Crimen Ambiental: Exxon en la Guayana Esequiba Venezolana

Martes, 26/01/2021 03:39 PM

Cerca de un par de semanas atrás [https://www.aporrea.org/energia/a298988.html], formulamos la primera parte de nuestro análisis sobre la perspectiva petrolera de la Guayana Esequiba Venezolana. Esta fue reproducida por otros medios en el idioma [https://venezuelanalysis.com/analysis/15101] ingles, originando algunas reacciones de rechazo del lado guyanés.

Sostuvimos en el caso de Costa Afuera, que representa un área estratégica y de control geopolítico, al ser la primera columna y la fachada de los recursos del país, con campos que subyacen limítrofes o cercanos con países vecinos, algunos de ellos enemigos políticos del gobierno y/o competidores en materia de petróleo y gas, lo que merece el ingrediente adicional de la presencia de operadores con países militarmente robustos, que expongan sus intereses e inversiones en dichos desarrollos bajo reglas claramente establecidas. Expusimos además, lo que creemos es la verdadera razón de la presencia de ExxonMobil en Guyana, que no es otra que la de frenar su rápido deterioro y descapitalización, aprovechándose de la necesidad de un país técnicamente en bancarrota.

Apenas unos pocos días después aflora la noticia desde una firma de abogados norteamericana, sobre un proceso de investigación abierto en su contra de [https://twitter.com/einsteinmillan/status/1352606117386465282?s=11], por sospechas de fraude y engaño hacia sus inversionistas, en sus operaciones y activos en el "Permian", al aparentemente presentar cifras y valoraciones maquilladas. ExxonMobil es una empresa en serios problemas.

DESASTRE GUYANES:

Por asombroso que luzca, ExxonMobil no parece estar obligada a reportar el detalle de cifras de producción sobre bases regulares al gobierno de Guyana y menos públicamente. Las cifras que se conocen son derivadas de información eventualmente graneada en las redes. En función de lo anterior se sintetizó el perfil de producción de Liza I, campo Stabroek, señalado en el grafico siguiente, el cual coincide con los eventos reportados oficialmente.

Lo que señala el comportamiento de producción mostrado por el crudo y el gas, confirma sin lugar a dudas el carácter limitado de dicho yacimiento y la insostenibilidad del plateau de producción previsto inicialmente por un periodo prolongado de tiempo. La probabilidad que los problemas ambientales se multipliquen en el corto plazo, a medida que la presión del activo se disipa con rapidez, a pesar de la reinyección de fluidos; es real. Ya los hechos lo han así confirmado a apenas semanas del inicio de producción, con la masiva emisión de gases tóxicos al medio ambiente, que llevaron a Guyana a figurar entre 10 países con mayor volumen de quema y venteo de gases tóxicos per capita del mundo. Disponer dicho gas es por ahora inviable a menos que expongan mayor capital, ya que la capacidad de inyección de gas en Liza I estaría limitada a solo 3 pozos ya perforados, con lo cual se crearía un cuantioso excedente que no tendría otra salida que su quema y venteo al medio ambiente como gas toxico.

Esta seria la verdadera razón por la cual desde las filas de la transnacional, le venden la idea al gobierno de Irfaan Ali, de un truculento proyecto de gas a tierra, donde el país estaría comprometido a pagarle a la transnacional los costos de transporte, procesamiento y manejo de un gas producido por ellos y que le pertenece a la empobrecida nación, como medio para sacarle el cuerpo a una segura catástrofe ambiental o enfrentar mayores costo de producción.

Desde el punto de vista de negocios, la única opción que le queda a ExxonMobil para recuperar el capital invertido, no es otra que sumar más activos a su plan de producción y portafolio de negocios, tal que les permita acelerar producción en el plazo más perentorio posible. Para ello su socio Hess ha anunciado inversiones por $1.9 billones a ser desplegadas durante 2021, inclinándose en el desarrollo de la fase II de Liza, además de Payara y otros activos en Suriname. Aparte de estos dos, la mayor porción de los otros activos en Guyana hasta ahora descubiertos, yacen en aguas más profundas hacia el N-NE, S-SE o hacia regiones biodegradadas al O-SO. De allí la razón fundamental de su reciente campaña exploratoria y recaptura de información sísmica, hacia la región aledaña a aguas Venezolanas en litigio al N-NO, región donde mejoran sustancialmente las características tanto estructurales, como litológicas y de entrampamiento termodinámico en dicha cuenca.

Recientemente los dos últimos pozos perforados han salido secos y/o no comerciales. Nos referimos al pozo Tanager1 en el bloque vecino Kaieteur al N-NE, y el pozo Hassa1 en el mismo bloque Stabroek, de donde actualmente producen. DHaber fallado en este último pozo, representa un duro golpe para el plan de negocios, ya que se supone que caería dentro de la misma trampa y estructura de donde actualmente producen y de las cuales habrían inicialmente definido las expectativas de recursos petrolíferos, que ahora se verán obligados a reducir.

ExxonMobil se encuentra actualmente perforando el pozo Bulletwood1, localizado en aguas más profundas, en el bloque vecino Canje hacia el este, con objetivo primario las calizas del "cretaceo superior". De fallar en dicho pozo, significaría una fuerte caída en la cotización del ticket de ExxonMobil (XOM), al igual que un adverso impacto en su nivel de capitalización, ya que las opciones remanentes serian limitadas, complejas y/o con implicaciones de un mayor costo relativo.

CRIMEN AMBIENTAL EN PROGRESO:

Dado el desfase en lograr la meta de producción prevista para 2020, estas transnacionales están de hecho inmersas en una verdadera carrera por reducir su exposición, recuperar sus inversiones y sobretodo la credibilidad perdida hacia sus inversionistas. Se anticipa una mayor recurrencia en crímenes ambientales, aparte de los ya observados, a medida que aumenta el posicionamiento de plataformas costa afuera. El volumen no solo de emisiones toxicas gaseosas, sino de efluentes y desechos líquidos altamente contaminantes aumentará en una proporción exponencial. A full actividad, cada plataforma costa afuera estará arrojando en promedio unos 250.000 @ 300.000 BPD de efluentes (líquidos) contaminantes dañinos a dichas aguas [https://www.miljodirektoratet.no/globalassets/publikasjoner/m1370/m1370.pdf], aparte de cuantiosos volúmenes de gases tóxicos a la atmosfera.

Aunque podría existir cierta variación, estos efluentes tóxicos normalmente contienen sustancias orgánicas e inorgánicas disueltas y/o suspendidas, que podrían incluir (no limitarse); hidrocarburos, arcillas, metales pesados e incluso minerales radioactivos; entre otros.

Nuestra proyección atlántica de la Guayana Esequiba Venezolana, podría constituirse en una segunda Exxon Valdez, de allí el llamado al gobierno Venezolano para que actúe con urgencia y determinación al respecto.

VENEZUELA:

Producir de Liza I le cuesta a ExxonMobil cerca de $35 por cada barril. La expectativa de costos para producir de Payara ronda unos $25 pb. Es por ello que para ellos resulta fundamental asegurar que no exista competencia regional para dichos crudos. De hecho, la campaña de Guyana se ha constituido en una amenaza para la producción costa afuera brasilera, cuyo costo de producción en las calizas del pre-salt supera los $45 por barril [https://www.fool.com/investing/2019/11/20/why-exxonmobils-guyana-success-may-have-hurt-petro.aspx].

Caso opuesto Venezuela, donde los costos de producción poseen un amplio espectro de opciones que se apuntalan entre si. Aun con una empresa dispendiosa, pésimamente manejada como la PDVSA actual, donde además, tanto las sanciones, como la impericia de su directiva, han impedido el despliegue de un plan estratégico coordinado, sus costos actuales de producción están por debajo de Brasil y Guyana, mientras compite con colombia. A ninguno de esos vecinos les conviene que Venezuela recupere su industria petrolera, ya que significaría una segura amenaza para su propia subsistencia. En una PDVSA bien manejada, enfocada en sus activos jerarquizados y negocios medulares, sus costos de producción no deberían superar los $7 a $8 por barril, lo que garantizaría no solo suficiente flexibilidad operativa para ganar de vuelta todos sus mercados naturales, sino una posición energética y política destacada en la región.

A nadie le conviene que nuestro país resucite como poder petrolero, como tampoco le conviene que recupere ninguna otra de sus potencialidades industriales y productivas, y eso debemos digerirlo todos los Venezolanos, para unirnos en torno a un solo propósito; Venezuela.

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