Los cargos de ministro y presidente de PDVSA recaen nuevamente en una sola persona, esta vez sobre un ingeniero sin experiencia en la industria petrolera y con un dudoso y fallido historial en todos sus cargos previos; es Pedro Tellechea.
El coronel de apenas 3-½ años de experiencia, luego de una fallida y cuestionable gestión al frente de Venalum, donde se le señala de haberla llevado a la quiebra [Pedro Tellechea llega a Pdvsa sobre las ruinas de Venalum - Correo del Caroní (correodelcaroni.com)], es premiado con la presidencia de Pequiven para luego ser inédita y extrañamente nombrado presidente de PDVSA, durante la primera semana del mes de Enero’2023 [Un militar de 3-1/2 años de experiencia al frente de PDVSA y un fracasado en Petropiar - Por: Einstein Millán Arcia @EinsteinMillan (aporrea.org)].
Apenas semanas atrás fue además nombrado ministro de petróleo, luego que se destapara un vulgar desfalco de más de $3,600 millones, que su predecesor T. Aissami, y su círculo cercano, venían ejecutando en contra de Petróleos de Venezuela y nuestra nación.
Tellechea ha sido cuestionado en todas sus gestiones anteriores por resultados deficitarios, pérdida de valor, promesas incumplidas y sobre todo por una cuestionada capacidad de acción frente a las complejidades y retos [Pedro Tellechea deja presidencia de Venalum con un cúmulo de promesas operativas sin cumplir - Correo del Caroní (correodelcaroni.com)], algo rutinario en toda industria petrolera.
Con tan incipiente pedigrí, no es mucho lo que sensatamente podemos esperar los Venezolanos, ni para el futuro inmediato de PDVSA, ni para la debida representación de nuestro país por ante la OPEP y el manejo de la geopolítica energética global.
Nadie en esa directiva posee profundidad en el tema petrolero, menos aún en el tema de la geopolítica energética, ya que no han tenido la debida preparación, madurez, ni exposición. La realidad es que la nueva directiva de PDVSA asemeja más un "club de amigos", donde lo que abunda no es precisamente el conocimiento y la experiencia dedicada a la búsqueda de la excelencia.
Ese conocimiento y esa excelencia sencillamente no existen, porque ellos son parte del clientelismo y del paracaidismo cultivado por un "madurismo" sediento de una lealtad que solo produce saqueos, corrupción y desfalco a la nación Venezolana. Cientos de casos lo comprueban, siendo el de T. Aissami el más reciente de ellos [El Aissami, ministro clave de Maduro: conozca lo que hay tras su caída - Latinoamérica - Internacional - ELTIEMPO.COM].
Tanto en la vieja (R. Tudela) como en la nueva PDVSA, han "ocasionalmente" asignado volúmenes de crudo/productos a "traders-terceros". Pero a partir de finales de 2017; con la llegada de M. Quevedo, la entrega de contratos de venta fue gradualmente puesta en manos de terceros, hasta llegar a su casi totalidad. Pero no solo eso, las importaciones de crudos y refinados a través de terceros también tuvieron un inusitado repunte, pasando de unos 73,000 BPD a su llegada, a más de 183,000 BPD en 2019, previo a su salida.
Si hay algo que deja grandes beneficios sin dejar traza alguna son las comisiones derivadas de las ventas de hidrocarburos. Estas a menudo varían en función del descuento y volumen manejado, hasta incluso el entorno de $3 por barril. Es así como los políticos-militares aprendieron rápidamente que descabezar la función de comercio y suministro de PDVSA era vital para poder tener acceso a dinero rápido, fácil y de difícil seguimiento ya que evade todo control, máxime con la ley antibloqueo y el cripto-espacio.
Nombrar ministro de petróleo al mismo presidente de PDVSA, es volver a poner en manos similares a las de aquellos que hoy se han visto involucrados en el colosal desfalco a nuestra nación de al menos $3,600 millones, la misma oportunidad de repetir un desfalco aún mayor. El madurismo o no aprende, o es parte de dicho desfalco.
Nombrar ministro de petróleo al mismo presidente de PDVSA es un error que siempre termina en corrupción, destrucción de la industria y más saqueo de los dineros y bienes de los Venezolanos.
¿Quién fiscaliza, audita y controla en Venezuela al presidente de PDVSA; el mismo ministro?
¿Hasta cuándo vamos a tener un país con un gobierno indolente ante los continuos saqueos de nuestros dineros y recursos; un gobierno que no vela por el buen resguardo de los bienes de la nación, sino por el bienestar de un partido y por el resguardo de los secretos del poder y de sus allegados?
Gato encerrado
Mientras en 2010, nuestras exportaciones petroleras estaban dirigidas (aproximadamente) hacia EEUU (45%), Caribe (32%), Asia (13%), Europa (7%) y el resto a otros destinos, para 2021, estas ya habían sido redireccionadas (aproximado) en un 82% hacia China, 13% a Cuba-cubametales y una menor porción hacia destinos dudosos y de forma furtiva. Entre 2021 y 2022 las exportaciones hacia Irán-Naftiran crecieron paulatinamente.
Para 2023 con la licencia de la Ofac, las rutas apuntan hacia EEUU-Chevron, Cuba-cubametales, Iran-Naftiran y en menor cuantía, China-Hangzhou y más recientemente, Portugal-Adinius.
Entre las razones de la reducción de los envíos hacia China aparecen; la toma de los mercados asiáticos de parte de Rusia e Irán, la escasa disponibilidad de volumen de exportación luego de la entrada de Chevron y la pérdida de competitividad de nuestros crudos ante el desplome del barril y la fórmula de precios-descuentos de Rusia.
Existe una "zona gris-oscura" en las exportaciones de crudo de PDVSA, donde la duda y la desinformación es la norma. Esa zona está compuesta por los envíos hacia cuba, Irán y los cargueros furtivos.
Con la ley antibloqueo y el usual secretismo del estado, nadie sabe a ciencia cierta cuantos barriles, a qué precio y con que destino realmente salen de nuestra nación, son cargueros con nombres alterados, otros furtivos-sin traza satelital, ni identificación y otros que además triangulan y ejecutan acciones de trasegado en aguas internacionales, borrando completamente la huella de nuestros crudos y de los dineros también. Nadie sabe a dónde van a parar nuestros crudos. Nadie sabe dónde depositan los dineros procedentes de las ventas de nuestros recursos.