A raíz de la aprobación de una nueva tabla salarial para las y los profesores universitarios en Venezuela…se han suscitado algunos interesantes debates que están girando alrededor de unas estratégicas interrogantes, tales como: ¿es justo y adecuado los salarios establecidos para las y los profesionales de la docencia, en la nueva tabla salarial?...¿los salarios asignados son dignos, suficientes y competitivos?...¿ cuál debería ser el salario real del profesorado universitario?...¿quién y cómo se debe establecer el verdadero valor económico del trabajo realizado por las y los docentes universitarios en Venezuela…históricamente hablando, ¿ cuál ha sido la trayectoria salarial del profesorado universitario?...
La discusión sobre el asunto salarial mantiene una pertinencia social de magnitudes gigantescas por el impacto que tiene directamente en la calidad de vida de las y los trabajadores de la enseñanza…por un lado, desde la esfera gubernamental, el principal argumento que esgrimen es que la realidad económica (sanciones y bloqueos) impiden elaborar una tabla salarial más justa, que represente la asignación de mejores salarios para las y los profesores universitarios…y por otro lado, está la posición gremialista, quienes consideran que esos "nuevos salarios" son miserables y de hambre…y argumentan que se cumpla con todo lo establecido por el artículo 91 de nuestra Constitución Nacional, que en su primera parte señala: "Todo trabajador o trabajadora tiene derecho a un salario suficiente que le permita vivir con dignidad y cubrir para sí y su familia las necesidades básicas materiales, sociales e intelectuales"…
Y cuando se reflexiona sobre las razones del porque en los últimos cien años, las y los docentes han estado entre los peores pagados de la administración pública…tiene que ver por la subvaloración que le han tenido los diferentes gobiernos que actuando como "patrón", no han visto la importancia de la complejísima actividad de enseñar y transmitir conocimientos…y el Estado Venezolano en sus diferentes etapas históricas, sigue subestimando el valor económico del "trabajo docente" y que ha impedido reconocerles por mérito y justicia social, que deberían tener los mejores salarios…