Mitad de 2021 y las Metas de PDVSA se Complican

Martes, 18/05/2021 01:51 PM

Han pasado 3 meses desde aquel 19 de Febrero de 2021, cuando T. Aissami le juró a N. Maduro en acto televisado, producir 1.508.000 BPD y 6.000 millones de pie cúbicos por día (MMPCD) [https://twitter.com/einsteinmillan/status/1363221699387351043?s=11], para el cierre de 2021. Para aquel entonces, un confundido y titubeante ministro de petróleo, hablaba eufórico de tendencias irreversibles, en medio de un alza de producción que estaba siendo sostenida artificialmente, a punta de importación e inventarios acumulados desde el entorno de Octubre’2020, aunque a un costo no solo prohibitivo, sino contraproducente para la nación Venezolana y donde PDVSA posiblemente pudo haber absorbido un déficit de cerca de $8 a $9 por cada barril "negociado" [https://www.aporrea.org/energia/a302480.html].

Por mala suerte para el dúo Aissami-Asdrubal, las mentiras en una industria como PDVSA son difíciles de esconder. Apenas se incorpora la comisión ARA al frente de la industria petrolera en Febrero’2020, la producción sufre un fuerte descenso desde 865.000 BPD, hasta un mínimo de 392.000 BPD en Julio’2020. En solo 5 meses, ese dúo no supo contener un masivo derrumbe de 473.000 BPD de producción, equivalente a unos 95.000 BPD dejados de producir cada mes.

Los responsables de PDVSA culpaban a las sanciones y culpaban al imperio. Sin embargo, nada impedía la continuidad operativa de PDVSA y por ende, pudieron haber continuado creciendo al menos en potencial, aunque no en producción. Pero ante la impericia de su directiva, la industria continúo su descenso hasta tocar fondo. Ese nivel base de producción mínimo, que en el caso de PDVSA corresponde al entorno de 390.000 BPD, fue alcanzado en Julio’2020.

Realidad del Plan de Aissami/Asdrubal:

Para el cierre de 2016 PDVSA operaba 18.566 pozos activos, cuando hoy apenas produce a través de 4.600. El 75% de los pozos que producían durante 2016, han dejado de producir para 2020-2021. Parece ser que el verdadero plan de Aissami/Asdrubal estaría sustentado en trabajos de reparación menor, de un universo de pozos de la FPO [https://twitter.com/einsteinmillan/status/1394652459591733254?s=11], con equipos cabilleros, dado que a pesar que el reporte OPEP sugiere que Venezuela posee unos 25 taladros activo, ese no parece ser en realidad el caso hasta el momento. Un plan iluso, dado que al haber permanecido cerrados por largo periodo, la mayoría de dichos pozos va a requerir de una intervención mayor, que demanda de la recolección de nueva data y de la incorporación de taladros, que hoy ni PDVSA ni sus socios poseen.

Por cada 600.000 BPD de producción de la FPO se requiere de la entrada de un pozo-día, solo para mantener dicho nivel de producción. Cual es empeño de esa PDVSA, de producir esos crudos de la FPO, a pesar que resultan al menos 4 veces más costosos de producir que los crudos convencionales. A pesar que demandan de un elevado nivel de actividad y que además, poseen un mercado limitado respecto a los crudos liviano/mediano?

Todo ese desastre que vive nuestra industria es producto de la poca o ausente planificación. Un desastre que no solo ha desembocado en un fracaso en las metas de producción planteadas, sino en todo tipo de catástrofe ambiental, en una empresa que apenas produjo solo 445.000 BPD durante el mes de Abril [https://twitter.com/einsteinmillan/status/1393638946844913674?s=11] y donde el mismísimo vicepresidente de exploración y producción de PDVSA, viola abiertamente las normas de seguridad.

Las expectativas para el cierre de producción al cierre de 2021, apuntan realísticamente hacia el sostenimiento de los niveles actuales en un rango de 500-600 MBD, a menos que haya un cambio brusco dentro de PDVSA, MENPET y el gobierno mismo, que de impulso unísono hacia una apertura racional, plasmada en un plan realmente consistente y no parapetos ilusos alimentados por intereses individualistas y ajenos al bienestar de nuestra golpeada nación.

El fracaso de M. Quevedo y ahora, el fracaso de T. Aissami y A. Chávez, debe servir de lección a los políticos y sociedad Venezolana, que una industria petrolera no puede ser manejada exitosamente de otra forma, que no sea como un negocio verticalmente integrado, donde el conocimiento tecnológico actualizado, la rentabilidad, la confiabilidad y el reconocimiento internacional, constituyen los 4 únicos pilares fundamentales del éxito.

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