¿Cuál es hoy el lugar del docente, en un marco en el que es desprestigiada su tarea y desacralizada su imagen, en lo social, moral y salarial?
Carina Rattero
"Persona, conducta y sensibilidad moral son los términos que subrayan la predisposición, los conocimientos y la sabiduría práctica que un individuo aporta en su papel de profesor"
David T. Hansen
"Tú eres lo que es el profundo deseo que te impulsa. Tal como es tu deseo es tu voluntad. Tal como es tu voluntad son tus actos. Tal como son tus actos es tu destino"
Brihadaranyaka Upanishad; IV Adhaya, 4 Brahmana, 5
"Creo que de todos los hombres que nos encontramos, nueve de cada diez son lo que son, buenos o malos, útiles o inútiles, gracias a la educación"
John Locke,
Liminar
La docencia es una actividad ocupacional que tiene todas las características por las que se define una profesión, entre ellas:
1. presta un servicio específico a la sociedad;
2. es una actividad encomendada y llevada a cabo por personas que se dedican a ella de forma estable y obtienen de ella su medio de vida;
3. los profesionales acceden a la docencia tras un largo período de capacitación; y
4. los profesionales forman un colectivo organizado que pretende obtener el control monopolístico sobre el ejercicio de su profesión.
Para analizar si una actividad profesional se está realizando correctamente es necesario reflexionar sobre los fines que legitiman la actividad y le dan sentido. En el caso de la profesión docente, el Informe Delors nos ofrece algunas claves importantes al decir que la finalidad de la educación es que los alumnos aprendan a conocer, aprendan a aprender, aprendan a vivir juntos y aprendan a ser.
Los profesores y educadores tienen la tarea de facilitar los procesos de aprendizaje de conocimientos y actitudes que favorecen el acceso a la vida adulta, a los estudios superiores, al mundo profesional y científico.
La educación, por lo tanto, no es sólo transmitir "la ciencia", la visión científica del mundo, o capacitar para acceder a esa visión científica del mundo es, sobre todo, contribuir a la formación de las personas, de modo que puedan participar plenamente en la vida y en la cultura de la sociedad.
Los profesores y maestros son los profesionales específicamente preparados a quienes se les encomienda la tarea de transmitir los conocimientos, estimular el aprendizaje y las capacidades cognoscitivas de los alumnos, la de ser acompañantes y guías de la adquisición de habilidades, métodos y actitudes. Haciendo bien su cometido no sólo contribuyen al crecimiento intelectual de sus alumnos, sino a la vez educan y elevan su nivel vital y personal. Educar es siempre, a la vez que cualquier aspecto parcial, enseñar a vivir.
I. Invitación a los docentes realmente existentes
Mi invitación es a hacer una mirada reflexiva (reflexionar). No pretendo (por ahora) conclusiones ni dar consejos sobre lo que conviene hacer o no hacer. Sólo quiero invitar a los docentes (profesores, profesoras, maestras, maestros, padres, madres) a mirar y reflexionar siguiendo el consejo de un antiguo libro sapiencial hindú, Los Uhpanishads, donde se lee: "Vale más proponerse la meta de la excelencia y no lograrla, que la de la mediocridad y conseguirla". Reflexionar no es hacer introspección, no es dar vueltas a nuestras propias ideas. Es analizar nuestra experiencia a la luz de las evidencias recogidas y, después, valorarlas mediante el contraste con referentes pertinentes (la experiencia de otros, los avances del conocimiento, la literatura especializada, etc.).Tan ridículo es reducir la función del docente (profesor, maestro, educador) a ser un mero enseñante como reducirla a una tarea vocacional ejercida por buenas personas guiadas por aún mejores sentimientos y nobles objetivos. Como en toda profesión la excelencia es imposible sin vocación, pero la vocación por sí misma no genera buenos profesionales. No se aprende a ser docente (maestro, maestra, profesor o profesora) en el simple ejercicio del desempeño. Es necesario, como en toda profesión, el dominio de un conjunto de conocimientos, habilidades y actitudes que no son naturales en la mayoría de actitudes y formas de hacer que por su arraigo personal a veces dificultan al ejercicio adecuado y óptimo de su función.
¿Cómo llegamos los humanos a ser aquello que en nuestra más recóndita entraña anhelamos alcanzar, necesitamos realizar y estamos destinados a vivir? Mientras que el animal nace equipado con una serie de recursos para instalarse en su medio y sobrevivir, el hombre (varón, hembra) en cambio nace desprotegido por la naturaleza, quedando remitido a los demás tanto en sus necesidades primarias al nacer como en las restantes al ir creciendo. Existimos desde los demás, llegamos a ser con los demás y logramos nuestro mejor yo cuando vivimos para los demás. Ese proceso mediante el cual nos ayudamos los unos los otros para el descubrimiento, realización y plenificación de nuestra existencia humana es la Educación.
»Educación es igual a vida humana. El ser humano a diferencia de otros seres y como resultado de su racionalidad, es un proyecto, necesita "hacerse", "realizarse" tanto a nivel personal como a nivel social. Este que quehacer vital es lo que denominamos Educación. Nadie cuestiona que la educación debe facilitar a cada uno las coordenadas necesarias para afrontar su futuro. Para ello deberá manifestar una especial sensibilidad para detectar los temas emergentes que interesan y/o afectan a la sociedad, así como las diferentes problemáticas que se presentan constantemente en todos los órdenes, que reclaman, lógicamente, nuevas formas de abordar, atender y desarrollar la educación. Educar proviene de "educere", que es sacar de adentro hacia afuera, y que viene a su vez de "educare", que significa criar, alimentar. Los tratadistas han recordado que el verdadero sentido de la educación es el de hacer que el discípulo se "auto-eduque", saque lo mejor de sí, despliegue lo que es capaz de hacer por sí mismo. Por eso la educación, más que "criar", más que "enseñar" o "informar" o dar una clase, es lograr "sacar de dentro afuera"("educere"). Educa quien da saber, sentido, responsabilidad y esperanza a otro ser humano para que él asuma su propia existencia como realidad, en cuanto persona ante sí mismo, como prójimo ante el otro y como ciudadano ante la sociedad. ¿Cómo puede lograrse una educación concebida con esta radicalidad y amplitud? Desde la transmisión de una serie de actitudes y convicciones, criterios y conocimientos .La educación abarca por ello información de realidades objetivas y conformación del sujeto personal. Es necesario el conocimiento de las ciencias positivas, de la historia, de las propuestas éticas fundamentales que han orientado a la humanidad, de las grandes creaciones artísticas y literarias, de las experiencias religiosas que han abierto al hombre a la Trascendencia. Desde todas esas fuentes de saber y de sentido se ilumina la realidad humana como posibilidad dada a los que inician existencia.
II. Preguntas para: Sentir, Pensar, Actuar y Reflexionar
La educación supone interacción entre educador y educando, en vistas a la afirmación de su respectivo ser como personas. El docente tiene la posibilidad de adentrarse en el alumno; para hacer este proceso necesita ir con lo mejor de sí mismo, poner al servicio de la educación todas las potencialidades en su grado máximo; se puede hablar de disponer su ser en la forma más plena. La interacción permanente del docente con sus alumnos y el medio le hacen vulnerable en sus estados de ánimo. Esto también le obliga a elegir el camino de la serenidad, de la paciencia, de confiar en todo lo bueno que lo rodea, de agradecer lo positivo que hay en su vida, de hacer significativas a las personas que están en su entorno, de explorar siempre las posibilidades en medio de las dificultades, de ver en los problemas, caminos de superación. Se trata de cultivar la mirada cariñosa hacia las personas y ser amigable con la vida misma.
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¿Preparamos a nuestros docentes de Secundaria y Primaria para que sean a la vez: maestros, pedagogos y educadores?
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¿Preparamos a nuestros docentes de Secundaria y Primaria para una Educación para la Ciudadanía?
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¿Preparamos a nuestros docentes de Secundaria y Primaria para una Educación para el diálogo?
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¿Preparamos a nuestros docentes de Secundaria y Primaria para una formación permanente?
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¿Preparamos a nuestros docentes de Secundaria y Primaria para ser agentes en educación moral?
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¿Cómo sé que me he convertido en docente? ¿Qué papel juego en el proceso de enseñanza?
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¿Desde qué referentes antropológicos y éticos planteo el aprendizaje?
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¿Soy un buen docente? ¿Soy un mal docente?¿Soy "pirata"?
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¿Considero que la docencia es una virtud ciudadana?
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¿Sé qué es educar? ¿Se por qué y para que educo?
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¿Es mi vocación de docente clara o está dormida? ¿Me reta? ¿Me exige ser mejor docente cada día? ¿Soy un docente alegre?
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¿Se cuál es la finalidad del proceso de la enseñanza?¿Me gusta dar clases? ¿Disfruto preparando las clases? ¿Disfruto y gozo enseñando?
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¿Reconozco que mi profesión es una "llamada" de servicio, de amor, de entrega?
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¿Podría enumerar con facilidad las fortalezas de mi centro educativo (colegio, escuela o liceo) y sus puntos más débiles frente al (entorno) ambiente social en que se desenvuelve?
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¿Conozco y me informo sobre las fortalezas y debilidades de otros centros educativos?
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¿Dedico el tiempo suficiente a reflexionar sobre cuestiones que afectan a mediano y largo plazo la educación actual?
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¿Podría describir en pocas líneas cuál es la esencia de la educación y cuáles son los factores críticos que la afectan?
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¿Asumo que el ser docente exige de mí ser un líder positivo?
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¿Estoy consciente de que el genuino liderazgo es servir y hacer que los demás crezcan como seres humanos y como futuros líderes positivos?
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¿Soy consciente de que el liderazgo se asume desarrollando virtudes y rasgos en uno mismo, y que se trata, por tanto, de la mejora de mi persona?
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¿Acepto que puedo equivocarme y que eso no impide que siga siendo líder?
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¿Soy moderado en mi diario actuar, o, por el contrario, muestro una conducta desproporcionada ante situaciones difíciles?
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¿Soy moderado en mis palabras, en el modo como les hablo a mis alumnos, o, por el contrario, utilizo un lenguaje soez y descalificado?
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¿Pienso en la importancia de la moderación en una sociedad que tiende a exigir a los jóvenes conductas extravagantes y modos de vida materialista?
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¿Estoy estudiando mi área de especialización al menos una o dos veces a la semana?
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¿Organizo mi horario personal para dedicar tiempo al estudio de mi área de especialización?
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¿Tengo disposición constante para actualizarme en los últimos descubrimientos de mi área asistiendo a congresos, consultando revistas especializadas o nuevos manuales o compendios?
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¿Me reúno con otros profesores de mi área para organizar eventos o estimular investigaciones o ensayos en grupos en mi centro educativo?
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¿Cuándo preparo una clase me busco a mí mismo o pienso en las verdaderas necesidades de mis alumnos?
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¿Organizo mi horario personal para dedicar tiempo suficiente a la preparación del cómo transmitiré mis clases?
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¿Tengo disposición constante de explorar cuáles son las nuevas experiencias de transmisión de conocimientos, o los nuevos aportes de la didáctica y el uso de las nuevas tecnologías en la enseñanza?
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¿Me reúno con otros profesores para conocer sus experiencias y compartir las mías de manera de contrastar tales experiencias?
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¿Me doy cuenta que la base del aprendizaje es la reflexión humana, y en consecuencia, preparo mis clases para hacer reflexionar y comprender a mis alumnos?
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¿Tengo como objetivo que mis alumnos aprueben los exámenes o que comprendan y asimilen ideas para aplicarlas incluso fuera de mis clases?
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¿Cambian los estudiantes su forma de pensar asistiendo a mis clases?
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¿Desafío a mis estudiantes, despierto en ellos su curiosidad natural, preparo actividades que los inciten a despertar esa curiosidad, y puedan así ellos participar y generar discusiones enriquecedoras y aportes novedosos?
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¿Me doy cuenta de que estoy faltando el respeto a mis alumnos cuando los descalifico públicamente?
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¿Pienso con frecuencia que cada alumno bajo mi responsabilidad es una persona singular con sus propias experiencias, aprendizajes, temperamentos y costumbres?
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¿Tengo esquemas mentales o percepciones selectivas sobre grupos, razas, color de piel, nacionalidades o clases sociales, etc.?
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¿Reviso mis propios perjuicios superándolos y evitando que puedan estropear mi relación con algún estudiante o grupo de estos?
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¿Me tomo las reuniones de mi equipo como un estorbo o como una oportunidad?
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¿Conozco y comparto los objetivos y la metodología de trabajo de mi equipo?
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¿Me cuesta renunciar a parte de mi independencia en aras de un mejor funcionamiento del equipo?
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¿Conozco y valoro las capacidades y conocimientos de los miembros de mi equipo, y en consecuencia, aprendo de ellos?
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¿Soy paciente o bien intento serlo? ¿Pierdo a menudo la paciencia con mis alumnos?
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¿Reconozco que la paciencia es una virtud, y como tal requiere de lucha y constancia día a día para poder lograrla?
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¿Soy paciente conmigo mismo, con mis limitaciones y mi forma de ser?
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¿Estoy siempre dispuesto (a), en mis relaciones con mis alumnos o compañeros de trabajo, a buscar la concordia y el entendimiento en momentos de especial tensión y conflictos?
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¿Tengo siempre una clara disposición a dialogar, entender, tolerar y perdonar?
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¿Intento, al menos, entender al otro cuando está bloqueado en un momento de tensión o ira, y le escucho tratando de ver dónde podemos encontrar una mejor solución?
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¿Tengo "rencores" personales guardados o no resueltos? ¿Trato de superarlos perdonado de corazón, olvidando o buscando con quien desahogarlos, posibilitando así que se debiliten?
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¿Creo en la familia y en su real influjo en la educación integral de los niños y jóvenes?
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¿Pienso con frecuencia en cómo puedo incentivar más su participación en el centro educativo?
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¿Estoy pendiente de investigaciones, ediciones y noticias que favorezcan cada vez más el influjo positivo de la familia sobre la educación de sus hijos y su importancia en las relaciones familia-centro educativo?
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¿Atiendo con real interés y disposición positiva a las familias de mis estudiantes?
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¿Suelo estar contento, alegre, o por el contrario, tiendo a estar triste y de mal humor?
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¿Si estoy triste o en un estado de ánimo negativo pienso en sus causas y busco los remedios para superarlo lo más rápidamente posible?
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¿Procuro llevar siempre un rostro sonriente? ¿Practico mi sonrisa y en consecuencia la muestro, aunque no tenga a veces muchas ganas?
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¿Soy cariñoso con mis alumnos y colegas? ¿Los trato con respeto y disposición para atenderlos siempre con una sonrisa en el rostro?
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¿Tengo algún espacio en mi casa o en el centro educativo donde mi trabajo para sentarme a pensar, y cuento con papel, un cuaderno o una libreta para hacer anotaciones?
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Cuando se me da una indicación de mejora como persona o como docente ¿me entristezco o lo tomo en positivo y trato de ver cómo puedo hacer mejorar pensando en ello?
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¿Tengo anotado en un lugar personal como un cuaderno (o en mi agenda digital) unos objetivos semanales o mensuales, o trimestrales o anuales de mejora como persona y como docente?
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¿Tengo agenda? ¿La utilizo? ¿Coloco allí las cosas pendientes a realizar diariamente, semanalmente o mensualmente?
III. MAS PREGUNTAS
¿Estás satisfecho de tu trabajo? ¿Te sientes feliz? ¿Qué es lo que te reporta mayores satisfacciones? ¿Tu alegría se hace contagiosa hacia los alumnos? ¿Aceptas con gusto a tus alumnos? ¿Tienes un proyecto de vida? ¿Cuál es el centro de tus motivaciones? ¿Qué te anima a seguir adelante? ¿Percibes el bien que te rodea? ¿Dedicas tiempo a ti mismo? ¿Has logrado tener un centro unificador de tu trabajo y de tu vida? ¿Percibes a la docencia como una oportunidad para la plenitud personal? ¿El encuentro personal con tus alumnos es causa de superación?