El combustible de la droga

Martes, 08/10/2019 02:08 PM

"No tiene la culpa el ciego sino quien le da el garrote".

(Refrán Popular)

El aumento de la gasolina es hoy la manzana de la discordia en El Ecuador, donde las recetas del Fondo Monetario Internacional (FMI) están siendo aplicadas con premura por el Presidente Lenin Moreno.

En nuestro país, el sólo recuerdo "El Caracazo", se ha convertido en un repique de campanas ante la posibilidad de un nuevo aumento del combustible, el cual pudiera dejar de ser un fantasma del pasado y convertirse en una reflexión del presente para el pueblo venezolano.

Desde luego que nuestra situación política dista mucho del actual panorama del Ecuador, donde el Gran Mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre quedó sembrado para siempre y donde la huella de la "Revolución Ciudadana", está siendo borrada del mapa por los traidores.

En el caso venezolano, sobre todo en los estados fronterizos, el problema de la gasolina es un punto de vital atención y sobre el cual, el Gobierno Bolivariano - desde la llegada del Comandante Hugo Chávez – trata de encontrar una solución.

La alta cifra de litros de gasolina que se fugan a través de la frontera de unos 2.019 kilómetros que nos separan de Colombia, representa algo más que una alarma: es una auténtica amenaza.

El viejo cáncer convertido en el nudo gordiano que no ha podido ser desatado, es hoy el alimento para las mafias surgidas a su alrededor y representa además, el dolor de cabeza del Presidente Nicolás Maduro, el hijo de Chávez, quien a través de los cuerpos de Seguridad del Estado y la FANB trata de combatir.

Muchos son los estudios y proyectos analizados a la luz de la experiencia por la fuga de combustible. Las cifras superan millones de litros diarios de gasolina y diésel fugados – rutinariamente - hacia Colombia.

El contrabando no sólo se ha convertido en el combustible para mover vehículos en el vecino país, sino que es la materia prima de primer orden y el componente indispensable para el procesamiento de la cocaína.

En cifras citadas recientemente por el Protector del Táchira, dirigente del PSUV y ex Comisario de la Policía Metropolitana Freddy Bernal a través del programa "Dossier", producido por el periodista Walter Martínez para VTV y TeleSur, el dirigente chavista señaló lo siguiente: "para el procesamiento de un kilo de cocaína se requiere del uso de 30 litros de gasolina".

Las cifras dadas a conocer mundialmente y que han sido certificadas por la ONU señalan que el 70 por ciento de la droga (cocaína, mariguana, etc.) que se produce en el mundo, por más de un centenar de carteles del narcotráfico, son procesadas en Colombia.

En territorio neogranadino existen más de 9 bases militares y es el primer suplidor de droga en el planeta para los Estados Unidos; país que tiene su propio cartel para proteger la alta producción de cocaína que es distribuida a través de la DEA. (Policía antinarcóticos de USA).

Muchas son las medidas aplicadas por el Gobierno Bolivariano contra el negocio y el tráfico de droga, especialmente en la zona fronteriza. Las mismas representan un alto costo por la presencia de miles de agentes de Seguridad y de funcionarios la GNB, a quienes mantiene el Estado en los puestos fronterizos con Colombia, en los estados Amazonas, Apure, Táchira y Zulia.

Las operaciones policiales y los decomisos de miles de toneladas que son incautados diariamente en alcabalas a los narcotraficantes, superan cifras las cuales en dólares suman incontables divisas.

Las ganancias de los narcotraficantes y de los contrabandistas hacen estremecer la economía del vecino país. Este cuadro permite además crear una economía paralela, la cual representa el mayor ingreso para el Estado colombiano y que genera a su vez, una alta riqueza y valor agregado a la burguesía narco-paramilitar.

Todo este panorama nos lleva a comprender el porqué de la reacción furibunda de la oligarquía santandereana contra el Estado venezolano, expresada en magnicidios frustrados e intentos de golpes de Estado, dirigidos con drones por el "capo mayor" Álvaro Uribe Vélez (N. 82 en lista de USA) y su actual lugarteniente, "El Uribito" Iván Duque, actual Presidente de Colombia.

Los volúmenes de droga incautados por la GNB y demás organismos de seguridad venezolanos acusan pérdidas para la contabilidad de las mafias del narcotráfico. Estas cifras astronómicas podrían soportar el presupuesto de cualquier país latinoamericano (unos 6 billones de dólares mensuales o el 3,5 del PIB, aproximadamente (Dinero.com).

Igualmente Colombia no es sólo el mayor productor de droga sino que también se ha convertido - según la citada revista especializada - en el 4to consumidor de cocaína y mariguana en América Latina; sobre todo, en sus principales ciudades como Medellín, Bogotá, Cali y Barranquilla.

En el caso de la fuga de combustible venezolano hacia Colombia, especialmente la gasolina, se citan cifras que ruborizan y superan cualquier cálculo (Más de 160.000 mil litros diarios; unos 4 millones 800 mil litros mensuales, según Diario PANORAMA.com.ve de Maracaibo).

En el caso venezolano, por el bajo precio subsidiado, la distribución de combustible ha quedado hoy a la merced y en las manos de los bomberos o surtidores de gasolina, quienes en las estaciones de servicio hacen su agosto y colocan el valor del litro al precio que les da la gana.

En la mayoría de los casos, los usuarios pagan un promedio de 100 bolívares por cada tanque de 60 litros (en vehículos livianos), lo cual al precio real no llegaría ni a los 57 bolívares soberanos por vehículo.

Debido a esta realidad, el estira y encoge o el juego del gato y el ratón que se vive en la frontera, permite que el contrabando de gasolina y diésel hacia Colombia este cada día en aumento.

Las mafias que allí pululan, en el caso del Táchira o el Zulia, son mutantes y "en las estaciones de servicio de Colombia, un galón (3,7 litros) de la gasolina más barata se cotiza en 7000 mil pesos, en promedio (hoy el cambio ha aumentado), lo que supera los 2.500 bolívares, aproximadamente.

Las escaramuzas entre los agentes de seguridad o la GNB y los contrabandistas de gasolina, estimulados por el precio que se paga en Colombia (son algo más que un estímulo), hoy representan una forma de vida para millares de personas de la frontera, quienes dependen de esos ingresos y han dejado hasta sus puestos de trabajo.

El caso ha tomado otro curso y por más que actúen las autoridades de nuestro país y el propio Presidente Nicolás Maduro haya anunciado la detención de militares venezolanos, involucrados en dicho negocio, este caso parece un cuento de nunca acabar.

Recientemente se conoció, por ejemplo, a través de los medios de comunicación de la incautación de miles de litros de gasolina en la frontera con el Táchira, en el Municipio García de Hevia, capital La Fría.

En una estación Termo-eléctrica de CORPOELEC se descubrió que decenas de gandolas cargadas de combustible, abastecían la citada planta con una mayor cantidad de litros que la requerida para su funcionamiento.

Las gandolas - autorizadas por Pdvsa - con una capacidad para más de 38 mil litros c/u, en un número superior a la docena, trasladaban diariamente más de 456 mil litros de gasolina desde la Estación del Llenadero de El Vigía, estado Mérida hasta la Estación eléctrica de La Fría del Táchira, donde tenían un vaso comunicante (a través de mangueras) para desviar el combustible hacia Colombia.

Este descubrimiento no es nada nuevo, porque en el pasado también recordamos casos de la IV República con el mismo modus operandi, en la citada Estación de Corpoelec, donde ahora se repite el nefasto acto delictivo (son reincidentes).

Mientras este panorama se reproduce en poblaciones del Táchira y de ciudades fronterizas del Zulia, Apure y Amazonas (vía fluvial), allí también se observan largas colas de kilómetros, hasta por dos y tres días y donde pernotan los conductores para abastecerse de gasolina (muchos compran los puestos en las colas).

En la mayoría de los casos - incluso desde el estado Barinas por la vía de El Llano – en poblaciones como Socopó, Ciudad Bolivia, Santa Bárbara de Barinas, Capitanejo y La Pedrera se observa el tráfico de combustible como el pan de cada día y acompañado con acciones de paramilitares (Caso Ticoporo denunciado por Dossier ).

Supuestos taxistas (con preferencia) y camioneros se abastecen en las bombas o estaciones de servicio para luego vender por pimpinas y bidones, la gasolina de sus vehículos a muchos clientes ocasionales en sus propias viviendas.

Otro tanto ocurre en el Táchira desde la frontera con Mérida, por la carretera Panamericana. En poblaciones como Caño de Zancudo, Tucanizón, Sabana Grande, La Tendida, Morotuto, Coloncito, Omuquena, La Palmita y La Fría se observan largas colas de vehículos en las bombas para abastecerse de gasolina.

Muchos de los habitantes de estas poblaciones fronterizas viven de la gasolina. Una gran mayoría de ellos, vende el tanque de sus vehículos en depósitos conocidos y que están a la vista de todos.

Muchos de estos casos son también del conocimiento de los propios funcionarios policiales y la GNB (a quien presuntamente pagan vacuna). Esta gasolina es luego trasladada a la vecina Colombia, donde el narcotráfico controla su mercado y hace de él un negocio redondo.

La población venezolana vive atrapada en la frontera. Muchos pobladores son víctimas de este círculo vicioso por el contrabando de gasolina y también del narcotráfico.

En la mayoría de los casos, además de intentar pasar la droga por las trochas a Venezuela, muchos vampiros colombo-venezolanos nos chupan la gasolina y buscan trasladarnos el cáncer de la violencia, ante la mirada impotente de muchos venezolanos en la frontera.

Políticos impostores como Juan Guaidó, escoltados y acompañados de rastrojos y algunos vende patria "rojos rojitos" nos quieren invadir con paramilitares y conforman mafias, las cuales debemos combatir y extinguir porque destruyen vidas, obtienen divisas del combustible que obtienen en Venezuela y utilizan para procesar la droga colombiana.

¡Amanecerá y veremos!

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