Quevedo; Dos Años de Severa Destrucción de PDVSA

Jueves, 19/12/2019 04:56 PM

Durante el 2019 PDVSA ha estado innegablemente influenciada por una mayor y particular complejidad, derivada de un sinnúmero de variables que abarcan desde intereses políticos internos y apetencias geoestratégicas de varios países de la región, hasta el hecho innegable de aun permanecer bajo el manejo de una directiva evidentemente dispersa, desubicada y que desde Noviembre’2017 ha demostrado la ausencia total de conocimiento del negocio petrolero.

Las consecuencias de haber permitido la continuidad de Quevedo y su directiva han atentado y atentan contra la salud y estabilidad de nuestra principal industria, hasta el punto de llevarla a tranzar acuerdos con empresas prácticamente desconocidas, de maletín, con poca o ninguna experiencia previa en el negocio petrolero, en su desespero por dar un cambio; un giro a esa debacle que atraviesa.

Desde nuestra perspectiva, esos nuevos acuerdos que se están tejiendo y que involucran desarrollar producción desde los activos de la Faja del Orinoco con empresas sin tradición, llevaran a partir de Enero’2020 mayor componente de "plomo-en-el-ala" del que hasta ahora han llevado.

En PDVSA no se trata hoy por hoy solo de la necesidad de inversión aguas arriba, se trata de la necesidad de rehacer no solo todos los segmentos de la cadena de valor sino de regenerar el potencial cognitivo de la otrora corporación petrolera.

El daño que Maduro le ha hecho no solo a PDVSA, sino a la imagen de la Venezuela energética con la entrada de Quevedo en Noviembre’2017 es profundo, es delicado y es alarmante.

MASACRE 2017 @ 2019:

Los resultados que a continuación se muestran están sustentados en cifras reales de producción, volumen aproximado de consumo interno, precio real del barril y cuotas aproximadas por reciclaje a mezcla, retribuciones a terceros y remanentes a exportación.

Para el cierre de Noviembre’2017 la producción nación era de 1.834.000 B/D. Luego de un año de gestión de Quevedo, la misma había cedido hasta 1.183.000 B/D, para un derrumbe de 651.000 B/D. Entre Noviembre’2018 y Noviembre’2019 la producción continuó su caída, acumulando un desplome de 486.000 B/D para llegar hasta 687.000 B/D al cierre de Noviembre’2019. La producción total desaparecida suma hasta el cierre de Noviembre’2019 la bicoca de 1.137.000 B/D. Es decir, ha desaparecido el 62% de la producción total recibida desde su llegada a PDVSA.

Pero no solo se trata de producción. Para Noviembre’2017 el factor de utilización de nuestras refinerías superaba el 45% @ 50%, mientras que hoy no supera el 13% @ 17%, promovido por una combinación de saqueo y destrucción agravada de procesos e infraestructura. Todo lo anterior ha a su vez catapultado la necesidad de importación de crudo y productos refinados, disparando el gasto y reduciendo el ya diminuto flujo de caja.

Durante 2019 el precio promedio del barril criollo se estará ubicando en el entorno de $52.2 @ $52.7, mientras que la producción nación alrededor de 1.014/790 MBD según formato OPEP directo/secundario. Por otro lado, el volumen de exportación promedio-mes se estaría situando entre 900.000 @ 940.000 B/D.

El reciente pico observado en la producción según fuentes directas OPEP no debe ser interpretado como aumento de producción, ya que es una simple ilusión causada por el desalojo de inventarios retenidos desde Septiembre/Octubre’2019. El volumen total de inventario acumulado hasta inicios de octubre superaba los 40 MMBbls, los cuales han ido encontrando salida paulatina a pesar de las sanciones, siendo interpretado erróneamente como barriles producidos.

Al nivel de exportación de 900 a 950 MBD y sumando la producción real de 700 @ 750 MBD, dichos inventarios podrían extender la sensación de falsa mejora por alrededor de 4-1/2 meses, contados a partir del cierre de octubre; es decir, hasta el cierre de Enero’2020@ Febrero’2020. Es en esencia la mera diferencia entre barriles operados y barriles fiscalizados. Los primeros lo barriles producido al día, mientras que los segundos no necesariamente son producidos al día sino que pudieron estar almacenados previamente con antelación y luego liberados. Este último es en esencia el caso actual.

Para el cálculo del ingreso bruto se descontó aquel volumen sujeto a consumo interno, así como las retribuciones a terceros por concepto de pago en especie. Los resultados sugieren un ingreso total (excluyendo lo anterior) por el orden de los $7.100 @ $7.400 millones, para un ingreso neto estadísticamente calculado en el rango de $230 @ $350 millones, dependiendo del grado de participación en la intermediación cambiaria, del momento real en el que se migra de mejoramiento a mezcla, del cargo y del descuento otorgado por las operaciones ejecutadas en las "oficinas offshore" como medida para reducir el impacto de las sanciones.

En comparación con la producción de cierre 2016 de 2.571.000 B/D, la pérdida patrimonial producto de la caída de producción experimentada durante la gestión de Quevedo desde su llegada en Noviembre’2017 ha sido alarmante. Las cifras indican una pérdida patrimonial total en dicho periodo de aproximadamente $67.691 millones, de los cuales y solo durante 2019, se dejaron de percibir en el orden de $34.123 millones; es decir, el 50.4% del total.

CO-RESPONSABILIDAD:

La "masacre" que se ha tejido en contra de la industria petrolera nacional tiene innegablemente varias aristas y co-responsables. Una combinación cierta de intervención foránea, pero también de conspiración, indolencia e incapacidad interna y ambas a su vez alimentadas desde las esferas del mismo poder político y de rapiña financiera; ambos amalgamados en torno a intereses más personales que soberanos y nacionalistas.

El componente de conspiración foránea, nace desde los tiempos de la invasión a Irak, luego Libia y después desde el mismo sabotaje petrolero de 2002. A partir de 2004-2005 cuando desde el espacio de la desmedida dependencia rentista de un barril que crecía vertiginosamente fuera de control, se facilitó el desarrollo de activos de crudos no convencionales particularmente en los EEUU, hasta desembocar hoy en una producción de 12.8 MMBD, que literalmente esta poniendo contra la pared a la misma OPEP, ganándole mercados y quitándole relevancia.

Es ese poder que da el no depender de otro es el que le permite hoy a EEUU imponerse en el tablero energético, desde donde teje estrategias para asegurar su predominancia global interviniendo economías debilitadas, en conflicto y sobretodo en países con una fuerte división interna y elevado nivel de recursos vírgenes. Es así como basado en su fortaleza, se da el lujo de sancionar a Venezuela e Irán para crear entropía y aprovechar la oportunidad para hacerse directa e indirectamente de mercados, empresas y recursos. Pero no podemos culpar solo a los EEUU y Europa por defender su interés nacional, sobretodo cuando cuentan con el apoyo de connacionales de esos mismos países sancionados, oprimidos, saqueados o invadidos, que se prestan para traicionar su propia patria, con la excusa de la democracia o la disparidad política de por medio.

A la postre en el caso actual de Venezuela "El Fin No ha Justificado los Medios". A juzgar por la destrucción causada a su paso por CITGO y Monómeros durante 2019, los políticos de oposición desean ponerle las manos a PDVSA para asaltarla y entregarla al mejor postor, no precisamente para salvarla, ni rescatarla.

Mientras localmente en Venezuela PDVSA hace aguas de la mano de Quevedo con el beneplácito, la vista gorda e irresponsable silencio del gobierno de Maduro, internacionalmente nuestras empresas son destruidas y desvalijadas por el clan de corruptos e incapaces de Guaidó. Nuestros activos son asediados por países vecinos y capitales de riesgo con la "conchupancia" de ese clan traidor, mientras internamente nuestros recursos son subutilizados, robados, regalados y/o destruidos por el gobierno para sostener otras economías o para alimentar mafias, mientras el país vive en escasez y destrucción.

Dentro de Venezuela se agrupan conspiradores llamados políticos para engañar al incauto, para atizar la división interna, para lucrarse vulgarmente, para destruir y saquear la patria. Ante la inmensa mayoría, ser político en Venezuela es sinónimo de ineptitud, robo y corrupción.

Desde 1999 al país le han entrado por concepto de renta petrolera unos $1.530.000.000.000 de millones ($1.53 trillones); unos 10 planes Marshal en términos reales. Nada sustentable se hizo con ese dinero, se derrochó, se dilapidó y "desapareció en los bolsillos de algunos vivos" de la 4ta y también de la 5ta.

Las sanciones iniciadas en 2015 y arreciadas en Enero’2019 han tenido un impacto severo en nuestros ingresos petroleros, pero la destrucción no es de ahora, se inicia en 2007 con el plan siembra petrolera, el innecesario endeudamiento con China/Rusia, la criminal superpoblación de PDVSA y las expropiaciones petroleras. Queda al desnudo en 2014 con la caída del barril, se debilita en 2015 con la imposición de sanciones y se radicaliza en 2017 con la llegada de Quevedo.

Con tal descalabro transitado desde 2007, ya para Enero’2019 la mesa estaba servida para dar el golpe de gracia. Es así como aparecen las sanciones concebidas meticulosamente desde el "Think Tank de Georgetown en DC", desde ese mismo sitio donde se concibió el sabotaje petrolero de 2002.

Si el gobierno de Chávez/Maduro no hubiesen mordido el anzuelo en 2007 y hubiesen capitalizado esas ganancias petroleras en industrialización del país, PDVSA le hubiese podido hacer frente a la caída del barril y los EEUU lo hubiese pensado dos veces ante de imponer sanciones. Hoy PDVSA hubiese estado produciendo por sobre los 3.3 MMBD que producía en 2005 y el país hubiese podido enfrentar cualquier reto proveniente desde dentro o fuera de el; unido.

En resumen, el mal de Venezuela tiene nombre y apellido; por un lado unos políticos corruptos y vende patria y por el otro lado unos ciudadanos incautos, poco conscientes y a menudo hasta traidores.

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