"El maestro busca la verdad, el amor y la vida".
(Edgar Morin)
Dedico estas breves reflexiones a mi maestra de primaria, Dalila de Arbeláez, allá en Las Mercedes del Llano, a quien siempre recuerdo con agradecimiento, respeto y admiración.
I
En tiempos pasados no existían universidades ni institutos, pero existían escuelas y maestros. Las escuelas y los maestros eran conceptos superiores a los que tenemos hoy en día sobre esas mismas palabras. Así tenemos, por ejemplo, la Escuela de Aristóteles, la escuela de Pitágoras , y la Escuela de Hipócrates.
II
El maestro buscaba la sabiduría más que el conocimiento vulgar y práctico.
III
El alumno o discípulo elegía a un maestro, lo seguía para aprender y obtener el conocimiento sobre el sentido de la existencia. A veces el maestro elegía a sus discípulos. Maestros y alumnos tenían como tarea hacer las indagaciones pertinentes para encontrar la verdad.
IV
Se encontraba la verdad cuando se llegaba a la sabiduría. La verdad era una noción que proporcionaba calma y placer espirituales porque daba respuesta a una pregunta transcendental :¿Para qué vivimos?
V
La sabiduría era una llama que guiaba al maestro por los caminos de la vida.
VI
La sabiduría estaba por encima de los estudios formales: Sócrates no sabía leer ni escribir, pero lo consideramos el gran maestro de la ética.
VII
Platón sabía leer, pero buscó a Sócrates para aprender de él.
VIII
La búsqueda de la verdad con fervor, ya es sabiduría. Es decir, la importancia está en el camino mismo hacia la verdad, no en la propia llegada. Porque tal vez nunca lleguemos.
IX
Para el maestro el simple conocimiento no es sabiduría. Hobbes decía : "Si leyera tanto como mis enemigos sería tan ignorante como ellos".
X
El maestro de primaria traza el camino y enseña que aprender es placentero. Su impronta es inolvidable.
XI
Luego vendrán otros maestros para llenar nuestras vidas con sus filosofías, sus teorías y sus ejemplos personales. Los encontraremos en los recintos educativos, en la calle y en los libros.
XII
Se puede masificar la educación, pero no la sabiduría. ¿Cuántos maestros y alumnos necesitamos? No sé, pero Cristo con Doce, con sólo Doce, nos hizo a todos más humanos.