¡Que la crisis la paguen sus creadores, NO los Trabajadores, ni la Clase Obrera!

Pronunciamiento del Comité Nacional de Conflicto Trabajadores en Lucha

Miércoles, 19/07/2023 08:04 PM

19 de julio de 2023.-

El Comité Nacional de Conflicto de Trabajadores en Lucha (CNCTL), espacio plural para la unidad de acción de trabajadores, organizaciones y corrientes sindicales, constituido el pasado mes de marzo para luchar por los derechos y reivindicaciones de los trabajadores venezolanos frente a las acciones y políticas anti-laborales tanto del patrono-Estado como del empresariado privado, se dirige a todos los trabajadores y a todas las organizaciones sindicales del país.

A la luz de la ofensiva antisindical de los patronos, que se caracteriza por el desconocimiento desvergonzado de normas básicas y de principios de

 las relaciones obrero-patronales, a los trabajadores y las organizaciones sindicales se les presenta el reto de avanzar en una política de mayor profundidad de la que hemos llevado hasta ahora. Nos referimos a los intereses inmediatos y de más largo plazo que debe enfrentar la clase trabajadora.

Es necesario el reforzamiento de posiciones de clase, en tanto organizaciones sindicales y gremiales, frente a esta arremetida contra los trabajadores bajo la falsa premisa de un proyecto de "reactivación económica" que tiene como base el desconocimiento de conquistas y derechos y que son presentadas a los inversionistas como "ventajas comparativas" que permiten elevar el lucro y la explotación de los trabajadores y la clase obrera a niveles exorbitantes.

La unidad de acción que proponemos, debe trascender hacia la creación de una fuerza de trabajadores, que se plante frente a todas estas arbitrariedades con una visión que contenga los elementos comunes sobre cómo creemos debiera construirse nuestra economía y nuestra sociedad. Se trata de que la clase obrera y los trabajadores en su conjunto se erijan como un factor primordial y beligerante en la escogencia de los caminos que habrá de recorrer nuestra patria para enfrentar una crisis que tiene características estructurales y que requiere de la unidad del pueblo venezolano para poder congeniar los objetivos en el ámbito de derechos civiles y políticos con los objetivos sociales, económicos y culturales

LA CRISIS SE ENSAÑA CON EL PUEBLO TRABAJADOR

Los trabajadores venezolanos, particularmente los asalariados y en especial la clase obrera, enfrentan una de las peores circunstancias de las últimas décadas, en cuanto a condiciones de vida y de trabajo.

Luego del boom petrolero de la primera década de este siglo, comienza progresiva y aceleradamente a deteriorarse toda la estructura estatal de prestación de servicios básicos para la vida. La destrucción de los sistemas públicos de salud y educación es lo más notable, pero no queda muy atrás el suministro de agua, gas doméstico, gasolina, vialidad, transporte, entre otros.

Junto a esto, la disminución ostensible de la capacidad adquisitiva del pueblo trabajador hace que el hambre, la desnutrición, la pobreza y la miseria se enseñoreen en una enorme proporción de la población venezolana. Los años de pandemia del covid-19 profundizan esta situación y hacen estragos sobre todo en la población más pobre.

Este conjunto de males provoca la huida del país de más de 7 millones de compatriotas. Una diáspora sin parangón en tiempos contemporáneos ante la inexistencia de empleos dignos y servicios básicos confiables. Venezuela es un país que en una década se ha reducido su actividad económica en 80 % y en el cual el irrespeto de los derechos humanos es algo cotidiano.

La quiebra de la industria nacional y la ruina de la producción agrícola son el resultado de políticas económicas que han favorecido y estimulan la importación en detrimento de la producción nacional. Con ello han llevado a su mínima expresión a los trabajadores productivos, a la clase obrera, produciendo con ello un retroceso que nos remacha como una economía extractivista, primario-exportadora, sin ninguna posibilidad de desarrollar nuestras capacidades productivas propias.     

Por su parte, a los empresarios el gobierno les brinda todas las prerrogativas para explotar a placer y sin ninguna regulación a los empleados y obreros. Se apoyan en los decretos oficiales para mantener salarios miserables, complementados con bonos y que, en conjunto como ingreso no salarial, no llega a una tercera parte de lo que podría ser un salario mínimo o promedio equiparable con los países vecinos. La Ley Orgánica del Trabajo ya no es referencia ni para la patronal ni para el Estado-Patrono y su articulado es letra muerta.

A los trabajadores de la administración pública les han negado todos sus derechos laborales y las conquistas alcanzadas en décadas de lucha. Se les desconocen los contratos colectivos, se les imponen sindicatos paralelos oficialistas que actúan como esquiroles, se les niega la seguridad social y, lo peor de todo, se les elimina el salario como tal con todas sus incidencias. Es, sencillamente, una nueva forma de esclavitud frente al patrono-Estado.

La crisis que vivimos los venezolanos llega a una fase aguda, calificada como "emergencia humanitaria compleja" , que se conjuga con el irrespeto y/o violación de preceptos fundamentales contenidos en la Constitución, leyes y convenios internacionales ratificados por la República.

Apartando diferencias de enfoque, incluso ideológicas y políticas, sobre las razones de esta debacle, es importante que la dirigencia laboral y las organizaciones sindicales y gremiales clasistas partamos de elementos comunes que nos sirvan para nuestro análisis y discurso, y que fortalezcan nuestra lucha para conquistar, no solo los derechos y reivindicaciones conculcados, sino "un mundo mejor para los trabajadores".

1. NO ES UN "PAQUETAZO": ES UNA POLÍTICA DE ESTADO

La crisis que vive el país en absoluto se circunscribe a la violación de derechos laborales. Es toda una involución disfrazada con falsos discursos de redención social. La política presentada como de reactivación económica, implementada desde agosto de 2018, está guiada por una visión totalmente apegada a la sumisión de los países industrializados que respaldan políticamente a esta administración gubernamental.

Parte importante de esta política de reactivación es la total flexibilización y desregulación de las relaciones laborales. Es una visión ultraliberal del repunte, que no progreso, económico. Es hacer descansar en las espaldas de los trabajadores todo el peso de una recuperación económica sin sentido nacional y con la abierta violación de todos los derechos laborales, aunándole a esto la criminalización de la función sindical y el cese al derecho a la protesta y al reclamo, que cuando no son respondidos con cárcel o represión, se les desdeña y obvia como si no existieran

El caso de los jubilados y pensionados destaca en todo este conflicto, pues son víctimas directas de una política de exterminio por parte del Estado, del gobierno y de las instituciones que deben velar por su salud y su vida. Se les despojó su seguridad social y de todo el sistema de pensiones, al llevarlas a montos insignificantes y simbólicos. Se desprecia así a quienes dieron toda una vida por hacer avanzar a nuestro país, se les condena a la miseria y la inanición.

2. LA LUCHA SOCIAL Y SU RELACIÓN CON LA LUCHA POLÍTICA

La búsqueda incesante por restituir todos nuestros derechos laborales necesita de instrumentos que sean capaces de hacer frente a un régimen que se ha propuesto destruir todo el andamiaje jurídico-legal que amparaba a los trabajadores venezolanos.

Debemos tener posiciones políticas de clase. Esto no es fácil ni sencillo en medio de una confrontación donde se mezclan posiciones políticas de diversa índole. Y donde el desplazamiento del actual gobierno y el régimen que lo soporta tiene diversas visiones entre los trabajadores y las organizaciones sindicales y gremiales.

Muchos sindicalistas se precian de destacar que su lucha es "no política", queriendo significar que no se meten en los problemas referidos a la situación política nacional, a las posturas partidistas o a las decisiones gubernamentales o políticas públicas.

Hoy más que nunca debemos reivindicar que las luchas sociales, y las sindicales en particular, deben ser profundamente políticas, en el sentido de que se ubiquen en el contexto político, y no solamente socio-económico, del país. Enfrentamos una política de Estado y no podemos negarnos a tener una postura común, desde la óptica de los trabajadores, sobre el carácter de aquella y de proponer soluciones que no se queden solo en la exigencia de un articulado legal o constitucional.

Debemos tener posiciones políticas de clase. Esto no es fácil ni sencillo en medio de una confrontación donde se mezclan posiciones políticas de diversa índole. Y donde el desplazamiento del actual gobierno y el régimen que lo soporta tiene diversas visiones entre los trabajadores y las organizaciones sindicales y gremiales.

Lo fundamental de una posición política de clase es el contenido de las propuestas para atender la crisis que sufre el país y las ideas para la reconstrucción. Aquí lo que debe imperar es un sentido popular y nacional, que reivindique en primer lugar la atención de la deuda social y la necesidad de rescatar la soberanía y la independencia frente a las apetencias de los grandes centros económicos del mundo.

3. EL RESCATE DEL SALARIO REQUIERE DE MÁS UNIDAD

El salario en Venezuela ha sido borrado por la actual administración. Se trabaja sin ninguna esperanza de cubrir cualquier incidente futuro, sin ninguna cobertura social para el trabajador o su familia. La casi total bonificación del pago por jornada trabajada no tiene parangón ni con los peores planes neoliberales que proliferaron en Latinoamérica en las décadas de los 80 y 90 del pasado siglo.

La desaparición del salario como tal va acompañada de una política de desvalorización del trabajo. Esto ha provocado que los trabajadores venezolanos sean los peor pagados en nuestro continente y compiten en el mundo por el último lugar.

La lucha por rescatar el salario debe ser el centro de la acción mancomunada de todas las organizaciones sindicales y gremiales. Avanzar en esta dirección obligatoriamente implica enfrentar la alianza formada entre el actual gobierno y el empresariado. Es necesario que defendamos con argumentos no sólo jurídicos, sino también económicos y sociales, el significado de salario en el marco del mercado laboral.

4. LA SEGURIDAD SOCIAL ES CUESTIÓN DE VIDA O MUERTE

Prácticamente se han eliminados todos los parámetros contenidos en las leyes sobre seguridad social. Se trabaja para medio comer hoy, sin saber qué pasará mañana.

El rescate de una visión de seguridad social integral debe ocupar un espacio importante en las luchas de los trabajadores y sus organizaciones sindicales. Con salarios tan pero tan miserables, nos han despojado de todo lo que implica una seguridad como la "salud, contingencias de maternidad, paternidad, enfermedad, invalidez, enfermedades catastróficas, discapacidad, necesidades especiales, riesgos laborales, pérdida de empleo, desempleo, vejez, viudedad, orfandad, vivienda, cargas derivadas de la vida familiar", previsiones éstas definidas en nuestra constitución.

Las prestaciones sociales y todas las reivindicaciones que dependen del salario, las vacaciones, utilidades, primas, etc., son tan insignificantes que ya no entran en nuestras cuentas. Son más de dos siglos que han sido echados por la borda, solo con el fin de presentar una supuesta "normalidad" para emprender una reactivación económica que solo favorece a los empresarios, a los corruptos y a los importadores.

5. LOS CONTRATOS COLECTIVOS REAFIRMAN LA PROGRESIVIDAD

El principio legal de que cualquier retroceso en las condiciones de trabajo es como un despido indirecto, es abierto y totalmente violado en nuestro país. Jurídicamente, todos hemos sido despedidos de nuestro empleo y ahora laboramos sin ninguna protección legal. La progresividad e intangibilidad de las reivindicaciones laborales se refiere a ingresos reales, al cumplimiento de las cláusulas de los contratos colectivos no sobre la base del ingreso nominal, sino de la satisfacción y mejora de las condiciones de vida y de trabajo del trabajador y su entorno familiar.

Tanto el memorando 2792 como las tablas Onapre son la expresión más acabada de una política de Estado que también ha destruido los fondos de ahorro y otras formas de ayuda mutua con que contaban los asalariados sindicalizados en Venezuela. Luchar porque se cumpla a cabalidad el artículo 89 de la CRBV y el convenio 98 de la OIT debe ser algo de primer orden en nuestros esfuerzos.

6. ENFRENTAR LA ARREMETIDA REPRESIVA Y LA CRIMINALIZACIÓN               

La ilegalización de la función sindical, cuando se realiza con sentido clasista, es una realidad palpable y permanente en el país. El gobierno no atiende ni siquiera las acusaciones de parte de la Organización Internacional del Trabajo de violación de la libertad sindical expresado en el convenio 87, como norma de respeto a la autonomía del sindicato frente al gobierno, a los partidos y a los patronos.

Luchar por la libertad de los compañeros presos y el cese a la persecución a los sindicalistas debe seguir siendo una bandera de importancia para los trabajadores y todas las organizaciones sindicales clasistas, pues con la judicialización de muchos dirigentes, se les está inhabilitando para el ejercicio de sus derechos ciudadanos. A la par debemos seguir presionando por la mayor unidad posible para enfrentar la represión, como la que recientemente ocurrió con compañeros de las empresas básicas de Guayana.

La actual administración solo hace un show con el foro de diálogo social para engatusar incautos y querer aparentar que oye y respeta a las partes. Entretanto, impide el derecho a la protesta, proscribe el derecho constitucional a huelga, encarcela a luchadores sociales y dirigentes sindicales que exigen el cumplimiento de sus derechos, y abre expedientes a muchos trabajadores para amedrentarlos y aterrorizarlos.

7. DEBEMOS PRESENTAR UNA VISIÓN DE RECONSTRUCCIÓN DEL PAÍS

Los trabajadores y las organizaciones sindicales están en el deber histórico de avanzar en una visión de reconstrucción nacional, tomando en cuenta la diversidad de posiciones que hoy hacen vida en el seno del movimiento laboral. Muchos tenemos años enfrentando al actual régimen, otros se desligaron del "proceso" incluso en tiempos de Chávez y unos más han decidido enfrentar esta administración de Maduro en un tiempo más reciente.

Independientemente de ello, los trabajadores debemos ir pensando en los puntos de encuentro que, partiendo de la idea común de defender el valor del trabajo y las reivindicaciones laborales, vaya prefigurando la reconstrucción del país en cuanto elemento clave para su desarrollo económico independiente, para crear nuevas instituciones que abran la posibilidad de una democracia de nuevo tipo, para redefinir nuestra relación con el exterior ratificando nuestra soberanía e independencia, etc.

No es algo sencillo entre luchadores independientes o que pertenecen a distintas organizaciones partidistas, con principios ideológicos distintos y hasta encontrados. Lo fundamental es dar piso a una visión que rescate lo nacional y lo popular.

Los trabajadores, la clase obrera y su dirigencia tienen en sus manos una gran responsabilidad con el país. Llamamos a asumir este ineludible compromiso histórico, que las circunstancias nos demandan.

¡Que la crisis la paguen sus creadores, NO los Trabajadores, ni la Clase Obrera!

¡Todas las Luchas, una sola Lucha!

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