(0 cómo ciertos izquierdistas se vuelven opositores capitalistas y funcionales a USA)
Pablo Hernández y el desastre de la Venezuela de hoy
Por: Luis B. Saavedra M.
Lunes, 12/08/2019 09:43 AM
Son terribles. Es como si padecieran un desorden cerebral, en el área corrugada, digamos, que se ocupa de las percepciones o tuvieran extirpada la glándula pituitaria y eso les impide ver el progreso de la sociedad venezolana en tiempos de la revolución bolivariana, por mínimo que sea. Y lo ha habido y mucho, como las misiones y la auténtica nacionalización de Pdvsa, luego del oneroso paro y saboteo de 2002-2003. Sino que la perspectiva que anuncian por efecto esa de tristeza, decaimiento y trastorno del humor es patética. Por ejemplo, que con las empresas mixtas se está entregando la soberanía y se viola la Constitución y demás. Por eso es preferible que los intereses nacionales nos los resguarde EEUU.
Véase lo que pregunta y afirma Pablo Hernández en folleto que obsequia, llamado “El verdadero golpe de PDVSA”, (Imprenta Internacional. Maracaibo. Venezuela. 95 PP.): “¿Qué es el plan siembra petrolera de PDVSA 2006-2012 y la política de plena soberanía petrolera?”…
Responde: “Ese plan que se pregona como política antiimperialista, nacionalista y soberana, es precisamente todo lo contrario: es la puesta en práctica del plan del capital petrolero internacional, a través de los planes estratégicos de PDVSA (exploración, producción y refinación) y de las Empresas Mixtas, para continuar (con) el control seguro y confiable del yacimiento venezolano. El verdadero golpe de Estado del capital y PDVSA, se ha consumado precisamente con estos planes nacionales e internacionales que en materia petrolera, energética y financiera adelanta el gobierno. Hoy podemos comprobar, con absoluta claridad, quiénes han sido los verdaderos triunfadores del golpe de estado de abril y del sabotaje petrolero de 2002: la burguesía y el capital petrolero internacional. Estos jamás perdieron el control de los bandos en pugna. Gobierno y oposición desempeñaron en el terreno de la violencia lo que comúnmente realizan en el parlamento y en la política: dividir a los trabajadores y al pueblo en general en dos bandos aparentemente antagónicos, para que éstos pongan los muertos o los votos, mientras ellos se reparten el botín petrolero y consolidan el dominio del capital en Venezuela”, (P. 13).
De esa guisa continúa el resto de las páginas del panfleto. Nunca observa dialécticamente que hay agentes externos, con sus alianzas internas, que pretenden acabar con el proceso bolivariano y chavista, pues ya no cree que el imperialismo exista, al modo como lo concibió Lenin y ello después de padecerlo incluso físicamente Pablo Hernández, digo, por la derrota de la izquierda en la década de 1960.
A pesar de esa apreciación y como dice la promo de VTV “El Imperialismo existe” y tiene huellas concretas de su accionar; Honduras, Guatemala, Chile, Vietnam, Nicararua… Y Venezuela en 2002-2003, 2014, 2017, 2019 pero ellos de tan revolucionarios y teóricos excelsos que son, ahora posan, oh sorpresa, de acérrimos enemigos ahora de la revolución bolivariana. Un proceso popular que atacan sin misericordia, quién sabe por qué. (¿Frustración? ¿Encargo de alguna ONG, made in USA, CIA mediante?
No sé si es que en un momento dado tuvieron un cargo en el gobierno y después por contradicciones de los grupos en el poder, que también dicen que existe, luego los defenestraron, como se verá más adelante con una anécdota, siendo ello el origen de su tirria y encono contra el chavismo que dicen haberse agotado ya.
Lo malo de estos textos como el de Hernández y en sus intervenciones públicas en pequeños grupos de lectura y discusión es que no proponen nada como alternativas a sus pronósticos agoreros. Se solazan en la denuncia por la denuncia misma. En un onanismo vulgar que los hace contraer matrimonio con las viudas de la Cuarta República y tienen por hijos de semejante unión estos folletos falaces; cuya autoría han de atribuírselo, por fuerza de la tradición, no a ellos, sino a la decepción que padecen; todo lo cual los hace desplazarse de su antiguo centro de gravitación, la izquierda revolucionaria a la derecha reaccionaria. Y así andan devanándose los sesos y negándose a sí mismos.
Lo malo también es que contagian, como con una infección nauseabunda, a toda una red social física e institucional que se abre a la discusión de ciertos temas, como el del petróleo en Venezuela; y es por esa vía que algunos del campo de la academia universitaria se han vinculado a estos pesimistas irremediables y patológicos, pues es allí donde se ocupan de ofrecer charlas o foros. Sobre todo, en aquellos centros de educación universitaria que siempre pretenden estar contentos, o en la buena, tanto con el gobierno y la oposición pensando que a la hora de cualquier cambio eventual no quedar en el vacío, guindados de la brocha.
Así sobreviven, dice uno de mis compañeros, con mala conciencia y la boca torcida, que comparte asiento conmigo en una de las susodichas charlas de las que participamos, haciendo un gran esfuerzo, con un ejercicio de tolerancia extrema y no salir corriendo y cantarle unas cuantas verdades ahí, delante de todas esas graves señoras y señores. Pero no hicimos sino preguntamos nosotros: ¿por qué se le dé espacios académicos a gente como esta o se le da cancha, como se die coloquialmente, será porque la academia universitaria debe estar abierta a la discusión de todas las corrientes de pensamiento? ¿Incluso la metralleta de ideas y juicios de valor que propala el economista Pablo Hernández con su folleto “El verdadero golpe de PDVSA”?. (ob cit). Por ahí va la cosa, dice el amigo y condiscípulo.
Ya con la edad suficiente y la experiencia académica universitaria de larga data, atropellada y nada esmerada; no por nuestra voluntad sino por la desigualdad de origen a que nos condenó la cuarta república a quienes somos descendientes aborígenes (ayamán) y campesinos; condenados a la pobreza y la ignorancia cultural (a los 21 años fue cuando obtuvimos 6 Grado de Educación Primaria nocturna y por esa vía también obtuvimos bachillerato, por Parasistema y si no hubiera sido por la acción de los Bachilleres Sin Cupo tampoco ingresáramos a la UPEl ya a los 27); y por los paros universitarios de Fapuv, la rebelión del 27 de febrero de 1989, la sublevación de la juventud militar en “El Día de la Dignidad Nacional! el 4 de febrero de 1992, con Hugo Chávez a la cabeza; y todo aquel proceso de la inestabilidad de Octavio Lepaje El Breve, la Presidencia enclenque y hasta sorprendida y sorprendente del historiador don Ramón J. Velázquez y el aquel otro de “Estamos mal pero vamos bien” del ministro estrella del Caldera II. Que bella era la cuarta república.
Pero, en fin, con lo anterior lo que queremos decir es que podemos distinguir, aunque no sin esfuerzo, cuando un discurso cumple con los rasgos típicos de la academia y cuando son simples libelos acusatorios y panfletos de la más precaria factura, donde el autor o conferencista comete impunemente trasposiciones o anacronismos, entre otros problemas de atingencia o correspondencia que llegan hasta el palimpsesto y el palíndromo, (bueno, quien quiera saber qué es eso que lo pregunta al Dr. Vivas Santana) y la lógica inductiva y deductiva (y la abducción), además de que los planos del conocimiento se alteran burdamente.
Esto es, no dejan claro cuál es la concepción de la realidad sobre la que discurren y bajo cual perspectiva teórica metodológica, como no sea la denuncia del desastre económico del chavismo, según estos personajes, pues; cosa que les parece inédito, como si aquí no hubieran gobernado adecos y copeyanos, haciéndolo siempre al modo de manumisos del imperialismo norteamericano, que la historiadora Marrufo, ya que como también dijera alguna vez el teólogo jesuita, Dr. Pedro Trigo, en revista Sic, hacia la década 1980: si por ellos fuera este sería un país de mierda, del que habría que marcharse a otros lares cuanto antes; que es la opinión, por cierto de todos esos jóvenes dominado por la propaganda de emigrar demasiado.
Como fuere, la realidad de Venezuela que ven esos áulicos del imperialismo que niegan que ello exista, es sólo la riqueza petrolera y demás materias primas, energéticas y de minerales, que los gobiernos debían garantizarle a USA., como parte de la división internacional de trabajo; ya que, según recuerdo de la añeja lectura de Eduardo Galeano en Las Venas Abiertas de América Latina, en el mundo hay países que se especializan en ganar y otros en perder. Norte desarrollado, “sur en vías de desarrollo”, pero nadie habla en esos folletos y conferencias del debate que ha estado dando Venezuela en el tiempo de la revolución bolivariana contra lo que Thomas Piketty denomina la cuestión moral implícita en la acumulación del capitalismo patrimonial, mediante la cual un mínimo porcentaje acumula toda la riqueza y la mayoría nada.
Padece una desigualdad de origen. Pero muy pocos se preocupan por lo que este autor denomina “…une question de justice d’éliminer de notre économie les inégalitiés engendrées par l’accumulation. Pourr ce faire, il faut supprimer les hauts revenus et réduire par l’impót les patrimoines existants”, (en: Problémes éconmiques, junio, 2014. P. 52, sugiero que busquen al Dr. Javier Vivas Santana para la traducción del francés, aunque no difícil de comprender ese parrafito).
En ese sentido, los pueblos y sus líderes han emprendido un conjunto de acciones políticas con el propósito de eliminar el viejo Estado con su institucionalidad corrupta y corruptora (cuestión que muchos de la burocracia estatal actual no han entendido y algunos siguen esas mismas prácticas, la verdad sea dicha y al respecto es otra de esas luchas internas que ha de darse, para conformar una burocracia eficiente y revolucionaria; en ese sentido el Consejo de Gobierno Popular viene a ser un elemento muy importante).
Finalmente, si de algún provecho personal nos ha servido acercarnos a las charlas de Lic. Pablo Hernández tanto en la Universidad Yacambú, sede nueva de la Urb. La Mora, en Cabudare y en la Biblioteca Universitaria de El Eneal, respectivamente, hace ya tiempo es el hecho de que su folleto e intervenciones orales es cerciorarnos que en él domina el tono panfletario, la denuncia sin mayor precisión y la especulación espuria; típica de esa corriente falaz que es la teoría conspirativa; que supone hacer a un lado el rigor de la ciencia social. Además de conocer, por cierto, y no sin sorpresa, a quien uno consideraba importante referente intelectual del chavismo universitario.
En realidad, hoy extrañamos que Pablo Hernández está como silenciado, no ha dicho nada del embargo o expropiación de la filial de PDVSA en USA- ¿CITGO? ¿Será que marcó la milla también?