En un clima de incertidumbre, después de un prolongado "conflicto laboral" que se mantuvo durante varios meses el año escolar pasado, se inician actividades del nuevo año escolar.
Desde enero 2023 arranco un conflicto laboral de maestros demandando en las calles mejoraras salariales, pago de deudas acumuladas desde 2018 y la firma de la III Contratación Colectiva vencida desde el año 2020, al día de hoy el patrono asume que derroto las pretensiones del gremio docente y que impuso su agenda de bonificación salarial (contraviniendo la CRBV y la LOTTT), apelando a la alianza con sectores de la dirigencia gremial, así como congelando el "conflicto y las demandas" en el nombre de un bien mayor, la paz social, ante la necesidad del sacrificio de todos en el contexto de las "inclementes sanciones" impuestas al país.
Si bien sectores de la dirigencia que apoyo la demanda de los docentes asumieron, en muchos casos, posturas alineadas con la oposición antigobierno, no es menos cierto que buena parte de la base docente mas que por razones ideológicas por razones reivindicativas, acompaño las numerosas movilizaciones de calles y protestas que, especialmente en el interior del país, aglutinaron una masa significativa de personas.
Al inicio del conflicto el patrono aplico la estrategia de flexibilizar el horario escolar, estableciendo lo que denominaron horario mosaico, que le permitía a los docentes asistir algunos días a la semana, sacrificando de este modo la calidad de la educación que regularmente deben recibir los niños cada día, pero justificándolo con el argumento de la crisis que han generado las sanciones impuestas al país.
Así mientras la dirigencia sindical progobierno, insistiendo hoy en mantener la ficción de que lucha por los intereses gremiales, posiciona la idea de un incremento de salarios en los días previo al inicio de actividades escolares; por otro lado, la Ministra de Educación, a pocas horas de la fecha de incorporación de los estudiantes, declara que se mantienen sentados en la mesa de negociación con los sindicatos, pero que darán respuesta cuando las condiciones mejoren.
Mientras los maestros reciben ingresos mensuales que en la mayoría de los casos apenas sobrepasan los $75 en una economía donde la cesta alimentaria sobrepasa los $500, enfrentando además una inflación continua que ha desplomado su poder adquisitivo, muchos de ellos se han visto obligados, por la dura realidad, a desertar del sistema, mientras otros se mantienen pero rebuscándose, ofreciendo tareas dirigidas, y algunos casos incorporándose a otras actividades lucrativas (comercio informal, trabajadores en tiendas, etc.).
Mientras desde el Ministerio salen a relucir promesas como las de la creación de 2000 Escuelas Técnicas, el internet para 20.000 escuelas, la reparación y adecuación de la infraestructura escolar (a través de las Bricomiles), la mayoría de los docentes se mantienen escépticos en espera de que venga finalmente la tan anhela mejoría salarial.
A pesar de todo lo que ha ocurrido con el gremio docente desde la Pandemia hemos visto a muchas maestras trasladarse de escuelas, unas desertar del sistema y en los últimos días la mayoría de ellas hacer verdaderos milagros ambientando aulas, para recibir a sus estudiantes, invirtiendo parte de sus exiguos recursos comprando materiales (papel bond, pega, etc.) apostando a que pronto su situación económica mejorara para seguir haciendo lo que aman, a pesar de la poca retribución económica por su labor.