PDVSA: Tarek y la Comisión Presidencial luego de Dos Semanas

Jueves, 05/03/2020 03:03 PM

Luego de algo más de dos semanas, desde que el pasado 19 de Febrero el presidente Maduro designara la comisión presidencial para la restructuración y reorganización de PDVSA, han sido ventiladas públicamente las siguientes acciones:

  1. Aprehensión de dos gerentes del área de comercio acusados de espiar para EEUU; Alfredo Chirinos y Aryenis Torrealba
  2. Nombramientos de vicepresidentes y directivos
  3. Solicitud de auditar contratos firmados por Manuel Quevedo
  4. Detención del presidente de VASSA; Oscar Aponte Landaeta – Coronel GNB (había pasado por Gas Comunal)

Suponemos que aun debe faltar mucha tela por cortar, ya que lo anterior; a excepción del tercer punto, en realidad no amerita la presencia de dicha comisión.

LA ESENCIA DE LA COMISION:

Aunque dicho cambio aun no ha ocurrido, nosotros hemos consistentemente venido abogando por la expulsión de Quevedo y su directiva [https://www.aporrea.org/energia/a287008.html], por considerarlos incapaces de proponer e impulsar los cambios que requiere PDVSA, de frente a las circunstancias que ha venido atravesando y atraviesa el país.

A juzgar por la forma graneada en la que han ido saliendo los casos y decisiones, la comisión ha actuado con timidez y cautela ante la abultada mochila de casos de corrupción a la que seguramente se enfrenta. Suponemos que ello es debido a que dichas acciones podrían resquebrajar, el delicado equilibrio entre las distintas facciones que constituyen e integran el estatus quo del poder en ese país.

Desafortunadamente la corrupción no es de ahora, la corrupción ha sido desde siempre y permanecerá creciendo a menos que sea enfrentada con determinación. La corrupción se presenta actualmente a todo nivel, de forma pública y hasta desenfrenada. Lo que sucede ahora es que se les salió de las manos en momentos en donde "no hay más masa para bollo", enfrentándolos a la disyuntiva de ponerle en definitiva coto, o desaparecer como gobierno junto a PDVSA.

Pero la corrupción es solo uno de los aspectos que mantienen a la industria moribunda y con el agua al cuello. No es el único reto que enfrenta la comisión. La comisión enfrenta el reto de no solo visualizar, sino de poner en movimiento acciones y estrategias de alto impacto político, que involucren el uso inteligente del recurso; en este caso del hidrocarburo. Acciones y estrategias que se suponen debieron haber sido planteadas, maduradas y ejecutadas por Quevedo y su directiva, pero que desafortunadamente nunca sucedió, porque sencillamente no tuvieron con que.

A Quevedo y su directiva les faltó ese ingrediente que no abunda en la PDVSA de hoy. Les faltó conocimiento del negocio, experiencia, experticia y exposición tecnológica:

  • ¿Lo encontrará la Comisión Presidencial en el mismo sitio y con los mismos actores de antes?
  • ¿Los encontrará la Comisión Presidencial incorporando paracaidistas sin conocimiento, o conocimiento limitado de la industria petrolera y del mercado energético global?

Existen áreas vitales e imprescindibles de atender; elementos que requieren de mucha atención y que hasta ahora nada se ha hecho al respecto. Entre estos aspectos cabe mencionar:

  1. Acceso a capital de inversión y de gasto
  2. Manejo de las sanciones y sus efectos en las exportaciones e importaciones
  3. Apalancamiento y salvaguarda de recursos en áreas estratégicas
  4. Elevada ineficiencia en sus operaciones y crecientes costos unitarios
  5. Acceso oportuno a bienes y servicios
  6. Preocupante desorganización, desmotivación y superpoblacion

Alguien cercano a factores del gobierno me propuso semanas atrás elevar mi nombre a dicha comisión, a lo que respondí que no era de mi interés inmediato. Que prefería aguardar para observar y calibrar sus acciones iniciales para luego considerarlo. La razón es simple: no es la unidad sino la suma armónica y cohesionada de las partes la que conduce al éxito. El equipo debe existir y no cualquier equipo, sino uno bien integrado, preparado, comprometido con el éxito y sobretodo con el país y ese no es el caso actual.

Reconociendo la urgencia y el tamaño de los retos, la comisión ha sido tímida en abordar el problema de la operatividad de PDVSA, al no haber atacado los críticos problemas de fondo que antes señalamos. Si la comisión no atiende con urgencia y debidamente el problema de la sequía de recursos, la ausencia de un portafolio de negocios y un plan estratégico que conlleve a un plan de acción cónsono con el momento histórico del país y PDVSA. Si la comisión no atiende el problema de los ineficientes procesos, las operaciones fallidas, los costos elevados, el personal desmotivado, desmoralizado, supernumerario y tecnológicamente rezagado, será un saludo más a la bandera y nada habrá logrado.

Entendemos que nuestra industria ha buscado apoyo técnico, aparte del financiero, particularmente con Rosneft en materia de exportación y producción. Pero ese apoyo debe ser negociado y debe saberse negociar, dado que PDVSA es una industria estratégica para Venezuela, al igual que los es Rosneft para Rusia y por lo tanto, cada uno posee su propio interés y debe saber velar por su conveniencia y ese no parece ser el caso.

La industria petrolera es una industria que se destaca por su elevado nivel de exposición tecnológica y alta demanda de eficiencia en todas sus operaciones y procesos, y eso no es lo que abunda en la PDVSA de hoy. La industria petrolera nacional ha sido mal manejada desde que Rafael Ramírez estimuló su superpoblación irracional a partir de 2005, permitiendo la entrada de personal no entrenado y no identificado con los valores, la filosofía e identidad corporativa de nuestra industria. Estos elementos son necesarios dada el elevado riesgo y exposición que se enfrenta en cada una de sus operaciones.

Pero hoy PDVSA asemeja una alcaldía, una gobernación, o un ministerio más, donde la rotación de personal es a dedo, compulsiva, politizada y sin fundamento. Donde la debida tradición en la preparación del candidato para asumir funciones de creciente responsabilidad, particularmente criticas y estratégicas no existe, y donde el único que a la postre sufre es la propia institución y sobretodo el país. Esa es la razón fundamental por la que en esa Venezuela nada funciona; por esa misma improvisación a la que se ha expuesto también a PDVSA.

Si de éxito se trata, la comisión debe tomar medidas transcendentales; algunas poco agradables a los ojos de muchos, por el bien del país. Medidas que incluyen la reunificación y racionalización de estructuras, organizaciones y procesos, para poder lograr el reequilibro de la industria. Una profunda reingeniería que apunte a eliminar cuellos de botella en sus operaciones y procesos. Evaluar de forma crítica sus propios indicadores. Meditar y reconocer sus debilidades e implicaciones en amenazas, riesgos y consecuencias.

La preguntas que cabe son: 

¿Podrá la comisión y lo que queda de PDVSA hacerlo con los recursos con que cuenta?

¿Estarán a la altura de esos retos los nuevos directivos recién nombrados por la comisión, o será más de los mismo: Fallar, barrer bajo la alfombra y volver a fallar?

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