Dentro de pocos días culminan vacaciones colectivas de la educación y el personal que labora en escuelas y centros educativos debe incorporarse a sus labores regulares, pero los niños y niñas, según se comenta, apenas inician actividades en octubre, si no hay un cambio de seña antes.
Aun no es claro si este año que se inicia los niños continuarán asistiendo solo dos días a la semana, si serán tres, si será la semana completa o si deben asistir hasta el domingo para intentar recuperar el tiempo perdido desde la pandemia al día de hoy. Tampoco se sabe si los maestros y personal docente, recibirán finalmente el incremento salarial que tanto anhelan o si deberán continuar sobreviviendo con bonos y un sueldo estancado, que al sumarse no pasa de los $75 mensuales cuando la canasta alimentaria sobrepasa los $500.
Algunos piensan que ya es hora de que los maestros comiencen a recibir el pago digno que merecen, por lo que faltando tan poco para el evento electoral más esperado (elecciones presidenciales), el gobierno incrementara el salario de los maestros y le enseriara la cara al asunto educativo, al menos durante la campaña, mientras se garantiza la continuidad en el poder. Pero no todos piensan igual respecto al tema.
Otros, no tan optimistas, piensan que la situación no tendrá mayores cambios y la crisis educativa se agudizara con el paso del tiempo, ya que el tema educativo es de orden secundario para el gobierno. Seguirá desertando personal del sistema, seguirán salarios deprimidos y apenas maquillajes, como lo que esta haciéndose con las Bricomiles, se mantendrán en la agenda del gobierno en esta materia.
En el complejo proceso político que se vive en el país, donde las políticas sociales han dejado de ser los referentes que fueron, donde hay un privilegio de lo privado sobre lo público, donde el desencanto impera y donde solo discursivamente las mayorías importan, mientras los derechos han desaparecido para hacer lugar a privilegios, la educación pública, igual que la sanidad, se enfrentan al riesgo de seguir perdiendo vigencia cada día hasta convertirse en lastres que nadie esta dispuesto a financiar.
Cuando los negocios, la productividad, la eficiencia, las mercancías son los referentes determinantes que importancia puede tener que un mayor número de niños asistan regularmente a escuelas de calidad, que los niños y niñas reciban alimentos en los recintos escolares o que el personal que labora en ellos reciba remuneraciones que les permitan desempeñarse eficientemente y con estándares mínimos de calidad.
Cuando se está impulsando modelos económicos que buscan privilegiar la producción de mercancías a bajo costo, fundamentando en mano de obra barata y abundancia de materias primas (zonas económicas especiales) o impulsar emprendimientos (modelos económicos de bajo costo), los anhelos de sociedades productivas independientes y descolonizadas se disfuminan, con tendencia a desaparecer.
Poco importara lo que diga la Constitución y las leyes al respecto. Ya es claro que incluso desde hace mucho se ha dicho que "tenemos la mejor Constitución del mundo", lo que ocurre es que no se aplica. Ahora cuando las políticas sociales, pierden vigencia, es cuando más distancia toman las decisiones políticas del entramado legal vigente.
Poco importa quien o quienes detenten el poder. Cuando la causa de las mayorías sirve solo como discurso demagógico que apenas termina defendiendo privilegios de minorías, cuando las izquierdas se han corrido tanto de sus posiciones originales que terminan juntándose con quienes partiendo de la derecha se instalaron en el centro para terminar cohabitando, primero en el reparto de votos y luego de los privilegios que estos conllevan, el futuro de la mayoría se vuelve desalentador, por decir lo menos.