básica, aún halla razones para asistir con gusto a sus compromisos institucionales. ¿Pasión docente? ¿Son los héroes de la ética y docencia en Venezuela hoy día o unos soberanos inconscientes? ¿Carentes de eso que los viejos neo marxistas solían llamar "conciencia de clase"? ¿Son los nuevos "cojonudos" que decía Chávez existían en Venezuela en el Jardín Botánico de Caracas y rodilla en tierra van a sacrificarse en las selvas, montañas y llanuras? Pero, ¿desde lo dicho por el Dr. Caldera en 1992, no es ya un axioma que nadie con hambre y otras necesidades fundamentales va a defender la democracia o la Revolución Bolivariana?

Aunque según ciertos guasones los más "sacrificados" son los nunca bien ponderados "enchufados", que hicieron pingues negociados, andan siempre en la cuerda floja y terminan hasta traicionando a sus aliados en gobierno actual. Son los de las camionetas 2020, no los del morral tricolor a las espaldas, como denuncia el amigo Laya Martínez en su muro de Facebook, además de cierto funcionariado ahora candidatos a diputados que se les ve gordos y prósperos, ¡cómo se ve que no les ha afectado la situación actual!; otros como el mismo ministro de educación universitaria, el tal Trómpiz, creen que "se la están comiendo", de tan obsecuentes que son. Dice que todas universidades van viento en popa y sus docentes conducen los procesos de enseñanza-aprendizaje con presencialidad remota que da gusto con sus nuevas plataformas virtuales. Por eso tal vez sus corifeos se atreven a escribir que un fantasma recorre las universidades, a saber, la "desidia" del profesorado, como señala el académico presunto, señalado supra.

El texto en cuestión en realidad no es más que un panfleto plagado de lugares comunes, aunque diga que los quiere superar mirando en lo que está oculto o subyacente. Esto es, la actitud con que se afronte el mundo de la vida. Lo aliña con juicios de valor y posicionamientos políticos-ideológicos que parten de un error antropológico: que al hombre no lo mueve primariamente el impulso de satisfacer sus necesidades básicas, por lo que su organización laboral debe proporcionarle satisfacción y bienestar, prestigio y reconocimiento; acceder a la recreación y el ocio creativo, viajar junto al grupo familiar. Tener casa y carro, un hogar confortable; todo aquello que la demosofía andina suele denominar "el buen vivir". No ciertos ideales abstractos, amor con hambre no dura, dice el adagio.

Por lo que tal posicionamiento errático de nuestro vecino de página deriva hacia un ejercicio más bien precario. Siempre con ese desdén que no es sino ingenuidad hacia lo que da en llamar "Filosofía de la Ilustración", culpable de la visión mecanicista de la realidad, pero, ay, olvida que por demás históricamente ha sido el fundamento de la ciencia y la técnica actual, según sostiene Heinz Dieterich en su "Guía de la Investigación Científica" o también se percibe en obras de Stephen Hawking: "Breve historia del tiempo", Roger Penrose en "El camino de la vida", Mario Bunge: "La ciencia, su método y su filosofía", Detlev Ganten, Thomas Deichmann, Thilo Spahl "Vida, naturaleza y ciencia. Todo lo que hay que saber", entre otros.

Por otra parte, en el campo del comportamiento del individuo en contextos organizacionales ya la teoría gerencial de mediano y largo alcance, ha logrado acumular suficiente evidencia acerca del asunto de la disyuntiva satisfacción-insatisfacción del trabajador frente a sus condiciones y medio ambiente de trabajo. No es por mera "desidia" que el docente universitario no asume su compromiso con la institución educacional. Es que "su" entidad de trabajo por "desidia" del gobierno nacional, acosado por el bloqueo, verdad es, que ha caído en la desatención del talento humano universitario; y el docente, empleado u obrero debe buscar hacer otras cosas para sobrevivir: sembrar un huerto, vender cualquier cosa como repuestos de autos y hasta lavar, planchar, limpiar oficinas en clínicas, poner una venta de verduras, etc., ya que el gobierno parece dar prioridad a otros asuntos no menos urgentes y hasta "negocios" a veces nom sanctos y "olvida" reimpulsar en este nuevo contexto las organizaciones del conocimiento.

En los últimos días la vicepresidenta señaló que la Ley Antibloqueo buscaba reactivar el salario, ¡su palabra vaya adelante!, aunque no explicó cómo. Suponemos que reactivando las iniciativas de libre empresa, los nuevos emprendimientos con inversionistas extranjeros a los que el país da garantías de respetar escrupulosamente la propiedad privada, dado que también hoy en Venezuela es la empresa privada las entidades que ofrecen mejor salario, porque todos los empleados públicos están comiéndose un cable y encima de eso viene un académico de medio pelo a acusar de desidia al profesor universitario o por extensión a todo el profesorado del sistema educativo venezolano.

La propuesta más bien debería atender las demandas de los sindicatos y gremio docentes. Asignarles un sueldo de acuerdo a la inflación aproximadamente. Por ejemplo, se ha informado que la empresa que recoge los desechos sólidos urbanos paga a cada operario u obrero 5 millones mensuales, más un bono de 20 dólares, 4 meses de vacaciones y aguinaldos, uniformes y juguetes para la prole; el empleado público, en cambio, ya le pagaron un mes de los aguinaldos pero que no alcanza ni para comprar un kilo de costilla, según.

En las condiciones actuales de contracción de la economía, consecuencia de errores en el diseño y ejecución de políticas públicas con las estatización y las llamadas "sanciones" impuestas desde USA, que tanto excita a ciertos radicales, sobre todo los que viven en ex exterior; con fines de producir un cambio de régimen que sea propicio a los intereses del imperio norteamericano, el sueldo de un docente debe iniciarse con unos 14 millones de bolívares mensuales, más un bono de 50 dólares USA también al mes, 4 meses de aguinaldos y otras primas de jerarquía, ello dado que a Maduro le ha gustado eso de que la divisa norteamericana inunde las transacciones comerciales en Venezuela; si no lo hace no es porque el país carezca de los recursos, sino por "desidia" y en tanto cuente con abúlicos sin conciencia de clase, dice un amigo nuestro con quien compartimos este texto incidental.

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