Puerto Cabello, como toda ciudad de gran movilización de transporte marítimo, es sin dudas, territorio del mundo. Además de su conexión con el Mar de las Antillas, el istmo de Centroamérica y su área de arribo y zarpe de embarcaciones hacia otras costas por el lado del Atlántico y también por el Pacífico es necesario la comparemos entre aquella de 1823 y la actual de 2023.
Al cumplirse 200 años del histórico suceso en que un reducto del ejército español fuera anulado en la madrugada del 8 de noviembre de 1823 por tropas leales al General José Antonio Páez, en lo que se conoce actualmente como “La toma de Puerto Cabello” o en un sentido más preciso “la liberación del Castillo de San Felipe o Puerto Cabello”, nos fijamos en aquella eventualidad cuando oficiales peninsulares y acólitos a la causa monárquica mantenían el control dentro de una de las fortificaciones más emblemáticas en el curso de la guerra independentista. De modo se tienen varios ingredientes a considerar.
¿Por qué después de las batallas de Carabobo (1821) y la del Lago de Maracaibo (1823) no se daba el reconocimiento definitivo desde los mandos españoles en cuanto entrega de las armas? Era evidente que dicha ciudad porteña mantenía nexos comerciales y militares con otras regiones de la cuenca antillana a la espera de refuerzos, armas y municiones. Por si fuera poco, no solo traídos de cerca sino de la península Ibérica.
El rescate del Castillo de San Felipe se inicia el 7 de noviembre a partir de las 10:00 pm. Fueron 5 asedios hasta que finalmente atacan los republicanos luego de cruzar a nado y pisando fango con lanza sujeta entre boca y manos. En la madrugada del 8 de noviembre es rendida la plaza. En dicho enfrentamiento militar nocturno los patriotas perdieron 10 hombres, con 35 heridos. En cambio los españoles sufrieron las bajas de 156 con 59 heridos. El catire Páez fue el jefe vencedor mientras el brigadier Sebastián de La Calzada junto a su Estado Mayor, los derrotados. Apuntan documentos sobre el final de ese combate que fueron los sacerdotes quienes entregaron a Páez la espada del contrario en señal de capitulación.
Posterior a ello lo que nos guardará la historia republicana son pequeños focos de resistencia, escaramuzas sin que todo esto impactase en la cristalización de la libertad del entonces territorio grancolombiano, tarea mayormente abrogada por el ejército Libertador de aquel entonces al abrirse camino por la independencia del continente sureño.
Así, pues, Puerto Cabello y su fortificación se convierten en un referente de noble importancia porque es allí donde muere toda esperanza insurreccional ante la ausencia del Libertador Simón Bolívar y, de por sí, eleva la capacidad militar del centauro de los llanos en tierra ajena a su crianza y formación indómita. A saber, forjada entre sabanas y faenas rudimentarias.
Hoy, Puerto Cabello, es la del espíritu libertario, asociada a la identidad nacionalista cuyos hijos desde sus puestos de trabajos, estudio y deportivo la erijen como esa ciudad que acabe con el despotismo y toda intriga entre quienes quieren dividir a esta gran nación ahora llamada Venezuela. Hay que acotar una vez más que tal acción heroica no solo salvaría el departamento venezolano sino a la naciente Gran Colombia, por eso estos 200 años de la Toma de Puerto Cabello, la ciudad merece un mayor homenaje por parte de los pueblos Bolivarianos.
Efectivamente, Puerto Cabello luce tan o más conectada con el mundo como lo fue hace 200 años atrás, solo que esta vez su heroicidad no conoce fronteras y, por el bien de los carabobeños, venezolanos y nuestroamericanos así debe ser!!!