PDVSA: Es Necesario Expulsar a Quevedo

Martes, 11/02/2020 01:34 PM

Han transcurrido algo más de dos años desde que Manuel Quevedo fue impuesto al frente de PDVSA. Su irresponsabilidad y desconocimiento de la industria se hizo evidente apenas días de haber asumido el cargo, cuando en Diciembre’2017 aseguraba que en menos de 12 meses incrementaría la producción en más de un millón de barriles día adicionales. Su tristemente celebre frase quedó acuñada en la historia de la industria como prueba indeleble de la ignorancia: "si pudimos construir más de un millones de casas, podemos recuperar más de un millón de barriles día [https://wtcradio.net/quevedo-espera-aumentar-produccion-pdvsa-millon-barriles-diarios/].

DIRECTO AL BARRANCO:

No pasaría mucho tiempo cuando se haría evidente el precipicio hacia donde Quevedo y su directiva dirigirían nuestra industria. El y su clan llegaron haciendo caída y mesa limpia en PDVSA, apoderándose de cargos medulares e imponiendo militares, políticos y personal sin conocimiento alguno en cargos claves; cargos que exigían un alto nivel de pericias especificas que ninguno de ellos poseía. Es así como agudizan de forma instantánea el derrumbe de la producción, elevan mortalmente los costos, catapultan la ineficiencia, disparan la accidentalidad e ilícitos ambientales, y terminan de destruir la ya alicaída capacidad de procesamiento aguas debajo.

Llama poderosamente la atención el inusitado aumento en el volumen de importación de crudo y refinados apenas días después de su llegada, pasando este de unos 37.000 B/D en Octubre’2017 a 201.000 B/D en Enero’2018. De forma cuasi instantánea se abate la producción nación, pasando de 1.955.000 B/D en Octubre’2017 a 1.769.000 B/D en Enero’2018. Es decir, mientras en tan solo dos meses, prácticamente se quintuplicaba el gasto por la vía de la compra de crudo y refinados, se dejaban de producir unos 200.000 B/D de forma paralela, creando un gigantesco déficit instantáneo de ingreso de caja estimulado tanto por la alimentación del gasto, como por la reducción de exportación/ventas. No existe explicación racional alguna que aclare, que motivaría tan descabellada, inusual y poco conveniente decisión.

Entre Diciembre 2017 y el cierre de 2019 Quevedo ha informado a la prensa, no menos de 12 distintas versiones de supuestos planes y estrategias de recuperación de producción, que a la postre probarían inocuos e inservibles. Una hemorragia de planes sin sustento para supuestamente reactivar producción eran en promedio anunciados cada 2 meses. En cambio lo que seguía dando Quevedo como resultado era una incidencia cada vez mayor en siniestros, accidentes, incidentes e ilícitos ambientales, mientras la producción continuaba su agudo descenso. Desde el cierre del mes de Octubre’2017 al cierre de 2019 la producción nación pasó de 1.955/1.876 MBD según fuentes directas/secundarias OPEP, a 907/714 MBD representando un derrumbe de 1.048/1.162 MBD. Al comparar cifras anualizadas de los cierres de producción-nación desde la llegada de Ramírez, pasando por Del Pino, hasta aterrizar con Quevedo, la desaparición de producción desde 2008 al 2019 ha sido de 2.245.000 B/D, de los cuales la evaporación de 1.002.000 B/D ha sido causada por la gestión de Manuel Quevedo; es decir el 44.6% del total.

Queda claro que las sanciones vigentes desde 2015 y endurecidas a partir de enero’2019 son solo parte del problema, pero no la causa en si, ya que la degeneración de PDVSA se veía venir desde 2008; desde los tiempos de Ramírez y Del Pino. Es la consecuencia natural del acarreo de políticas estratégicamente erradas desde entonces y de la falta evidente de conocimiento, talento, disciplina y sobretodo mística de la PDVSA de hoy.

Es así como la continuidad del abandono de las áreas tradicionales y el empeño injustificado en utilizar los ya menguados y a menudo inexistes recursos propios, para destinarlos precisamente al barril más costoso de producir y más desventajoso de negociar, es lo que continua llevando a nuestra corporación petrolera, por la vía del desastre no solo financiero, sino operacional.

Con la misma base de recursos, por cada barril producido en la FPO a un costo promedio superior a $24, nuestra industria podría generar al menos 3 a 4 veces dicha producción, de un sinnúmero de áreas tradicionales tanto en Oriente como en Occidente, a un costo inferior a $8 por cada barril. Un barril por cierto de mayor acceso y mayor demanda en los mercados. Un barril que aseguraría la disminución del gasto al reducir la necesidad de consumo de crudo-diluente. Un barril que apalancaría la dieta de nuestras refinerías, energizando procesos aguas abajo y disminuyendo sustancialmente la dependencia de la importación de refinados.

Mientras ello sucede y mientras el porcentaje de crudo pesado-extrapesado (X/Xp) en la corriente total de producción incrementa, en esa misma medida cae el potencial de exportación de nuestros crudos y se hace más dependientes la industria de ciertos clientes ya que adolece de la flexibilidad necesaria para adaptarse rápidamente a los cambios del mercado. Se ve obligada en consecuencia a dar mayores descuentos y por ende a hacerse más vulnerable.

Todo lo anterior representa un circulo perverso, una espiral suicida, un "do-loop" mortal que requiere del conocimiento, la experticia, la convicción y la simbiosis de talentos necesarios para poder salir de el y eso no se encuentra en los cuarteles, ni en los partidos políticos. Eso requiere de un conocimiento y destrezas maduradas en años de estudio especializado, exposición, disciplina y dedicación.

QUEVEDO DEBE SER EXPULSADO:

La ruta de la recuperación de PDVSA pasa por la expulsión inmediata de Quevedo. Hoy enrarecidas por las sanciones se torna cada vez más compleja dicha recuperación, complejidad que demanda experticia. Es necesario expulsar a Quevedo y su equipo cuanto antes en primer lugar porque nada ha hecho en 26 meses más que destruir y dilapidar recursos. En segundo lugar porque no es competente, porque no es un interlocutor calificado para negociar, ni defender el mejor interés de Venezuela, y en tercer lugar porque nadie lo respeta, ni lo reconoce como líder.

No tiene sentido alguno sostener incondicionales que son incapaces de producir resultados. Si la lealtad incondicional es el tema de preocupación para algunos radicales, pues para eso deberían estar los mecanismos que otorga la ley para llamar a botón y exigir resultados a tiempo a cualquier directiva o presidente de cualquier ente nacional o privado.

CAMBIOS y ACCIONES:

Hemos observado con beneplácito la adopción de parte del ejecutivo, de algunas medidas que hemos reiteradamente recomendado por esta vía. En una primera fase hemos recomendado abrir mayor participación de los capitales en ciertos segmentos que no jerarquicen en el portafolio de negocios de PDVSA; particularmente en las empresas mixtas de la Faja Petrolífera del Orinoco (FPO) y Costa Afuera (CA). Se debe dar mayor participación al socio, como mecanismo de captación de recursos frescos sin necesidad de sumergirse en mayor endeudamiento y por supuesto dentro del marco legal vigente. Se debe en paralelo además, procurar los cambios necesarios en la LOH para encaminar el despliegue amplio de estos cambios de manera de reducir la exposición de nuestra industria y sus recursos específicamente en los negocios de la FPO y CA sin descuidar y reconociendo su necesario y urgente desarrollo. Se debe luego redirigir ese esfuerzo disponible en áreas de mayor rentabilidad, menor exposición y que aseguren una mayor capitalización final de su esfuerzo y de ese recurso.

En una segunda fase, se podría pensar en aprovechar otros segmentos del negocio como prestadores de servicio hacia esos socios de la FPO y CA que deberán medirse y monetizarse en función de volumen y nivel de utilización.

Hemos dicho además que concurrentemente se debe revertir la nefasta expropiación de las empresas prestadoras de servicios a la industria petrolera, emprendida por Rafael Ramírez en 2008-2009 y que no solo contribuyó a encarecer peligrosamente los costos, sino a súper poblar mortalmente la industria. El objetivo real seria sincerar la nomina de PDVSA hacia los 35.000 @ 40.000 empleados, tal y como en 2004, con el fin de mejorar sustancialmente sus condiciones laborales, sin significar ello mayor impacto comparativo en los costos corporativos.

Sacando el intangible de una reedición del sabotaje, de la conflictividad política, laboral y logística, una vez se recupere la imagen y la solidez del liderazgo de PDVSA plasmado en una directiva reconocida, respetada, sólida y experimentada, la industria debería comenzar a mostrar los primeros síntomas de progreso dentro de los primeros 3 meses de gestión. En esos 3 meses se visualiza viable lograr un nivel base de producción por el orden de 1.3 @ 1.5 MMBD como plataforma para un despegue seguro que junto a los cambios antes señalados, garantice un flujo positivo de caja, una mejora sustancial en los costos de producción, en la eficiencia, la imagen y el rendimiento, lo que traerá consigo esa chispa de luz e impulso que terminaría por llamar la atención de los capitales privados del mundo.

Tenemos que estar claros y advertidos que nuestros vecinos no estarán contentos y trataran por todos los medios de torpedear dicha gestión a través de sus usuales activistas y serviles políticos. No estarán contentos porque hemos dejado perder mercados por el orden de 1.000.000+ B/D comparados con 2015 que debemos rescatar, reconstruir o ganar. Hoy nuestros competidores han aumentado sustancialmente y los tenemos cerca; por los 4 costados.

Para todo lo anterior se hace indispensable un cambio profundo en ciertas leyes, así como el fortalecimiento de nuestras instituciones.

En ese sentido y pensando ya en el mediano plazo, la realineación del entorno geopolítico amerita reconsiderar; repetimos, la permanencia o no de Venezuela dentro del seno de la OPEP. Un organismo a nuestro entender anacrónico y obsoleto, y que por el contrario podría ser un obstáculo para la cristalización de ese renacer que deberíamos todos buscar para nuestra patria y PDVSA.

Máxime ante la clara y creciente penetración de Occidente. El interés de Venezuela ha cambiado desde los 60 y hoy; repetimos, tenemos competidores en los 4 flancos. Es hora de dejarnos de romances, es hora de monetizar esas cuantiosas reservas, es hora de competir en precio y sobretodo en eficiencia, de lo contrario tanto nuestros vecinos, como el mundo nos pasaran por encima.

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