La humanidad, al transitar en su búsqueda del desarrollo y progreso, ha ideado diversos sistemas para enfrentar sus cíclicas crisis económicas y sociales, encontrando en el cooperativismo un pensamiento, que aunque considerado utópico, basa su éxito en la aplicación consciente de una mancomunidad verdaderamente democrática, solidaria y responsable de su particular rol dentro de un ente social.
Las cooperativas son organizaciones asociativas, es decir, cada individuo ingresa libremente y se hace un par, un igual a cualquier otro miembro de la cooperativa de la que forma parte; esto revela un carácter democrático, una necesidad de participación y de búsqueda del bienestar social de cada uno de sus miembros ligado a un fin común. Una cooperativa es la expresión práctica de la frase: uno para todos y todos para uno!; es la manifestación de una economía social justa, por ende, la crítica sobre su utopía refiere la alta conciencia sobre el "vivir juntos en armonía", del reconocimiento de la humanidad como una fraternidad universal y de, por supuesto, no desvirtuar su naturaleza.
El Cooperativismo en Venezuela, a diferencia de los que algunos piensan, no es de nueva data, pues ya desde finales del s.XIX hizo su aparición nacional, lamentablemente, hoy día, parece olvidado, relegado a un grado inferior de importancia, cuando sus principios, sus políticas, sus ideas son realmente vigentes… Las cooperativas representan el medio de expresión de la economía social y participativa, contienen el secreto de la búsqueda del bienestar integral del colectivo, orienta las prácticas sociales de producción, distribución y consumo de los bienes y servicios esenciales de las comunidades o del grupo que la integran, incluso llega a la posibilidad de satisfacer las necesidades recreativas, educativas, culturales, financieras y sanitarias… entonces ¿Por qué olvidarnos de ellas?.
La empresa privada, en sus diversas expresiones y bajo un real enfoque productivo y de respeto a la legislación, es un elemento indispensable, positivo y deseable, creador de empleo formal, generador de recursos, así como de bienes y servicios, coadyuvantes de sana libertad económica y de la competencia mejoradora de oferta, calidad y precios… pero con todo y esto, no son altamente perfectas y es cuando las cooperativas representan la alternativa válida y de justicia social complementario del sistema económico, pues su diseño ideológico busca la máxima felicidad posible, con un espíritu que más allá de competir, busca el cooperar. El sano lucro es bueno, pero el desarrollo integral del ser humano también requiere de la realización interna del individuo.
Las cooperativas y las empresas son organizaciones que perfectamente pueden coexistir en el sistema económico nacional y complementan las carencias detectadas con sus particulares visiones de gestión y satisfacción de su mercado meta.
Ahora bien, es importante recordar que el éxito del Cooperativismo consiste en el respeto y entendimiento de sus principios, a saber: Adhesión Abierta y Voluntaria (Nadie puede estar a la fuerza u obligado), Control Democrático, Participación Económica de los Socios (Equidad en trabajo y beneficio), Autonomía e Independencia, Educación (formación continua de sus asociados), Cooperación y Compromiso con la Comunidad.
Entender que aún es necesaria la existencia de instituciones alternativas que tiendan a solucionar las necesidades de la sociedad y que el cooperativismo en Venezuela contiene aun un sentido idealista, permite que puedan volver a sintonizarse con el fin de desarrollo de las áreas deprimidas de la nación. El Cooperativismo no es ni debe ser una moda, es una necesidad social.
Michael Helmeyer