Primero que nada debemos entender que significa Corsarios para poder entrar en la historia de estos hombres y como participaron en la Guerra de Independencia de nuestra Patria.
Estos lobos del mar estaban mandados por alguna nación para apresar y atacar buques de un país enemigo y cobraban una parte del motín capturado. Eso era ser Corsarios.
En el conflicto mencionado tanto españoles como republicanos hicieron uso de buques de guerra para practicar el corso, que no era otra cosa que dar caza a las embarcaciones enemigas, estos marinos de todas las nacionalidades, expertos en combates navales, necesitados de esta autoridad para poder actuar.
Bolívar utilizaría a estos hombres para enfrentar a los españoles en donde serían protagonistas de acciones de importancia en este conflicto.
El primero que debemos mencionar es Luis Brión, a quien Bolívar señaló como “El Primer Protector de América”, que asumió las banderas de la Republica como suyas desde el bloqueo de Puerto Cabello, quien se dice que conoció al héroe caraqueño cuando este entró en Caracas en el año terrible de 1813.
Fue el Jefe Naval de Simón Bolívar y participó en muchas acciones hasta que muere de tuberculosis en 1821, ese día Bolívar exclama: “El Almirante Brión tiene un altar de gratitud en todos los corazones colombianos.”
Prospero comerciante, mitad corsario, mitad empresario, mercader temerario, siempre dispuesto a situaciones peligrosas. Con salidas plenas de jugadas arriesgadas, llenas de aventuras.
Nuestra historia registraría como parte de nuestra Marina de Guerra, combatientes como John Parnel; un estadounidense; que luego fue muerto en Jamaica; tenemos al Capitán de “La Constitución” Jean Monier, uno de los hombres de Brión que era natural de Canarias de nombre Antonio Rosales, el francés Charles Lominé, Capitán de La Venganza; intrépido combatiente que participó en el sitio de Cartagena y luego ejerció el corso en la Boca del Mississipi.
No podemos dejar de nombrar al Capitán del Americano Libre; el Capitán Bernand, de nacionalidad francesa; a Agustín Villaret, que era bien visto por los republicanos a pesar de su aspecto misterioso y Renato Beluche; que había sido Corsario de Jean Laffitte y que participó como Segundo Comandante en la Batalla del Lago de Maracaibo.
A Juan Francisco Bideau, quien salvo al Libertador de la playa de Ocumare, cuando Bolívar se iba a volar los sesos para evitar caer vivo en manos de los realistas y que es nombrado por Luis Brión como Comandante de la Marina de la zona comprendida entre Guiria y Margarita.
Este oriundo de las Antillas Francesas es muerto en la defensa de la Casa Fuerte en Barcelona en 1817.
Tenemos a Luis Aury; francés, quien dirigió una flota corsaria que realizó golpes en contra de los españoles y que en Los Cayos se opuso al nombramiento de Simón Bolívar como Jefe de la expedición. Este corsario terminó de establecer ayudas a los patriotas entre Los Cayos, Nueva Orleans y México.
Por ultimo; para mencionar algunos; tenemos al de triste fama como lo fue José Bianchi, italiano, que estuvo muy activo en la campañas navales en la Segunda República y que en la emigración de Oriente se apropia de los tesoros que rescatan los patriotas en la huida, que al final realiza un convenio con Bolívar y Mariño, devolviéndole parte de lo capturado en la fuga de Caracas.
Muchas veces entre piratas y corsarios existía apenas una tenue línea que los separaba, Aury y Bianchi por el lado de los patriotas y Juan Gabazo en el bando de los españoles fueron unos claros ejemplo de esto.
Bolívar entendió el problema y como Jefe Supremo de Venezuela, dicta; en el año de 1817, exactamente el 4 de marzo; una resolución para reglamentar la actividad de los corsarios en el lado Republicano.
Ya anteriormente el Libertador; el 8 de diciembre de 1815; embarcó en el barco corsario “La Popa”, con destino a Cartagena de las Indias y al día siguiente se topa con la goleta corsaria “Republicana”, en donde es informado de la caída de esa plaza y de que muchos de sus defensores huyen a los Cayos de San Luis y Bolívar cambia su rumbo hacía ese lugar.
Pero Bolívar no se quedaría en el lugar y el 4 de enero de 1816, se apresta a partir y dos días después captura una goleta realista, que envía al próximo puerto haitiano, donde anteriormente el corsario “Centinela”, que pertenecía a la flotilla de Aury había conducido un bergantín español.
Morillo envía una queja al gobierno haitiano de Alejandro Petión por haber contravenido su neutralidad y este a partir de ese momento es más cuidadoso de violar “el Derecho de Gentes”, ya que se había capturado barcos españoles por corsarios apoyados por esa nación.
En la preparación de la expedición de los Cayos, con la clara presencia de corsarios, se realizó una asamblea en donde participaron entre los líderes patriotas, Aury y Brión.
Ya antes de comenzar la reunión se sentía la tensión en el ambiente, el aire se podía cortar a cuchillo, Simón comienza a hablar, explicando la estrategia que consideraba que era la que se debía utilizar, para el desembarco en las costas orientales.
Los patriotas sabían que Arismendi había retomado el control de la isla de Margarita y el caraqueño expuso la necesidad de iniciar la campaña de Guayana con la meta de controlar Angosturas.
Bolívar fue enfatico al señalar las dificultades que tenían las tropas realistas para poder controlar tan vasto territorio. Este señalaba la necesidad de liberar los esclavos en cada territorio que liberasen, razón que solamente consiguió caras adustas en los presentes.
Brión al ver lo que acontecía propuso a Bolívar como Jefe Supremo y la propuesta es apoyada por Francisco Antonio Zea.
El Corsario Aury se opone a un mando único en la persona de Bolívar, proponía una jefatura amplia, conformada por varias personas, Bolívar sería un miembro más y no jefe absoluto.
La propuesta del Corsario fue apoyada por Montilla, Mariño, Bermúdez, Ducoundray Holstein y Collot. La asamblea luce dividida, por una parte Brión, Zea, Bolívar y los demás presentes en contra de los mencionados, con un grupo más reducido de los republicanos.
Los ánimos se caldean, Brión aduce que no aportaría sus barcos para la empresa, que estaba condenada al fracaso por la pluralidad del mando, la discusión sigue subiendo de tono y no faltan los insultos realizados por Montilla y Bermúdez hacía Bolívar, quien no se queda callado e impone su voz de caudillo y Jefe Supremo, se retan a duelo, Brión y Mariño, Lugo y Piar.
Pero al final la votación de la mayoría se impondría y Bolívar asumiría el mando de la expedición, negándose que Bermúdez formara parte de la expedición.
Petión debido al reclamo español y para no dejar constancia de la colaboración prestada, giró cantidades de dinero a nombre del comerciante Southerland, que colaboró también con caudales propios.
Brión prestó valiosa colaboración con los recursos prestados, con fusiles, víveres y dinero que se calculan en más de cien mil pesos.
La expedición estuvo conformada por solamente 250 hombres, llevaban consigo una imprenta, ya que esperaban levantar a la población con la distribución de folletos. Seis goletas y una balandra constituían toda la flota.
La flotilla se dirigió a la isla de Margarita y cercana a la costa oriental tuvo un breve encuentro con naves españolas, luego llegan a anclar en un pequeño puerto de la isla, allí comenzaría la Tercera República, pero eso sería otra historia.
Para la campaña de 1819 el Almirante Brión quería aumentar la marina republicana comprando algunos barcos en el extranjero, pero Bolívar sin rechazar la idea, pensaba que se debía promover el corso.
“No se cómo, le decía, piensa V. E comprar nuevos buques, cuando no tenemos como tripular y mantener los pocos de que consta nuestra escuadra. Solo en el caso de que se los ofrezcan a V.E a precios muy cómodos, y a plazos muy dilatados, podrá entrar en negociación, y aún en este caso el contrato no tendrá fuerza hasta que el gobierno no lo apruebe.”
“La experiencia nos ha probado la utilidad de los corsarios, particularmente en nuestra lucha con la España. El gobierno de Buenos Aires, el que más los ha multiplicado, es también el más conocido, respetado y temido. Si nosotros hubiéramos adoptados su conducto nuestra marina estaría cubierta de buques que nos servirían en ocasiones urgentes; que enriquecerían nuestros puertos con sus presas, destruirían el comercio español y le impedirían los socorros que se prestan los puertos enemigos mutuamente.”
Bolívar procuraba introducir en el corso regularidad y orden, en este periodo dos goletas republicanas apresan a dos fragatas portuguesas capturadas por corsarios de banderas uruguayas del Protector Artigas y el caraqueño ordenó devolverlas y prohibió molestar a los corsarios de naciones amigas.
El año anterior había llegado a la isla de Juan Griego el corsario americano John Daniel Danells, que pertenecía a la bandera del Protector, Arismendi lo acepta al servicio de los republicanos, echa a pique el bergantín Perignon y captura el bergantín Nereida.
Brión no aceptó incorporarlo a la flota patriota, ya que en Margarita había llegado una corbeta inglesa en persecución de los corsarios de Artigas, el curazoleño teme exponer a la bandera venezolana de problemas de ese tipo.
Ese mismo año Beluche y Lominé, después de varias acciones por cuenta propia, ofrecían regresar al servicio de Venezuela.
Para 1820 la isla de Margarita fue la base de los corsarios, el bastión patriota estaba al mando de Arismendi. Aunque la Marina llamaba la atención del Libertador, no contaba con fondos para comprar buques, le envió a dar órdenes a Guayana para que enviasen a Brión 25.000 pesos, con la intención de que cubriese los gastos urgentes de sus buques y el Almirante, aunque aquejado colocó sus últimas energías en la expedición a Rio Hacha y en el sitio de Cartagena.
Los corsarios continúan navegando a favor de la República, Brión les da instrucciones donde debían atacar, entre ellos se encuentran “La Perla de Oriente”; capitaneada por Nattá, “El Gavilán” capitaneado por Bernardo Ferrero, “El Buitre” comandado por el Capitán Raffetti, “La Flor del Mar” dirigido por Botino, “El Brión” por el famoso Joly, prestando valiosa ayuda a la causa, pero también cometiendo abusos y delitos, que ocasionaban quejas de los comerciantes.
La isla de la Providence, que pertenecía a la Nueva Granada, fue tomada por el pirata Luis Aury, que esgrimía; según él; una autorización por Buenos Aires y Chile.
Ya para el asedio de Puerto Cabello, el General Carlos Soublette estrecha el cerco a la fortaleza, el 10 de febrero de 1822 y situó una División Naval que estuvo conformada por con la goleta corsario “La Represalia” y todos los corsarios de la República, bajo las órdenes de Bernard Ferrero, pero ya para esos tiempo estaba decreciendo la actividad corsaria en las costas el país, hasta que finalizó hacia el año de 1826, cesando la actividad de estos hombres, mitad patriotas, mitad bandidos que tanta sangre y sacrificio dieron a la República.