La formación de los padres y la familia en general en la educación de sus hijos representan una acción que tiene como finalidad incrementar la conciencia de todos los involucrados, utilizando sus actitudes, habilidades y competencias, para influir positivamente en la formación y desarrollo de sus hijos a lo largo de toda la vida. Esta formación constituye un elemento vital en la educación de niñas, niños, adolescentes, jóvenes, y comienza con el ejemplo personal. Los hijos se reflejan en los padres, absorben todo lo que ven y escuchan en el seno familiar, pasan una gran parte del tiempo, sobre todo en los primeros años de vida, al lado de sus padres y lo captan todo, por lo que una mala actitud de los padres o de la familia se refleja en sus hijos durante toda la vida. Lo que los hijos ven en su casa lo reflejan donde quiera que se encuentren.
La formación de los padres y la familia implica transmitirle la información necesaria para que influya en la atención a las necesidades de formación y desarrollo de sus hijos. Se trata de una acción formativa de sensibilización y aprendizaje, que comienza con el fortalecimiento, mediante el ejemplo, de los padres en las prácticas educativas hacia sus hijos. Esto comprende un proceso de desarrollo individual y familiar tendiente a perfeccionar las capacidades de sentir, imaginar, comprender y aprender, utilizando los conocimientos adquiridos a favor de la educación de sus hijos.
En la actualidad ante los embates de la pandemia del COVID-19 existen dos elementos fundamentales que deben tomarse en cuenta en la formación de los padres y la familia. Primero, el efecto que está provocando la pandemia que resulta de dimensiones inestimables, ya que ha infectado a millones de personas y ha cobrado la vida de más de un millón de ciudadanas y ciudadanos en todo el mundo. Esto ha obligado al gobierno de la República Bolivariana de Venezuela a suspender las clases presenciales en el mes de marzo de 2020 y trasladar la escuela hacia la casa para continuar la formación de los hijos. Segundo, esta casa por escuela se desarrolla con el uso de la educación a distancia (EaD), lo cual implica el manejo de las tecnologías a favor de la enseñanza y el aprendizaje.
Todo ello, hace pensar que nuestros hijos en su rol de estudiantes van a aprender desde nuestras casas aparentemente solos, típico de los procesos de EaD, recibiendo información del docente mediante una ayuda ajustada a sus necesidades personales, que irá disminuyendo en la medida que el estudiante progrese, se haga más independiente y construya de manera autónoma sus conocimientos. Por tanto, en todo este proceso de enseñanza y aprendizaje el papel del docente será el de orientar y acompañar al estudiante. Sin embargo, esto no garantiza que el estudiante no se sienta solo, que sienta que ya no tiene a su compañero de clases que abrazaba, con quien conversaba, realizaba sus tareas y a su profesor que lo orientaba cara a cara. Ahora vive en la distancia lo que provoca que el papel de los padres y de la familia se multiplique. Esa muchacha o muchacho ahora necesita más que nunca el apoyo de sus padres y de su familia, que a su vez necesitan capacitarse y formarse para emprender una nueva forma de vida al lado de sus hijos, apoyándolos para que superen las tareas de aprendizaje que les asigna el docente.
En tal sentido, podríamos decir que un buen comienzo en la formación de los padres y de la familia para la EaD en pandemia, podría ser conocer todo lo que necesitan sus hijos para construir los conocimientos, qué asignaciones le entregó su profesor, cuánto tiempo tiene para resolverla y entregarla, qué cantidad de horas necesita para cumplir con la asignación, cómo será evaluado, entre otras. Pero, también necesitan conocer cuál es el desempeño de sus hijos con la tecnología, qué ayuda necesitan, qué no saben hacer y ayudarlos a resolver el problema. Si la tecnología se daña a quién recurrir para repararla. Es por ello, que deben conocer tanto el desarrollo curricular y programático a que está sometido su hijo como el manejo de la tecnología que necesita para resolver las tareas de aprendizaje.
De esta forma, es posible definir el objetivo general del Programa de Formación de padres y familia como: estimular el desarrollo y formación de sus hijos en las tareas de aprendizaje desde el hogar, apoyados en la información que reciben del docente, así como en el desarrollo de nuevas habilidades y destrezas educativas. Esto permite formular como objetivos específicos: (1) orientar acerca de las funciones a cumplir por sus hijos en una determinada etapa educativa, (2) estimular a sus hijos a participar en las tareas de aprendizaje con el apoyo de toda la familia, (3) aprender estrategias y técnicas que le permitan contribuir con el aprendizaje de sus hijos y el control de los mismos, (4) prevenir que los problemas en el aprendizaje de sus hijos no influyan en las relaciones familiares, (5) informarse de cómo proceder en caso de que sus hijos presenten problemas con la actitud y aptitud hacia las tareas de aprendizaje, (6) solicitar asesoramiento en caso de tener hijos con necesidades de educación especial, (7) interactuar con la comunidad organizada para que participe en las tareas de aprendizaje de sus hijos, así como (8) recibir capacitación sobre desarrollo curricular y tecnología educativa. Además, las estrategias y medios para el cumplimiento de estos objetivos podrían ser: correo electrónico, entrevistas en línea, chat, telefonía fija y móvil, mensajería de texto, redes sociales, así como reuniones de información y discusión de problemas mediante WhatsApp y videoconferencia.
Las áreas de influencia más sensibles en el Programa de Formación de los padres y la familia abarcan: primero, compartir información por parte del docente al seno familiar acerca de hechos, conceptos e información teórica, relativos a las áreas y procesos involucrados en la formación de sus hijos. Esto obliga al docente a preparar materiales instruccionales específicos, que incluyan las características de la institución educativa, el pensum de estudio, programas instruccionales, estrategias didácticas y método de evaluación, así como la estrategia de ayuda ajustada al estudiante, padres y familia, para garantizar el aprendizaje significativo de sus hijos. Un segundo tema, trata acerca de la adquisición y desarrollo de habilidades que promuevan cambios conductuales en el educando, los padres y la familia. Por ello, a la información suministrada por el docente suele incorporarse la construcción de habilidades, utilizando técnicas para fortalecer las dimensiones intrapersonales e interpersonales, incrementar la empatía, la motivación, técnicas para resolución de conflictos y toma de decisiones mediante mecanismo de diálogo, con el fin de obtener mejores logros en el aprendizaje de los estudiantes. Se enseña a los padres y la familia cómo utilizar los "mensajes yo", la atención reflexiva, el modelado, el reforzamiento, la estimulación, cómo realizar reuniones familiares, la negociación, cómo poner límites, utilización del tiempo y cómo controlar la conducta de sus hijos. Estos objetivos de adquisición de habilidades pueden ser expresados en términos de conductas observables.
Un tercer tema, son los cambios en los valores y las creencias. Los valores personales son las normas que se establecen en el interior de cada persona que la impulsa a vivir bien para ser mejor. Entre estos se encuentran: cordialidad y cercanía, paciencia, creatividad y decisión, apertura y reflexión, seguridad en sí mismo, capacidad de trabajo, facilidad de comunicación, humildad, entereza y autoridad. También es importante conocer el nivel de escolaridad familiar, determinando la presencia en el núcleo familiar de personas con nivel profesional, para trabajar por fortalecer los valores profesionales tales como: buena preparación, capacidad investigativa, capacidad de organización y planificación, motivación, responsabilidad, observación y orientación, habilidad manual y disposición a la formación continua durante toda la vida. Por su parte, trabajar sobre las creencias persigue como objetivo, por un lado, desarrollar la autoconciencia y el autoconocimiento de los padres y la familia, con respecto al estilo de paternidad desarrollado, su génesis e influencia en el desarrollo y la educación de los hijos y, por otro, cambiar diversos tipos de creencias como las actitudes educativas inapropiadas para los momentos actuales, las teorías implícitas acerca del desarrollo de la educación y la percepción del comportamiento de las relaciones padres e hijos, entre otras.
Un cuarto tema, es el referido a cómo resolver problemas. En tal sentido, se requiere que los capacitadores u orientadores proporcionen una continua estimulación y realimentación constructiva en la familia durante todo el proceso de capacitación. Partir del concepto de que un problema es toda aquella situación que es susceptible de cambiar, mejorar o explicar. Los problemas son oportunidad de éxito y como tal deben tratarse. El objetivo es enseñar a los padres y la familia el paradigma básico de resolución de problemas, que contribuya al desarrollo y formación de sus hijos, abordándolo desde el método científico, pero considerando las situaciones que lo afectan en el campo social y educativo. Resolver problemas cuando existe poca información y en tiempo limitado. Otro aspecto se refiere a la comprensión por parte de los padres y la familia, que la única forma de resolver los problemas es con la participación de todos, o sea los hijos, los docentes, los padres y la familia. Además, de interiorizar que los problemas se resuelven en el sitio donde ocurrieron y con los actores que participaron.
Ahora bien, el tema de los capacitadores del Programa de Formación de los padres y las familias resulta de vital importancia. Primero, las cualidades personales del capacitador, como persona amable y positiva; con estilo interactivo y sociable; que brinda apoyo sincero; que está informado; que es atento, organizado, creativo y flexible; sabe manejar situaciones de conflicto; así como, posee sentido del humor. Segundo, sus aptitudes deben enmarcarse en su capacidad para planificar, poseer liderazgo democrático, ser respetuoso, estimular el diálogo y la discusión constructiva, apoyar a los padres y la familia cuando existe presencia de sentimientos contradictorios o cambio de costumbres y estilos de paternidad, coherencia en sus planteamientos, así como ser coordinado en sus actuaciones. Cuarto, poseer amplios conocimientos educativos y de formación como facilitador.
El trabajo que realiza el capacitador se convierte en un elemento clave para el éxito del Programa de Formación. Se trata de comprender a profundidad las diferentes perspectivas, necesidades, historia, cultura, puntos de vista y educación de los padres y la familia; estimular la reflexión compartida en el grupo sin dar consejos o recetas; delimitar y cumplir con las expectativas esperadas; implementar estrategias y métodos de aprendizaje acordes con el nivel de instrucción del grupo familiar; estimular el respeto mutuo entre los integrantes del grupo familiar y el capacitador; destacar los aspectos positivos y señalar los negativos de manera constructiva; ser receptivo y estar dispuestos a superarse ante la falta de pericia en algunos aspectos de la capacitación; establecer las normas básicas del funcionamiento en el Programa; mantener una actitud abierta de respeto hacia el grupo familiar; así como, estimular la participación de todos los participantes.