Estar preso es tan desagradable, vejatorio y desesperante, que es uno de los castigos más fuertes a que pueda ser sometido un ser humano. Coloca al reo en una situación de minusvalía franca y de indefensión frente a sus verdugos, custodios y la sociedad toda, ambiente que se extiende a sus padres, cónyuges, hijos y todos sus seres queridos más cercanos, quienes además se sienten impotentes ante una situación trágica que se les impone y que genera un sufrimiento muchas veces mayor que el de los afectados directamente. La tragedia de este escenario se hace más cruenta en todos los involucrados, cuando las causas de la prisión distan mucho de ser claras o compartidas por los familiares y la sociedad en general, como ocurre en el caso de las causas políticas, en las que el supuesto delito no aparece tan claro ante nadie, pese a la existencia de los llamados eufemísticamente "elementos de convicción".
Si la prisión ocurre en una mujer, cuya fisiología la hace ser más vulnerable a estos entornos hostiles y es claramente más propensa a ser agredida, la tragedia de todos se multiplica enormemente. Si estuviera embarazada, la situación sería mucho peor. Si se trata de un adolescente, la desventura se magnifica, pues sin importar como luzca, no es un adulto y no tiene constituidos todos los sistemas físicos ni mentales, que le dan la resistencia necesaria frente a las adversidades. Si se reúnen todas estas características particulares señaladas: prisión, mujer y adolescente, y se le añaden otras, derivadas del pésimo estado de nuestras cárceles: hacinamiento, servicios de agua, electricidad y sanitarios insuficientes y las actitudes deplorables o delictivas de los custodios, podemos entender que la desesperación de reclusas y familiares alcance niveles inimaginables. Otro grupo muy vulnerable es el de los discapacitados, que debería ser revisado en forma urgente.
Vuelvo a insistir, pues estoy totalmente convencido de ello, y nadie me ha presentado argumentos concretos sólidos para hacerme cambiar de parecer, que un adolescente, sin importar lo que haya hecho, no ha tenido tiempo de haberse convertido en un terrorista ni en un traidor a la patria, ni que hubiera asistido a una escuela especial para dar esa formación. No creo que Mariana González, de 16 años de edad, sea terrorista o traidora a su patria o haya incentivado el odio contra nadie o sea parte de una banda de delincuentes. Me es imposible pensar que representa un peligro para la estabilidad del gobierno de Maduro, por lo que creo que, así como el Presidente decidió correctamente atender los llamados de la gente y ordenó la revisión de un número de casos de adolescentes presos, debería seguir actuando en esa misma forma con otros casos que se le presenten. El de Mariana es uno de estos. Si lo revisa se dará cuenta de que tengo razón.
Pero voy un poco más allá. Presidente. Usted conoce muy bien cómo funciona la mentalidad policial. Como me dijo hace un tiempo un buen amigo del área de seguridad: "yo estoy entrenado para pensar mal", lo que se corresponde con un dicho nuestro: "piensa mal y acertarás". Y esto es así no en Venezuela nada más, sino en todo el mundo. Hemos visto a la policía francesa en estos días maltratando a manifestantes pacíficos. Otro tanto hace la policía italiana, japonesa, alemana, portuguesa, canadiense, española, etc., para no referirme a la de nuestros hermanos hispanoamericanos. ¡Dígame la policía gringa! Que la hemos visto asesinar hombres negros en las calles con sus piernas y rodillas aprisionando sus cuellos. Es así en casi todo el mundo. Esas detenciones de muchachos en las calles hay que revisarlas con una comisión profesional apartidista, con integrantes patriotas, serios, con ética y comprometidos sólo con la verdad.
Nombre esa comisión. Que no sea de policías ni de fiscales, quienes ya se han pronunciado en forma viciada sobre estos casos. Termine con este problema de los adolescentes presos, que no ayuda ni a Usted ni a nadie, teniendo en sus manos una información seria y objetiva de las detenciones habidas, que Usted pueda contrastar con los informes policiales existentes. Tenga una versión diferente, no de los familiares, pues ellos lógicamente están prejuiciados a favor de los suyos, lo cual es comprensible. Con seguridad, esa comisión no va a liberar a ningún terrorista ni a ningún traidor a la patria, ni a ninguna persona que desestabilizadora de su gobierno, que de paso, no creo que esté tan débil como para ser desestabilizado por unos muchachos.