La dignidad es el amor que nos debemos a nosotros mismos, a nosotras mismas. Ella no consiste en nuestros honores, sino en el reconocimiento de merecer lo que tenemos. Cualquier persona o institución, por muy poderosa que sea, que intente despojar a mi hija de su dignidad tragará el polvo de la derrota.
La hija de la señora de Munar
El escritor peruano Ricardo Palma (1833-1919) publicó en 1893 el libro Tradiciones Peruanas en el que narra un episodio en el que el Libertador Simón Bolívar, abiertamente feminista, honra la justicia y derrota la impunidad: Es junio del año 1824. El Ejército Libertador hizo escala en el departamento de Ancachs, preparándose a emprender las operaciones de la campaña del sur que el 6 de agosto de ese año dio por resultado la batalla de Junín, y cuatro meses más tarde, 9 de diciembre, el espléndido triunfo de Ayacucho. Bolívar reside en Caraz con su Estado Mayor: la caballería que mandaba el argentino Mariano Necochea, la división peruana del cuencano José de La Mar, y los batallones Bogotá, Caracas, Pichincha y Voltijeros, que se batieron a las órdenes del antioqueño José María Córdova. La división Lara, formada por los batallones Vargas, Rifles y Vencedores, ocupaba cuarteles en la ciudad de Huaraz.
"Teniendo la división Lara una regular banda de música, los oficiales, que eran gente amiga de jolgorio, se dirigían con ella después de la misa de ocho a la casa que en antojo les venía, e improvisaban un baile para el que la dueña de la casa comprometía a sus amigas de la vecindad. Una señora, a quien llamaremos la señora de Munar, viuda de un acaudalado español, habitaba en una de las casas próximas a la plaza en compañía de dos hijas y dos sobrinas". A altas horas de la noche, uno de los oficiales intentó forzar sexualmente a una de las damas cuando ésta ya se había retirado a su habitación. La madre se percató del hecho, desenvainó la espada del oficial y se la clavó por un costado ocasionándole la muerte. Hubo un tumulto, los soldados enfurecidos querían agredir a la señora. A los pocos minutos, Bolívar al enterarse del hecho tomó medidas aleccionadoras dejando para la posteridad uno de los documentos más importantes de la historia insurgente:
"Su Excelencia el Libertador ha sabido con indignación que la gloriosa bandera de Colombia, cuya custodia encomendó al batallón Vargas ha sido infamada por los mismos que debieron ser más celosos de su honra y esplendor, y en consecuencia, para ejemplar castigo del delito, dispone:
1º El batallón Vargas ocupará el último número de la línea, y su bandera permanecerá depositada en poder del general en jefe hasta que por una victoria sobre el enemigo borre dicho cuerpo la infamia que sobre él ha caído.
2º El cadáver del delincuente será sepultado sin los honores de ordenanza, y la hoja de la espada que Colombia le diera para defensa de la libertad y la moral, se romperá por el furriel en presencia de la compañía".
Forum y la violencia contra la mujer
El 14 de febrero de 2021, mi hija Erika fue detenida en el hipermercado Forum de San Bernardino por supuestamente "haberse tobado una lata de atún" que había sido comprada días antes en la sede del Ipsfa y que mi hija la llevaba con la idea de hacer un compartir con sus amigas. Entre las 12 del mediodía y las 4 de la tarde, tanto su madre como yo vivimos la peor de las angustias porque Erika padece epilepsia y no sabíamos dónde estaba. En todo ese tiempo estuvo en los sótanos del Forum: la desnudaron, la ofendieron, la difamaron, le tomaron fotos que difundieron por WhatsApp, le registraron su bolso, le robaron un billete de 10 dólares, al ver la medicina anticonvulsiva se rieron de ella: "ésta está mal del coco", le preguntaban: "¿Te gusta pelvis contra pelvis? ¿Eres cachapera? ¿Estás tirando ahorita? ¿Tienes pareja? ¿Qué haces con estos preservativos en tu bolso? ¿Te gusta tirar? Entre los abusadores había una mujer.
En lo que mi hija llegó a casa, su mamá me llamó. A todas estas yo la buscaba por todas las calles de San Bernardino temiendo que hubiese convulsionado. Fuimos al Forum, el abogado Ángel Prieto Coronado se apersonó al lugar. Nos recibió un agente de la Policía Nacional Bolivariana, Franco del Moro, quien como pudo explicó lo sucedido. Nadie del Forum quiso atendernos. Inmediatamente nos dirigimos a la Fiscalía, y como no había funcionarios que nos recibieran a esas horas de la noche, fuimos a poner la denuncia al CICPC. A partir de ese momento, mi hija ha ido al Ministerio del Poder Popular para la Mujer y la Igualdad de Género, al Ministerio Público, al CICPC y pareciera que quieren "dormir" el caso.
El 19 de mayo, mi hija tomó la decisión de publicar en las redes sociales lo ocurrido y a las pocas horas recibió la llamada del inspector Alberto Ugarte del CICPC citándola para el día siguiente. Fue recibida en la oficina de delitos informáticos. Ugarte le pidió que quitara el mensaje del Instagram, Twitter y Facebook y se quedó con la denuncia. Le dijo que le iban a dar "una buena bolsa de comida como un gesto de buena fe" y que pidiera algo que ella necesitara. Luego la invitó a la oficina de Pavel Uzcátegui, quien le presentó a uno de los dueños de Forum. Éste le pidió disculpas. Una vez terminada la "visita" le dieron la cola hasta la casa.
Concurso real de delitos
Hasta el día de hoy el caso lo lleva la fiscal 150 quien, al parecer de mi hija, no le importa el asunto. Sin ser abogado es evidente que con mi hija hubo un concurso real de delitos ya que Erika fue víctima de violencia psicológica, acoso y hostigamiento, amenaza, violencia sexual, acoso sexual, violencia patrimonial y económica, mediática, institucional y simbólica, tal y como se establece en la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia en sus artículos 14 y 15.
Además, según el Código Penal de Venezuela, mi hija fue víctima de privación de libertad (artículo 175), agavillamiento (artículo 287), daños por impericia (artículo 422), exposición ofensiva al honor o reputación (artículo 444), ofensa al honor, la reputación o el decoro (artículo 446), robo (artículo 457), amenaza (artículos 176 y 458) y secuestro (artículo 462).
Hay antecedentes de vejámenes en este tipo de comercios. El pasado 16 de mayo, el fiscal general, Tarek William Saab informó que serían imputados por el Ministerio Público cinco empleados de seguridad de una tienda Traki de Puerto Ordaz, estado Bolívar, por maltratar a un adolescente.
La justicia de Bolívar
Es importante que mi hija sepa que su caso no va a quedar impune. Su caso es el de todas las mujeres. Su caso es el de todas las muchachas. Su caso es de todas aquellas personas que padecen alguna enfermedad. La justicia consiste en no lesionar, de ningún modo, a ser vivo alguno, y en poner especial énfasis en ayudar a los más débiles o indefensos. Estamos conscientes que el ideal de justicia tiene sus enemigos. La impunidad es, quizás, el mayor de ellos. "La impunidad de los delitos –dice Bolívar– hace que estos se cometan con más frecuencia: al fin llega el caso en que el castigo no basta para reprimirlos". Además advierte: "La clemencia con el malvado es un castigo del bueno: y si es una virtud la indulgencia, lo es, ciertamente, cuando es ejercida por un particular, pero no por un gobierno".
Quiero que mi hija y todas las mujeres agraviadas sepan que después de la decisión de Bolívar por aquel vergonzoso hecho de junio de 1824, los jefes de Colombia le rogaron que derogase el artículo en que degradaba al batallón Vargas por culpa de uno de sus oficiales. Bolívar fue inflexible. El batallón Vargas borró la mancha de Huaraz con el arrojo que desplegó en Matará y en la batalla de Ayacucho. Lo cierto es que después de sepultado el capitán colombiano, Bolívar se dirigió a casa de la señora de Munar y le dijo:
-Saludo a la digna matrona con todo el respeto que merece la mujer que en su misma debilidad supo hallar fuerzas para salvar su honra y la honra de los suyos.
La señora de Munar, notoriamente vislumbrada ante tal colosal genio contestó con suma alegría y convicción:
-A partir de ahora dejo de ser goda, me uno a la causa social ¡Viva el Libertador! ¡Viva la patria!