PDVSA ante una Eventual Privatización

Viernes, 31/01/2020 11:44 AM

En relación a un eventual segundo reflote de PDVSA, hemos expresado desde mediados de 2018 nuestra posición particular al respecto, manifestando nuestro abierto rechazo a un esquema de privatización masiva, bajo la arquitectura actual de nuestra industria, sociedad, instituciones y, por supuesto, del asunto político. Pensamos que hablar de privatización masiva en las circunstancias actuales es riesgoso e inconveniente.

Si en tan solo 11 meses de gestión al frente de "Citgo y Monomeros", la corrupción, destrucción y el daño patrimonial que han causado los defensores de la libre empresa, del libre comercio y la privatización del clan Guaidó ha sido monumental, no podríamos imaginar esa misma gente al frente de PDVSA, del arco minero y/o de las empresas de Guayana por ejemplo.

El caso de la apertura petrolera iniciada a partir de 1992 es otro ejemplo de privatización fallida. El mismo originó un colosal aumento de gastos y costos de la estatal, que hacían que los ingresos de la nación disminuyeran consistentemente. La apertura tornó a PDVSA en una ineficiente caja negra; un sumidero que consumía gran parte de los ingresos de la nación, reciclando las divisas rápidamente de vuelta hacia el extranjero. Precisamente entre 1992-1997 la pobreza extrema tocaba máximos históricos en ese país a niveles del 45% 47% en medio de dicha apertura. Aun contando con activos relativamente jóvenes y mucho más productivos, el plan trazado por Natera y Chacín de lograr producir 5+ MMBD en una ventana de 10 años nunca cuajó.

Si políticamente se pretende crear un cambio favorable en Venezuela, no es inteligente procurar dicho cambio hacia manos más corruptas, más entreguistas y más ineficientes como las del clan Guaidó. Ese mismo clan que hoy tiene a Citgo a las puertas de un embargo por su irresponsable usurpación.

CAUSALES:

Usted podrá aludir que la industria petrolera, particularmente desde 2015 ha visto menguar sustancialmente sus ingresos y producción; como en efecto ha sido. Usted podrá además abonar que también desde entonces, el arco minero ha sido objeto de depredación; como en efecto también lo ha sido. A lo mejor ambas afirmaciones son muy ciertas, pero no es menos cierto que gran parte de esa mengua y destrucción posee varias componentes que escapan incluso del gobierno de Maduro. A nuestro entender son 3 las principales componentes responsables de la descomposición actual por la que atraviesa Venezuela:

  • Reacción natural de un gobierno arrinconado que lucha por sobrevivir a las sanciones impuestas desde norteamérica a partir de precisamente 2015
  • Peores decisiones políticas del gobierno, que por el mismo producto de su arrinconamiento, cede ante presiones de grupos internos de poder para la toma/asignación de ciertos "negocios"
  • Corrupción, ineptitud y deslealtad histórica hacia nuestra patria que conllevaron, no solo a la dilapidación de $1.5+ trillones en ingresos brutos desde 1999, sino que además ha sido la responsable de la dilapidación histórica de todos recursos desde la gestación de la 4ta república, más allá de 1959, que conllevaron al saqueo de las arcas de la nación, al viernes negro de 1983, al levantamiento popular de 1989 y al nacimiento de la 5ta república

¿En qué proporción es responsable cada una de esas razones? Usted siéntese en libertad de poner valor o porcentaje de influencia a cada una de ellas, pero lo que si es cierto es que esas son las principales agravantes.

Todo lo anterior nos conduce concluir sobre la inviabilidad en la Venezuela de hoy, de una abrupta apertura a la privatización, al libre mercado y la globalización. Para que sea exitosa una privatización hoy o bajo el gobierno que sea, a Venezuela hay que reinventarla; pero de fondo y de forma. Para la condición prevaleciente-país, se trata del planteamiento dicotómico entre un desarrollo económico basado en el conocimiento y la consolidación social e institucional, versus un desarrollo económico basado en la depredación generalizada de una economía y de una sociedad sin principios, ni valores, sin instituciones y sin amor patrio.

Las condiciones para privatizar el recurso, el petróleo, o PDVSA y esperar resultados favorables para Venezuela no están dadas ahora, ni tampoco lo estarán en el futuro cercano. Resulta contradictorio hablar de privatización y siembra del petróleo a la vez, ya que son conceptos que bajo las circunstancias-históricas-país no "coalescen"; no se integran entre si. De ese concepto solo ha salido corrupción, endeudamiento, dependencia, fuga de capitales y más pobreza.

Antes de pensar en privatizar nuestra industria petrolera, Venezuela debe "reinventarse". Su sociedad e instituciones deben internalizar su verdadero rol en la reconstrucción del país, prepararse, culturizarse y educarse, dejar de reposar sobre el estado y comenzar a contribuir y trabajar para su arraigo y valorización.

PRIVATIZACION:

Si se llegase a excluir el costo de producción de los crudos de la FPO de la estructura de costos de PDVSA, el costo de producir un barril tendría una reducción sustancial que la podría llevar de vuelta al dígito simple (<$10) desde su actual nivel. Pero aun bajo las condiciones actuales, producir un barril en PDVSA es más rentable que producir un barril en Guyana, Canadá, Brasil, Holanda o los activos de lutitas (shale promedio).

Hemos aportado ideas, opiniones y propuestas por esta y otras vías que al parecer, algunas de ellas han sido adoptadas por el gobierno. Entendemos y aclaramos que no es posible explotar todo el potencial de PDVSA por nuestros propios medios, dada la manera irresponsable en la que han sido manejadas las finanzas, particularmente desde 2007-2008. Sin embargo, mayor sería el daño que el beneficio de proceder a su privatización en masa, en la condición prevaleciente de anarquía en la que se encuentra el país, su sociedad e instituciones.

También entendemos y aclaramos que en realidad es muy probable, que por la vía del irresponsable desmembramiento financiero y autodestrucción a que ha sido sometida PDVSA desde 2007/2008, ya resulta prácticamente inevitable privatizar alguna porción de sus activos. Somos y hemos sido proclives a un esquema de privatización de ciertos segmentos de su cadena de valor que no jerarquicen lo suficiente dentro del portafolio de negocios de PDVSA, así como también de un cambio profundo del modelo e interrelación de negocios con las empresas mixtas.

También hemos sido de la opinión de deslastrar la industria, racionalizar su estructura y llevarla a los 35.000 - 40.000 empleados. De revertir la nefasta política de expropiación de Ramírez que catapultó los costos y superpobló la empresa y abrir esos espacios de vuelta a la participación del capital privado.

PDVSA debe ceder mas espacio a sus socios en la FPO y plantearse un plan de negocios donde no se involucre en sus operaciones directamente, sino como ente de control y seguimiento, orientando su participación como representante del dueño del recurso y no como su operador. De forma similar para Costa Afuera, particularmente hacia la fachada de Plataforma Deltana y Perla Occidental. En este último caso, debe asegurar una sólida presencia con urgencia, por las implicaciones en los recursos compartidos. El gobierno no ha tenido reserva alguna en llamar a la participación de capitales occidentales y orientales por igual.  Rosneft y Chevron son prueba de ello, pero lo que si debe hacer es trabajar en su propia credibilidad y en la de sus instituciones.

Todo apunta a que desde al menos y hacia finales de la segunda porción de 2018, se ha permitido la entrada de capitales privados para abonar una porción cada vez mayor de acciones en algunas de las empresas mixtas y otros activos aguas abajo, limitando ciertas acciones al perímetro de maniobra política vigente, pero que con toda seguridad dicho perímetro cambiará ante que finalice H1’2020.

Con una política como la anterior, la industria tendría garantizado no solo capital de inversión suficiente para atender sus necesidades propias, sino que liberaría recursos para atender las áreas de mayor productividad, pero solo bajo el entendido que la directiva y la alta gerencia sepan lo que verdaderamente están haciendo.

Al capital no le interesa la afinidad política, al capital le interesa una sola cosa; un retorno negociado y sobretodo garantizado. Pero para ello hay que saber negociar; hay que conocer de lo que se habla. Desafortunadamente ese no parece ser el caso, ya que la manera en la que aparenta estar planteada hasta ahora la relación gobierno-PDVSA-socios pareciera no estar rindiendo hasta ahora los frutos que se supone debería estar rindiendo.

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