Maduro no sabrá administrar ni la renta petrolera ni ninguna otra

Martes, 27/07/2021 01:07 PM

Arabia Saudita inició su historia petrolera en el entorno de 1938 con el descubrimiento del pozo llamado "Prosperidad" en Dhahram. Previo a dicho evento, el hoy prospero reino no era más que arena y desierto, con grupos nómadas diseminados por doquier. En contraposición, para dicha fecha ya Venezuela punteaba las exportaciones globales y figuraba entre los dos primeros productores de crudo del mundo detrás de los Estados Unidos. Nuestro país le llevaba 24 años de "ventaja" desde 1914, produciendo y comercializando petróleo a gran escala, impulsado por el descubrimiento del campo Mene Grande, aunque desde mucho antes producía y comercializaba petróleo de manera limitada.

Entre 1938 y 2021 Arabia Saudita no solo se convirtió en el mayor productor, en una de las naciones más poderosas, educadas, prosperas y ricas del medio oriente y del mundo, sino en una de las piezas más influyentes en la geopolítica global.

No es que seamos admiradores de los sauditas; somos dolientes de una Venezuela maltratada. Hemos tenido la suerte de vivir por largo periodo de nuestras vidas en el medio oriente, siendo testigos del amor de cada ciudadano por sus respectivos países, donde nunca falta nada. Nos referimos específicamente a los países/estados de golfo pérsico y no al resto de los países de habla arábiga. Estos países/estados del golfo poseen una masa social altamente educada, respetuosa de las leyes, orgullosa y celosa de su gentilicio y raíces.

Sus países/estados han sido construidos con visión futurista, edificaciones e infraestructura monumentales y envidiables, aprovechando cada céntimo del ingreso petrolero en salud, calidad de vida, crecimiento y educación. La aplicación de las leyes es tan severa, que hasta la familia real se somete y doblega ante ella. Solo el Emir, el Sheik o el rey están exentos de recibir el peso de la ley.

Protegen celosamente sus raíces y la nacionalidad solo se obtiene del padre, de esa forma aseguran que su sistema de seguridad social no sea expuesto al desangre, que por ejemplo ha sufrido históricamente Venezuela desde los países e islas vecinas. En Venezuela la nacionalidad se regala y la cedula se desprecia, de allí que el ranking de nuestro pasaporte haya pasado de un exceso de 135 países a alrededor de 96 países en la actualidad.

Venezuela en 2021 yace olvidada, en bancarrota; social y culturalmente atrasada, tecnológicamente arcaica y en el fondo del ranking de naciones del mundo, a pesar de haber "parido" ciudadanos con talento indiscutible, competitivos y capacitados, a pesar de tener recursos envidiables y a pesar de haber tenido múltiples oportunidades de ser hoy parte del concierto de naciones desarrolladas del planeta. Pero nuestro país será rescatado y resurgirá exitoso porque aun tiene con que. Para ello necesitamos unirnos en torno a Venezuela y no en torno a un partido político.

La masa laboral que convive en Arabia Saudita se mueve a la velocidad de los avances tecnológicos, e incentiva la integración de personal con comprobadas calificaciones a sus corporaciones, se aseguran que el liderazgo; en particular el de la industria petrolera, sus ministros de petróleo y directivos, sean individuos con pedigrí, tecnológica, social y culturalmente hablando. Ellos saben que de esa industria depende su futuro y el de sus generaciones futuras. De allí que a pesar del cacareado "net zero", ellos; los sauditas, están dispuestos a producir hasta la ultima gota de su petróleo.

En Venezuela un madurismo fallido en todos los terrenos habla del fin del modelo rentista petrolero, en un país que aun teniendo los medios y los recursos, no produce absolutamente nada. Esos que no supieron administrar los ingentes recursos en exceso a los $1.600.000.000.000 (brutos) que ingresaron entre 1998 y 2014 vía PDVSA, no han sabido, ni sabrán administrar ni la renta petrolera, ni ninguna otra renta sea cual sea. Lo que si sabrán es convertirla en negocios personales y corrupción de la buena. Los sabihondos del poder no se molestan en hablar de rentabilidad, porque esa palabra no existe en sus diccionarios.

Hablan de clase obrera dirigiendo PDVSA. Nombran ministros de petroleo/presidentes de PDVSA fallidos. Que no han sido exitosos en ningún cargo, o que no poseen la calificación técnica, ni la exposición necesaria. Que no tienen noción de la industria petrolera, los mercados, ni sobre los vaivenes de la geopolítica global. Individuos que ni siquiera pueden sostener una conversación fluida sobre el tema, que se limitan a repetir guiones políticos preparados y que incluso leyendo se equivocan. Pero hablan del fin del modelo rentista petrolero, después de haber echo pedazos a una industria envidiable.

Lo de Arabia Saudita no es por casualidad. El sagaz y preparado ministro saudita Abdulaziz, lleva desde 1987 asistiendo a todas y cada una de las reuniones de la OPEP. Aunque desde 1987 se inició como asesor petrolero, no fue sino hasta 2019 cuando fue nombrado ministro de energía. No es que fue catapultado por tener rango de príncipe, ni por maniobras politiqueras, sino por sus comprobadas calificaciones, preparación y exposición.

En PDVSA, la empresa medular que suplía hasta 2016 el 96% de los ingresos en divisa de Venezuela, cuyas operaciones son críticas y que demandan inequívocamente un elevado componente tecnológico, incentivan el clientelismo político y militar, la improvisación, el empirismo, el obrerismo y la corrupción. En Venezuela hablan de obreros, políticos y militares improvisados, de familiares de poderosos digiriendo la industria petrolera, aunque sean neófitos y mediocres.

La arcaica visión y poca capacidad de entendimiento del liderazgo político ha propiciado el desprecio al conocimiento, a la preparación, la cultura y la tecnología, desembocando en la quiebra no solo de PDVSA, sino de todas las corporaciones y empresas del estado.

Ese pésimo liderazgo se ha asegurado de hacer proliferar la dependencia del "pueblo" hacia el gobierno. Ha alimentado y multiplicado la pobreza, para hacer crecer esa nefasta dependencia, manteniéndolos con una eterna esperanza. Esa precisamente es la masa que vota; la que tiene esperanza, aunque esta nunca llegue. Esa es la masa que más rápido se reproduce.

Para esa masa humilde que vive de "esperanza" están los "claps"; no las fuentes de trabajo y el crecimiento. Mientras más claps, más dependencia y más negocios para el poder y sus allegados, pero el pobre seguirá pobre; pero con esperanza.

Sorprenden los planteamientos de algunos consuetudinarios economistas, promotores de soluciones mágicas, al estancamiento que sufre Venezuela. Nadie se equivoque; con o sin grandes ingresos, con o sin grandes volúmenes de producción, con o sin sanciones, con o sin inversión foránea, Venezuela jamás en la historia post PerezJimenista ha tenido crecimiento sostenible. Solo un criminal maquillaje populista.

Reconocemos las obras de infraestructura que se concluyeron hasta los 80, como la continuidad natural del PerezJimenismo. Sostenemos que el crecimiento del PIB experimentado entre 1958 y 1974 fue el resultado de la inercia de esos 6 años de gobierno nacionalista; no del puntofijismo. Lo que devino sucesivamente así lo confirma. La mayor pobreza extrema, excluyendo la del madurismo a partir de 2017, no por casualidad se vive precisamente en los 90, en el momento de mayor arribo de inversión foránea de la post nacionalización petrolera.

La época de mayor arribo de ingresos propios producto de la renta petrolera se vivió entre 2004-2014. En ninguno de los casos existió la visión por delante de crear una economía sustentable, basada o enraizada en el imperio de la ley, con una visión pro-nacionalista, pensando en Venezuela y los Venezolanos primero. Proliferó el populismo, el clientelismo, la demagogia y la corrupción político-militar. Esa ingente masa de dinero desapareció en paraísos fiscales, en corrupción y en proselitismo político.

No importa cuanto produzca PDVSA, no importa cuantas empresas públicas, ni privadas estén activas, ni tampoco en cuanto remonte el barril, el crecimiento económico de Venezuela no será una realidad sostenible, mientras permanezcan los mismos agentes políticos y mientras permanezcan las instituciones secuestradas por factores afines al poder central; mientras las leyes no sean aplicadas con la misma rigurosidad a todos por igual.

No es cuestión de revolución o punto fijismo, no es cuestión de lucha de clases, ni de imperios; es cuestión de antipatrias, corruptos, mafias y componendas que secuestran nuestra prosperidad y crecimiento como nación. Una nación cuyo documento de identidad es en pleno siglo XXI un pedazo de papel, cuyo gobierno se da el lujo de pretender sustituirlo por un carnet político llamado "carnet de la patria" o carnet de la vergüenza. Donde las instituciones y poderes públicos que se supone sean independientes, responden a los designios del poder central.

Donde los Venezolanos que estamos fuera del país y los que están en el, no tienen acceso a nuestro pasaporte, pero donde la nacionalidad se vende o se regala a individuos cuestionables, sin ningún tipo de tapujo. Como se pretende construir una nación sólida con semejantes aberraciones?

Bonus Citgo: No cesa de sorprendernos la junta usurpadora de Citgo, la crema y nata de la mitocracia, hoy venida a menos. Creemos que Carlos Jorda, quien funge de presidente de nuestra corporación en suelo estadounidense, prepara el terreno para mostrar más pérdidas en el venidero ciclo [https://twitter.com/einsteinmillan?s=11] financiero del segundo trimestre 2021, al reconocer que Citgo necesita de los crudos Venezolanos para ser rentable [https://energy-analytics-institute.org/2021/07/23/sanctioned-citgo-at-disadvantage-to-rivals/]. Sorpresa!

Recordemos que Citgo lleva desde 2019 mostrado cifras en rojo respecto a las gestiones previas a la usurpación del clan de Juan Guaido. Para 2018 Citgo indicó ganancias de $851 millones. Para 2019 dichas ganancias se desplomaron hasta $246 millones, representando una pérdida financiera relativa de $605 millones. Para 2020 las pérdidas totales fueron de $667 millones y sólo para el primer trimestre 2021 fueron de $180 millones, a pesar de un barril al alza y una demanda interna en crecimiento. Estamos a la espera de los resultados financieros del segundo trimestre 2021.

Llevan dos años y medio empeñando y destruyendo dicha corporación sin tener respaldo en flujo de caja alguno. Ondean excusa tras excusa; primero eran lo de atrás, luego que necesitaban tiempo, después que era el mercado y ahora finalmente reconocen a medias, la verdad, porque la otra mitad de la verdad, es que son incapaces.

Todo ello ya lo habíamos señalado sobre dos años atrás [https://www.aporrea.org/energia/a280106.html]. Esos son los ahora ungidos salvadores de PDVSA, que se aventuran a presentar escenarios sin tener un ápice de data dura. El recién rendimiento de cuenta del "iluso parapeto ad hoc" de parte de H. Medina; pieza clave del sabotaje petrolero, fue penoso y bochornoso. Un torneo de ordeño y suplica por de dinero, para juicios que ellos mismos han estimulado.

Nada dijeron del asalto a Monómeros, de la destrucción de Citgo, ni de las coimas derivadas de la intermediación financiera por préstamos y pagos de bonos. Nada dijeron de cómo se beneficia la directiva de Citgo con dineros de todos los Venezolanos.

Tarde o temprano habrá que meterla la lupa, a todos aquellos rojos y azules, que han asaltado y arruinado PDVSA y sus filiales.

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