Las profesoras y los profesores acaban de anotarse una bella y valiente jornada en la larga lucha por tener condiciones laborales dignas, derechos que habían comenzado a conquistarse bajo el gobierno de Chávez y que con el gobierno neoliberal de maduro se le arrebató nuevamente. Esta es una evidencia más de la traición al pueblo que comete el madurismo. Pero al mismo tiempo, quedan al desnudo las burocracias sindicales que pululan en el magisterio.
Sin embargo, siempre hay que subrayar y permanentemente alertar al movimiento de los docentes con respecto a que deben tener presente en sus análisis de que los sectores derrotados de la oposición, los cuales en el pasado también eran los verdugos de los docentes, ahora quieren presentarse con su cara bien limpia. En sus discursos ocultan con habilidad sus verdaderas intenciones, que consiste básicamente en aprovecharse del malestar de los trabajadores de la educación para pretender conducirlos al ya fracasado intento de derrocar a maduro y en el menos peor de los escenarios utilizar a las maestras y maestros para intereses electoreros.
Pero la jornada de protesta nacional del 9 de enero, además de ser un río con tantos raudales de emociones, dio muestras claras de que las maestras y los maestros empiezan a hacer conciencia de la fuerza social que representan y comienzan a recobrar el espíritu de lucha unitario que se necesita para garantizar el triunfo en la lucha. En tales circunstancias, a los sectores burocráticos y sindicaleros de la derecha le será muy difícil poder manipular a los docentes para sus antinacionales fines.
Sería ingenuo pensar, que con esta sola jornada de protesta se puede alcanzar el objetivo. Ahora, la tarea consiste en acumular mayores fuerzas y alianzas sociales como por ejemplo, tirar puentes a los trabajadores de la salud, a los trabajadores eléctricos, a los trabajadores del campo y la ciudad, al comercio, porque todos estos sectores, para sólo nombrar a algunos, también necesitan luchar por sus reivindicaciones laborales, necesitan que se les reconozca un salario digno y protección social, y es en ese sentido, que todos necesitamos juntar todas nuestras fuerzas, la totalidad de las energías, la mayor cantidad de las emociones para conseguir la garantía de un buen vivir.
Es importante señalar que los docentes debemos hacer todos los esfuerzos posibles por incorporar a esta lucha a las madres/padres y a las comunidades, porque la educación es un asunto de todo el pueblo.
Es importante reconocer que las cosas van bien. Ya se venció el miedo. No permitamos entonces que ninguna manipulación politiquera dañe nuestros esfuerzos por conquistar la dignidad. No acudamos a llamados de acciones que no hayan sido decididos democráticamente en asambleas de los mismos docentes. No permitamos que el triunfalismo se apodere de nuestro estado de ánimo, lo que se requiere es trabajar sin desmayo para consolidar una nueva organización docente en nuestras escuelas, Hay que hablar y hacer análisis con nuestros estudiantes, e ir tejiendo un gran movimiento de redes que incluya y arrope a toda la sociedad. De esa manera, al fin la vida nos dará el triunfo.