PDVSA Exporta más de lo que Produce, mientras Tareck Jura en Vano

Jueves, 13/05/2021 01:37 AM

Quizá pocos en nuestra atribulada Venezuela habrán notado, que PDVSA exporta más de lo que produce. En 36 años de historia desde su inicio como corporación petrolera, Petróleos de Venezuela nunca había exportado más de lo produce. Entre 1976 y 1998 Venezuela exportaba en promedio cerca del 84% de lo que producía; incluyendo crudos y refinados.

Dicha relación se mantuvo cuasi constante hasta la víspera del sabotaje petrolero de 2002, fecha a partir de la cual el nivel de exportación sufrió un severo desplome respecto a volumen de producción nación. Luego del sabotaje petrolero (excepto 2003), la fracción del volumen total exportado como función del volumen total producido, se redujo de forma drástica hacia el 65%, sosteniendo dicha tendencia hacia finales de 2017, lo cual se corresponde con la entrada de M. Quevedo.

Durante los primeros 6 años a partir de la llegada de R. Ramírez, los niveles de importación de crudos y refinados pasaron de un promedio de 11.000 BPD entre 2002-2005, a unos 25.000 BPD entre 2006 y 2011 a medida que la producción de los activos convencionales desaparecía y previo al accidente aun no aclarado de Amuay. Mientras tanto, las exportaciones hacia norteamérica pasaban de 1.461 MBD en 2006 a 1.053 MBD en 2011, para luego aterrizar en 686 MBD al cierre de 2017.

Destruyendo Valor:

Existe una relación directa entre la importación de crudos y refinados, con el hecho de exportar más de lo que se produce, ya que en la PDVSA de hoy, ello va a de la mano con el uso y abuso de la intermediación en las operaciones de compra/venta.

Cuando en toda empresa petrolera respetable está vetado (excepto en situación de emergencia) el uso de terceros/traders en el comercio de sus crudos y productos, en la PDVSA de hoy lo ensalzan. Por supuesto, los del poder y los cercanos a el descubrieron, que el uso de estos intermediarios, es la manera más fácil de ponerse en millones de dólares en una sola transacción, sin dejar rastro alguno. Quien a la postre ciertamente deja de ganar es el estado, nuestra industria y el pueblo mismo

Con la entrada de Quevedo hacia el cierre de 2017, el nivel de importación de crudo y refinados sufre un alza importante, pasando de un promedio de 78.000 BPD entre 2012 y 2017, hasta un promedio de 181.000 BPD durante 2019. Ya para entonces los envíos hacia norteamérica se habían abatido hasta 102 MBD en promedio, para luego desaparecer totalmente a partir de entonces. Es durante el máximo apogeo de importación de crudos y refinados, cuando PDVSA supera los 200 MBD entre los meses de Julio-Agosto’2019 con M. Quevedo aun a bordo, cuando la industria petrolera criolla sorpresivamente comienza a exportar más de lo que producía.

Aparte de la contraproducente y entredicha presencia de "traders", cumpliendo una función que naturalmente debería ser del control exclusivo de PDVSA, se parecía estar subsidiando con la compra de crudos y refinados en los mercados abiertos, compromisos financieros contraídos particularmente con China y Rusia, además de algunos otros compromisos de índole político, como lo es el caso de cuba, aun en detrimento de las propias finanzas del estado, ya que tanto el costo implícito en las importaciones/intermediación, como en cada barril producido de la FPO era y es a todas luces prohibitivo, hasta el punto que precisamente a partir de 2019, la industria prácticamente ya no reportaba ingresos netos como resultado de su función natural.

Contrario a lo que naturalmente algunos podrían pensar; que se tratase de un hecho coyuntural, con la llegada de Asdrubal y Tareck en Febrero’2020, la diferencia entre la producción y los volúmenes de exportación continuaba amplificándose. Entre las posibles explicaciones para tal situación aparecen:

  • cifras maquilladas
  • reciclaje de excedentes/inventarios
  • producción no declarada y desviada
  • creciente importación de crudos/refinados.

Entre Enero y el cierre de Marzo’2021, la variación de producción e inventarios de crudo FPO y Nafta-X/Mesa-30/Sta. Bárbara fue la siguiente:

Con base en las cifras del mes de Marzo, la fracción de pesado/extrapesado (X/Xp) en la producción nación fue del 54%; equivalente a unos 312 MBD. Dado que la relación de dilución ronda el 31% de dicho volumen, la necesidad de diluyente para producir esos crudos X/Xp proveniente de la FPO resulta en unos 97 MBD, mientras que la diferencia exportación-producción al mismo mes de Marzo unos 112.3 MBPD. Esta ultima cifra evidentemente correspondiente a productos refinados. Es decir, la necesidad total crudos más refinados suma unos 209 MBD, con lo cual entre Enero y el cierre de Marzo, se debieron haber consumido unos 6.0 @ 6.3 MMBbls totales entre inventarios e importaciones.

Entre Enero-Marzo, la cesta promedio de refinados fluctúo entre unos $75 @ $92 por barril en el caso de D2 y gasolinas. Una estimación de costos clase II, basados en la necesidad antes señalada de 97 MBPD de crudos/nafta diluyente, además de los 112.3 MPD de productos refinados, sugiere conservadoramente un costo promedio por barril de al menos $74.4 en el mercado ocasional.

La mezcla referencia Merey muestra un "spread" respecto al marcador OPEP de $17 por cada barril durante Q1’2021, mientras que para los meses de Febrero y Marzo la cesta OPEP promedió $64.6 y $63.2 respectivamente, con lo cual el marcador criollo muy probablemente se ubicó en el entorno de los $47 para dicho ciclo.

Mientras que a Venezuela le cuesta importar esos 209.000 BPD, unos $74.4 por barril (pb), la cesta criolla promedio tan solo ronda los $47 pb, con una proporción de barriles importados-incorporados (97.000 + 112.000) a barriles producido-real (578.000 – 97.000) de 43.4%.

Dicha relación refleja en esencia algo así como 2 barriles vendidos por cada barril importado-incorporado, con lo cual PDVSA al nivel de precio promedio de Marzo, podría haber absorbido un déficit de cerca de $8 a $9 por cada barril "negociado"; es decir unos $147 millones solo durante dicho mes.

Descapitalizada; No Juraras en Vano:

Aunado a lo anterior, la situación puertas adentro de la industria no puede ser más delicada. La producción de PDVSA para el cierre de Abril mostró un fuerte retroceso hacia 445.000 BPD según fuentes secundarias. El reporte más reciente de la OPEP extrañamente no reportó la fuente directa y aun muestra los 25 taladros activos aparecidos el mes pasado, lo cual no parece consistente con la realidad.

El juramento hecho públicamente por T. Aissami a N. Maduro, parece haber sido en vano [https://www.aporrea.org/energia/a300113.html], ya que con dichos resultados, la brecha para poder lograr el objetivo de fin de año se ha agrandado, requiriendo abonar para el mes de Mayo unos 400.000 BPD adicionales a la producción actual para poder lograr el objetivo, cosa que es operacional y financieramente imposible.

Pero la catástrofe que vive la industria con la dupla Asdrubal/Tareck no se detiene aguas arriba en la producción. Aguas abajo; en las refinerías, a pesar del "realero" que se ha malgastado entre honorarios a iraníes y repuestos inservibles, la catástrofe es hoy aun mayor, sin producción estable, confiable, ni menos adecuada de refinados. Venezuela no tiene gasolinas, ni tampoco diesel. El país esta en una situación compleja que tiende a empeorar al arriesgar toda la cadena de suministros.

Aunado a lo anterior, hasta los momentos ninguna empresa reconocida ha mostrado interés firme en participar, en la supuesta apertura a capital privado de PDVSA, basada en la inconsulta ley antibloqueo. Solo pequeños grupos de capital desconocido han estado dialogando, sin haberse puesto aun de acuerdo en los planes de desembolsos y actividad. Aun así, de lograr acuerdos con estos grupos minoritarios, no se garantizaría el nivel de aceleración de producción requerido, para abonar un incremento sustancial en la producción.

BONUS: recientemente la mitocracia que ha usurpado CITGO desde entrado 2019, publicó (obligados por la ley) los resultados de la gestión (si es que se puede llamar así) 2020, reportando una perdida de $667.000.000. A ello se suma el déficit de $604.000.000 de 2019, donde solo mostraron una ganancia neta de $246.000.000 versus el $850.000.000 reflejado durante el ejercicio 2018. Por supuesto estos mitocratas esbozaron una y mil excusas. Pero la inocultable verdad, es que han tenido cerca de dos años desde 2019 para dar un giro a dicha corporación y por el contrario han ido de mal en peor. La expresa incompetencia, los costos de financiamiento, el creciente gasto corporativo abultado por sustanciales salarios y gruesos bonos, los crecientes costos de operación y la chata adquisición del crudos colombianos, son a la postre los únicos responsables de la catástrofe que hoy hunde CITGO.

De lograrse un cambio en la ruta política y social de Venezuela, habrá que asegurarse del cumplimiento de dos elementos fundamentales en cuando a PDVSA y Citgo se refiere:

  • Que nunca militares y políticos vuelvan a ocupar ningún puesto de poder dentro en ellas.
  • Que nunca representante alguno de la cúpula de la extinta mitocracia, vuelva a poner la mano a nuestra industria.

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