Un 2023 de pronostico reservado para PDVSA

Martes, 02/08/2022 12:22 PM

Desde inicios de 2020 toman posesión Tareck Aissami y Asdrubal Chávez al frente de Menpet y PDVSA; primero por la vía de la comisión presidencial y luego, al ser oficialmente nombrados en el cargo de ministro de petróleo y presidente de PDVSA respectivamente, aunque a los efectos, Aissami es quien en la práctica ejerce ambos cargos.

Para Febrero’2020 nuestra industria había sido golpeada por la más nefasta gestión, que hasta el momento jamás había tenido y que desembocó en la destrucción de más de 1,000,000 BPD de producción, la desaparición de unos 600,000 BPD de nuestros crudos en los distintos mercados y el desplome del nivel de utilización de nuestras refinerías a menos del 20% desde un 45% @ 50% entre su llegada en 11’2017 y su salida en 02’2020. Nos referimos a la destructiva administración de Manuel Quevedo.

Para 2019 entraban en pleno rigor contra PDVSA, las sanciones norteamericanas, mientras la geopolítica mundial se complicaba por la ralentización de la economía China particularmente.

A pesar de todo ello, a pesar de la nefasta gestión del mal general, de la caída del barril, de las sanciones y de una pandemia en gestación, a la llegada de Aissami/Asdrubal nuestra industria producía 865,000 BPD, exportaba en promedio unos 960,000 BPD y refinaba alrededor del 20% de su capacidad total; unos 260,000 BPD, cuando el barril (WTI) se mantenía flotando en la franja de los $60 a $50, hasta inicios del primer trimestre de 2020. A partir de allí cede el barril, agobiado por la pandemia y el debilitamiento de las economías globales, hasta llegar a valores incluso de un digito hacia Mayo de 2020. Sin embargo, ya para Septiembre-Diciembre de ese mismo año el barril repuntaba nuevamente hacia el terreno de los $50 pb. Es decir, la entropía y distorsión de los mercados generada por la pandemia durante 2020 fue realmente severa entre Abril-Agosto de 2020.

Llegado 2021, distintos vectores marcaban el fin de un barril y una demanda a la baja, incluidos la relajación del covid, la aceleración diferencial del consumo e industria en las distintas economías y más recientemente el conflicto Rusia-Occidente. Todo ello contribuyó a impulsar el barril (WTI) sobre los $120 y la demanda global de vuelta hacia los 98 MMBD.

A lo interno en Venezuela, las sanciones cedían de hecho por la llegada de la nueva administración norteamericana. El madurismo y PDVSA ya no tenían la excusa de las sanciones para no producir más y es así como a partir de entonces, surgen de la boca de Maduro y Aissami las ofertas descabelladas de incremento de producción, comenzando por 1,800,000 BPD y luego 1,508,000 BPD para el cierre de 2021 y luego 2,000,000 BPD para el cierre de 2022 [Einstein Millan Arcia on Twitter: "QUE LO SOSTIENE EN #PDVSA? Las mentiras de #Aissami: 10’2020 ofrece 1,800,000 BPD al cierre de 2021: https://t.co/0jDJOR2FAq   02’2021 ofrece producir 1,500,000 BPD a diciembre 2021: https://t.co/aZq64eGm2P 03’2022: ofrece 2,000,000 al cierre de 2022: https://t.co/xvTRshFCmR" / Twitter].

Hoy PDVSA, aun con un barril (WTI) sobre $95 promedio-año y aun; repito, a los efectos sin sanciones, produce 727,000/706,000 BPD (fuente OPEP directo/secundario), apenas utiliza menos del 20% de su capacidad total de refinación, importa más de 75,000 BPD de crudos/productos que antes producíamos en el país y exporta 594,000 BPD promedio 2022 (m-o-m). Todo ello sin incluir el robo y tráfico de gasolinas, petróleo y gasoil; sin incluir el desmantelamiento y robo de la infraestructura de PDVSA de parte de las mismas supuestas autoridades (militares/gerentes) que se supone deberían protegerla. Nada sale ni entra por los puertos y aeropuertos de Venezuela, sin la anuencia militar, ni de los allegados al poder.

Es decir, con Aissami y Asdrubal nuestra industria está en mucha peor posición de lo que estaba cuando Quevedo fungía como ministro/presidente, a pesar de mejores precios del barril, mejor entorno geopolítico y mejor relación con norteamérica.

El repunte en las exportaciones a partir del mes Julio hacia los 713,000 BPD es el resultado de la apertura del canal hacia Europa para honrar compromisos de deuda pendientes con Eni y Repsol. Sin embargo, dicho volumen no es cónsono con el nivel de producción real, ni con el consumo interno de Venezuela, y muy probablemente sea el resultado del reciclaje de crudos importados y derivados como mezcla de exportación. De hecho, es precisamente a partir de Julio cuando se anuncia [Venezuela recibirá 4 millones de barriles de crudo pesado iraní en julio (reporteconfidencial.info)] el incremento de las importaciones iranies hacia los 4,000,000 Bbls. Según PDVSA esos crudos pesados serían utilizados como alimentación a procesos.

Lo cierto es que, con dichas acciones y compromisos, es el flujo de caja de PDVSA el que sufre, dado que produce menos, gasta más y recibe menos por cada barril exportado, ya que los cerca de 90,000 BPD que envía hacia europa no generan en realidad ingresos, sino que amortizan deuda; es decir, de esos 713,000 BPD exportados en Julio, solo 623,000 BPD netos generarían ingresos reales. En cuanto a los 4 millones de barriles iranies que importan, por si solos representan erogaciones de cerca del 58% del total de ingresos percibidos por PDVSA por sus “exportaciones netas” si se excluye el consumo interno, el diferencial de costos de producción y el spread (sin meter los descuentos). No hay que olvidar que mientras a Irán le cuesta $11 producir el barril que nos envía, a PDVSA le cuesta $36 producir el barril que exporta.

Todo ese desorden y anarquía, originan masivas perdidas y un grave daño patrimonial a Venezuela. Es el resultado de la impericia, del desfase tecnológico de la industria, de la falta de visión de sus “liderazgo” y del poco talento del ministerio y de la directiva de PDVSA.

El grafico anterior muestra los ciclos fiscales de nuestra industria desde 2016 real versus el sintetizado para el caso de mantenimiento de la producción de cierre de 2016 de 2,571,000 BPD. La separación entre ambas curvas indica cuanto ha dejado de percibir la nación como consecuencia del desplome de producción entre 2016 y el presente.

Como puede apreciarse claramente, para el ciclo actual, a pesar de los elevados precios del barril, la separación entre ambas curvas supera a todas las anteriores. Es el resultado del inclemente gasto, la bestial ineficiencia y una gestión volteada a destruir nuestra industria. A pesar de un barril (WTI) en promedio sobre $95, nuestro país solo percibirá para el cierre de 2022 ingresos brutos por el orden de los $12,400 millones (descontado consumo interno), con un ingreso neto que podrían rondar unos $340 millones, en el mejor de los casos.

Con la llegada de Julio el WTl ha pasado de $116 a $94 durante la semana en curso. La administración Biden volteo su mirada hacia el golfo pérsico y Guyana en menor grado, y parece haber puesto un alto al interés sobre el petróleo Venezolano.

Todo lo anterior, aunado a la destrucción del valor de PDVSA causada desde adentro mismo, predice un escenario para la economía criolla de pronóstico reservado para el resto de 2022 y posiblemente para 2023, de continuar la industria por el camino que va y de continuar cediendo el barril, y explica el desespero mostrado por Maduro durante su reciente y fallida gira por Asia, donde nadie aparte de Irán y quizá Turquía, mostraron algún interés por “mirar” hacia Venezuela.

 

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