La educación universitaria en tiempos de pandemia en Venezuela se ha caracterizado por llevar el aula de clases a los hogares de familia, para que los estudiantes de manera virtual puedan dar continuidad a sus estudios regulares. En tal sentido, en marzo de 2020, motivado por la aparición en Venezuela de los dos primeros casos pandemia por COVID-19, el gobierno venezolano en la persona de su presidente constitucional Nicolás Maduro Moros, decretó el cierre de las aulas presenciales y el inicio de un proceso de estudios a distancia, distinguido por la puesta en marcha y desarrollo del plan Universidad en Casa para los estudios de educación universitaria, dando como resultado la creación de un aula virtual en cada hogar de familia donde viven estudiantes involucrados con estos tipos de estudios.
En tal sentido, se trata de convertir el hogar mediante el empleo de las Tecnologías de la Información y de la Comunicación (TIC) en un ambiente de aprendizaje virtual, que se adapte a las nuevas estrategias instruccionales, métodos, programas, estrategias de evaluación, así como la ayuda ajustada y personalizada, que brinda el tutor virtual a las nuevas circunstancias. De esta manera, el estudiante desde su casa puede conversar, leer documentos, realizar ejercicios, formular preguntas al tutor virtual y al resto de los estudiantes, trabajar en equipo e interactuar con la comunidad de aprendizaje de manera síncrona o asíncrona. Todo ello, requiere de una planificación y organización del aprendizaje orientado hacia sus aspectos globales, contenidos de aprendizaje bien definidos, uso de la distancia para llevar a cabo la interacción social, así como desarrollo de las actividades de aprendizaje más centradas en el alumno. Los elementos que la componen son: distribución de la información, intercambio de ideas y experiencias, aplicación y experimentación de lo aprendido, evaluación de los conocimientos, seguridad y confiabilidad en el sistema.
Entre las principales ventajas de la educación a distancia (EaD) se encuentran: uso de la tecnología para el aprendizaje; supera las limitaciones de tiempo y espacio; desarrollo de un pensamiento creativo y constructivo, donde el estudiante establece su ritmo de aprendizaje, su propio horario adaptado a sus necesidades y a su ubicación geográfica; el aprendizaje es más actualizado, al permitir un mayor contacto con la tecnología e Internet; mayor acceso a la información para la construcción de conocimientos; mayor interacción entre estudiantes y estudiantes-tutor virtual en un ambiente en línea; así como, creación y utilización de entornos de aprendizaje colaborativo. Entre las principales desventajas se encuentran: insuficiente dominio de la tecnología en algunos estudiantes y tutores virtuales, poca motivación del alumno al mantenerse alejado del ambiente académico presencial y estar limitado socialmente, dificultades con la tecnología e Internet, así como adaptación al nuevo rol de estudiante virtual y tutor virtual. Estos factores adversos, unido a las condiciones pandémicas que atravesamos, favorecen la tendencia a que el estudiante universitario abandone los estudios regulares a distancia con mayor frecuencia que los estudios presenciales.
Ahora bien, para abordar el tema del abandono de los estudiantes universitarios de los estudios a distancia, lo primero que debemos preguntarnos es: ¿qué es la deserción estudiantil universitaria y qué la ocasiona? Es un fenómeno causado por el abandono del proceso educativo sin finalizar el ciclo regular a que está sometido el estudiante, debido a situaciones académicas, laborales, personales, familiares, económicas, sociales, desinterés por los estudios que viene realizando, desconocimiento del programa que cursa, problemas con la tecnología e Internet, poco apoyo por parte de la familia y de la sociedad. En tal sentido, es posible identificar cuatro categorías de estudiantes universitarios que desertan de los estudios a distancia como son (Acuña1): estudiantes que se matriculan en programas, pero que no participan; que se retiran luego de algún tiempo; que participan, pero no cumplen adecuadamente con todas las asignaciones; así como, estudiantes que realizan sus asignaciones, pero reprueban alguna que le demanda mayores habilidades en el procesamiento de la información y en la aplicación creativa de lo aprendido.
Por ello, la primera interrogante que nos hacemos todos los docentes universitarios y particularmente los que ejercemos la docencia universitaria a distancia es: ¿Por qué el estudiante universitario que estudia a distancia deserta con mayor frecuencia de las aulas virtuales que de las presenciales? Al entrar a profundizar en estas causas notamos que diferentes estudios especializados señalan (Acuña1): poca capacidad del estudiante para asimilar los estudios que está cursando unido a un bajo compromiso académico con los aprendizajes, poca compenetración del estudiante con la institución académica y el ámbito social que la rodea, falta de identificación profesional y mala situación económica.
La poca capacidad del estudiante para asimilar los estudios a distancia que está cursando unido a un bajo compromiso académico con los aprendizajes, se vincula a métodos inadecuados de estudio independiente, asociados a una falta de disciplina en el estudio sistemático, que ayude a la adecuada organización de los recursos personales necesarios para aprender (Acuña1). Sin embargo, resulta conveniente preguntarse hasta dónde la institución educativa y en primer lugar el tutor virtual, han influido en inculcar métodos de estudio a distancia al alumno, haciendo énfasis que dichos métodos difieren a los aplicados en estudios presenciales, ya que requieren de mayor esfuerzo independiente para asimilar los contenidos, debido a que el alumno que estudia a distancia realiza todo el proceso solo, con la ayuda ajustada y personalizada del tutor virtual. También sería conveniente preguntarse si se le ha explicado al estudiante la importancia del trabajo en equipo, de tipo colaborativo para intercambiar y profundizar en los conocimientos. Otro aspecto a preguntarse sería, hasta dónde le hemos facilitado conocimientos al estudiante para que interactúe con los medios para el aprendizaje, particularmente el uso de fuentes bibliográficas y no bibliográfica e Internet, o hasta donde hemos profundizado en los conocimientos previos que posee.
En tal sentido, consideramos que se trata de pensar primero, ¿qué conocimientos previos posee el estudiante acerca de los estudios que está cursando a distancia?; segundo, ¿qué necesita para asimilar los estudios?; así como, tercero, ¿cómo facilitarle los elementos que necesita para cursar dichos estudios? Se trata de verificar si el estudiante cuenta con todos los elementos y la información necesaria para asimilar los estudios a distancia que está cursando. Después podemos trabajar en inculcarle un método que le permita crear un compromiso académico para abordar sus estudios a distancia. No comprender esto y dejar solo al estudiante provoca que su primer pensamiento sea de abandonar sus estudios.
Con relación a la poca compenetración del estudiante con la institución académica y el ámbito social que la rodea, no se trata de relacionarse por razones laborales o de gusto por la institución (Acuña1). Se trata de profundizar en la propia razón de ser de la institución y de los tutores virtuales, en cuanto a la forma de atraer a los estudiantes para que se interesen por las actividades académicas que se desarrollan. Por ejemplo, la utilización de foros virtuales para profundizar en la labor académica que realiza la institución, la importancia de los conocimientos adquiridos y su vinculación con el desempeño profesional. También es propicio invitar periódicamente a expertos que profundicen en la importancia de los conocimientos, que adquieren los estudiantes en las carreras que cursan y su vinculación con la práctica laboral, así como la proyección futura de la carrera para el desarrollo del país. Estas actividades, además de fortalecer la posición académica de la institución, contribuyen a mejorar las relaciones sociales dentro de la ecología de la institución y el aula virtual.
En este mismo orden de ideas, es necesario destacar el papel de la sociabilidad virtual, diferenciada de la presencial, generada por la presencia de la tecnología que origina nuevas formas de ser, estar y desenvolverse en la vida cotidiana y ante los aprendizajes, sin relacionarse de manera presencial. En tal sentido, destacan la interacción como aspecto vital en la vida del ser humano, las posibilidades que ofrece la conectividad y el valor que adquiere lo social para aprender a distancia. Todo esto se vincula con varios factores relacionados con el entendimiento y la actuación de nuestros estudiantes como son: necesidad de estudiar a distancia como medida de bioseguridad para evitar el contagio por COVID-19 y continuar estudiando, el uso de la tecnología como modo de hacer y comunicar, así como para favorecer la mediación en las interacciones y la comunicación intrapersonal (consigo mismo) e interpersonal (con los demás) que se da en el aula virtual. Hay que cambiar hacia lo endógeno y lo exógeno para asimilar las transformaciones, derivadas del paso de las interacciones presenciales a las virtuales, valorando el impacto que esto trae en el estudiante, el tutor virtual y la institución educativa en su comportamiento cotidiano.
Otra de las causas aducidas como motivadoras de la deserción estudiantil universitaria es la falta de identificación profesional, la cual no solo debe relacionarse con que el alumno tenga o no una meta ocupacional definida o que sus estudios estén directamente vinculados con su desempeño laboral, lo cual indudablemente constituyen factores que pudieran estimularlo a mantenerse en el programa académico que cursa (Acuña1). Esto contribuye a que el alumno se mantenga dentro del sistema educativo a distancia, siempre y cuando esté interesado por un ascenso laboral, la obtención de mayores grados académicos, mayores beneficios económicos, entre otros. Estos que son factores internos inherentes al comportamiento humano de los estudiantes y sus intereses, necesariamente deben vincularse a factores externos que estimulen el interés del estudiante por mantenerse cursando sus estudios a distancia. Estos factores externos dependen netamente del trabajo que realice la institución educativa por identificar el currículo académico con la función del profesional una vez egresado. Si solo nos ocupamos de facilitar contenidos teóricos abstractos, aunque sean de alto nivel científico, y no lo relacionamos dentro y fuera del aula virtual con la práctica laboral, el efecto motivacional que queremos impulsar en el estudiante no se logra.
Ahora bien, a todo lo anterior se suma como herramienta de éxito el diálogo sistemático que debe mantener la institución educativa y el tutor virtual con el estudiante. Esta manifestación dialógica tiene su principal repercusión en el diálogo pedagógico y didáctico, desarrollado como una conversación, colaboración, cooperación, interacción, intercambio y negociación, que se convierte en el protagonista principal entre el tutor virtual y el estudiante en el aula virtual, al relacionar los diferentes componentes y procesos existentes en los sistemas a aprendizaje a distancia. Los entornos en red que se desarrollan en el aula virtual, donde el aprendizaje es un fenómeno social por naturaleza, se construyen a través de diferentes diálogos o situaciones conversacionales. Esto constituye la teoría conversacional que considera las interacciones múltiples entre las partes involucradas que construyen conocimiento (García Areito2, citando Pask en 1975 y Scott en 2001). Todo lo cual apoya la teoría que el aprendizaje se genera a través de múltiples interlocuciones y conexiones humanas y no humanas, que permiten entender el aprendizaje a distancia como un entramado comunicativo con finalidad pedagógica, donde el estudiante establece un diálogo con los tutores virtuales y la institución a través de diferentes recursos, con el fin de facilitar aprendizajes significativos de manera autónoma y colaborativa (García Areito2).
La última de las causas aducidas como causantes de la deserción estudiantil universitaria es la mala situación económica. Los modelos económicos toman en cuenta factores determinantes para la deserción, tales como: la relación costo/beneficio representada en trabajos estudiantiles, becas o subsidios que pueden influenciar para que el estudiante universitario no deserte de sus estudios a distancia, asumiendo que la deserción se da, en este caso, motivada por la incapacidad del estudiante de costearse sus estudios (Acuña1). Sin embargo, en nuestra sociedad donde la educación es predominantemente gratuita pueden asumirse estímulos que contribuyan de manera económica a disminuir la deserción. Tales son los casos de suministrar a cada estudiante los equipos tecnológicos que requiere para realizar sus estudios, así como facilitar el acceso a Internet a través de planes estadales que resulten costeables por los propios estudiantes.
Bibliografía
1Acuña, Carlos, LA DESERCIÓN ESCOLAR EN LA EDUCACIÓN A DISTANCIA, Universidad Tecnológica en Línea, 2009.
2García Areito, Ignacio, El problema del abandono en estudios a distancia. Respuestas desde el Diálogo Didáctico Mediado. En Revista Iberoamericana de Educación a Distancia, Vol. 22, N° 1, 2019.