PDVSA no debe ser privatizada. La vieja mitocracia fue incapaz y traidora

Martes, 02/05/2023 05:22 PM

No se puede emitir opiniones desde el amarre emocional; desde el anhelo del pasado, ni desde la deshonestidad intelectual, ya que estas dejan de ser creíbles, confiables y fidedignas para pasar a ser sesgadas. Son opiniones a menudo únicamente buenas para esa misma audiencia intoxicada por un pasado que; en el caso de la industria petrolera, ni siquiera aplica linealmente dado que las circunstancias políticas, sociales, geopolíticas y hasta tecnológicas, son diferentes. Podrán captar la atención de sus propios seguidores y alguno que otro despistado, pero nada más.

En lo particular hemos tenido la visión de ambos mundos; no desde la amargura de una lejanía forzada, como lo es el caso de muchos, sino desde el terreno mismo de esas dos PDVSA; la vieja PDVSA mitocratica desde 1979 hasta 1991 y la nueva PDVSA roja rojita desde 2002 hasta 2010. Y aun seguimos activos en el terreno internacional.

Sentimos orgullo de haber contribuido a rescatar nuestra industria del sabotaje terrorista de 2002 y justificamos el despido de esa directiva vende patria y corrupta y no, como algunos falsamente aseguran, que Chávez despidió a 20,000 trabajadores. Ellos se fueron solitos [Einstein Millán Arcia: Pdvsa; Supuesto despido masivo de 2002 - Emisora Costa del Sol 93.1 FM (costadelsolfm.org)], no sin antes, masacrar y destruir los activos y procesos de nuestra industria [Einstein Millan Arcia: Eddie; Actor fundamental del sabotaje petrolero de 2002 - Emisora Costa del Sol 93.1 FM (costadelsolfm.org)]. Ese sabotaje terrorista originó un daño patrimonial a nuestra nación superior a $32,000 millones (RT:2023).

Hemos sido críticos de las gestiones de ambas PDVSA. En ambos casos ha habido periodos de corrupción y en ambos casos ha habido periodos de destrucción del valor. Que si es mas en una, que en otra; es irrelevante. Ambas versiones de nuestra industria tienen sus periodos y protagonistas brillantes, pero también sus periodos de innegable oscuridad.

La vieja PDVSA representa el pasado de una mitocracia vestida de falso Venezolanismo [La meritocracia del mito; fallida ayer y fallida hoy - Por: Einstein Millán Arcia @EinsteinMillan (aporrea.org)], que se ha visto involucrada en innumerables hechos de corrupción e incompetencia, cuyos más genuinos representantes han fallado incluso al frente del manejo de minúsculas empresas e involucrados en múltiples hechos punibles; estafas, corrupción, etc.

Luis Giusti et al.; el líder de la mitocracia, el dos veces ejecutivo del año, el artífice del golpe terrorista de 2002, la cabeza de la fallida apertura petrolera Venezolana de los 90’s y de la penosa apertura colombiana de 2009, ha sido señalado en múltiples casos de estafas y hechos de corrupción. Es un vivo ejemplo de la cara de la vieja PDVSA. Hasta solicitados por la interpol ha habido entre "los iluminados" de la fallida mitocria:

  1. Einstein Millán Arcia: PDVSA; La huella putrefacta de la mitocracia Ad-Hoc; Conspiración y retos - Emisora Costa del Sol 93.1 FM (costadelsolfm.org)
  2. Patética actuación de Luis Giusti en Curazao. La penosa huella del jefe de la mitocracia - Por: Einstein Millán Arcia @EinsteinMillan (aporrea.org)
  3. Einstein Millán Arcia: Pdvsa, de ejecutivo del año a acusado por estafa - Emisora Costa del Sol 93.1 FM (costadelsolfm.org)

La vieja PDVSA tiene una innegable huella-época oscura donde la corrupción fluía como el agua, solo que en la perspectiva de los 70, 80 y 90, no existían las redes sociales y, por ende, las noticias no reverberaban con la misma frecuencia e intensidad que hoy.

Durante la vieja PDVSA nacieron los petro-espías en el momento mismo de la nacionalización, aunque luego descubiertos en 1981. Empleados (de confianza) que desde "la mesa de transacciones de la gerencia de mercadeo internacional" vendían información confidencial y privilegiada sobre precios, volumen y productos, a nuestros competidores internacionales en detrimento de Venezuela. Un vil complot coordinado desde varias de las filiales, incluidas Corpoven, Lagoven y Maraven, en contra de nuestra nación.

En la vieja PDVSA la información estratégica de nuestros activos abiertamente se entregaba a nuestros propios competidores, sin firmar ningún tipo de acuerdo de confidencialidad. En la vieja PDVSA se entregó en bandeja de plata toda la información de nuestra base de datos hacia intereses norteamericanos (Intesa-Saic).

En la vieja PDVSA robaban cargamentos enteros de crudo al menos en Bajo Grande, para trasegarlos en altamar frente a nuestras mismas costas.

En la vieja PDVSA utilizaban ilegalmente los dineros del fondo de ahorros de los empleados en inversiones oscuras.

En la vieja PDVSA se pagaban/financiaban las bodas de los hijos e hijas de los ejecutivos con dineros de los Venezolanos.

En la vieja PDVSA donaban nuestros dineros a universidades extranjeras, sin pedir autorización alguna al estado, mientras las universidades nuestras presentaban escasez.

En la vieja PDVSA traficaban con el poder petrolero para beneficio propio, sobraban los gerentes rateros de activos de la nación.

Que si los castigaban o no los castigaban; es irrelevante, el hecho es que existían. Viajes de placer en aviones de la industria y decenas de gerentes pilluelos que robaban los almacenes de materiales. Todo ello era silenciado a la opinión pública.

Nuestra opinión sobre el periodo enmarcado entre 1976 y 1998, es que, a pesar de reconocer que ciertamente había Venezolanos íntegros a inicios de la conversión, la cercanía al poder erosionó rápidamente la integridad y el piso moral de muchos de ellos en las distintas directivas y hasta en las gerencias de mayor nivel; de esas que tenían poder de decisión en las áreas. Como veremos más adelante, la vieja PDVSA fue malsanamente entreguista, dispendiosa y botarata. La imagen que proyectaban hacia afuera era un espejismo financiado a punta de ese mismo gasto ineficiente e injustificado que en nada beneficiaba al país y al estado, aunque si a sus jefes transnacionales. Todo ello impulsó el crecimiento exponencial de la pobreza extrema en plena apertura y en pleno crecimiento de la producción petrolera en la Venezuela de entonces, desembocando en el advenimiento de la 5ta república.

Una mitocracia de buche y plumas

Tal y como hemos reiteradamente señalado, nunca en 20 paños dese 1976 hasta 1996, la vieja PDVSA produjo más que la nueva PDVSA entre 2003-2011, aun contando con activos 35 años más jóvenes. Entre 2003-2007, previo a la implementación del nefasto plan siembra petrolera de R. Ramírez, los costos de producción de la nueva PDVSA eran inferiores a aquellos de la vieja PDVSA, incluso en términos nominales.

La apertura petrolera de los 90 a cargo de la mitocracia fue nefasta. Fue la época de la apertura e internacionalización de nuestra industria petrolera y la época en la que la nación Venezolana experimentó el mayor índice de pobreza extrema jamás registrado hasta entonces.

Todo ello ocurre en medio de la "mayor producción petrolera" de nuestra nación, luego de nacionalizada/estatizada la actividad petrolera en 1975-76. Fue la época en la que se violaban consistentemente los acuerdos de la OPEP y la época en la que nuestra industria percibía la menor relación de ingreso neto a ingreso bruto, como consecuencia misma de la apertura, la internacionalización y la mera traición a la patria, de parte de algunos representantes de ese extinto liderazgo petrolero de la época de los 90.

Con Giusti a bordo, la relación de ingreso neto a ingreso bruto de PDVSA se desplomó desde un 16% a 18% previo al cierre de los 80, hasta un 2.2% hacia 1998. Ese menor nivel de ingreso neto en la historia de nuestra industria registrado en 1998 de $663 millones, precisamente en el año en el que Venezuela mostraba la mayor producción registrada desde 1976 de 3.449,000 BPD.

Coincide además con el año en el que los mercados experimentaron precios del barril de hasta un solo digito (<$10 pb) a consecuencia directa de una sobreproducción, donde las cabezas de petróleos de Venezuela tendrían un protagonismo clave, no solo en la violación consistente de los acuerdos de la OPEP, sino en la facilitación del llenado de los inventarios estratégicos de crudo norteamericano a partir de 1986, con un petróleo barato y subsidiado con la descapitalización de nuestro país y el empobrecimiento del Venezolano.

Las cifras de producción de 1997 y 1998; de las que tanto se jacta la mitocracia, contienen unos 550,000 BPD provenientes de las empresas de las empresas de la apertura, con costos de levantamiento que hasta triplicaban aquellos previo a la misma. Es decir, la contribución propia PDVSA era de alrededor de alrededor de unos 2,900,000 BPD en su momento de mayor apogeo y repetimos, con activos e infraestructura tres décadas más jóvenes y de paso, permitían la centrifugación de nuestros dineros, de vuelta hacia el exterior en una administración groseramente dispendiosa, bajando la cabeza a las operadoras transnacionales.

Tenemos nuestras dudas sobre la veracidad de las cifras de producción mostradas por la vieja PDVSA en 1997 y 1998, años en los que se intentaba autopromocionar con el apoyo de los lobbies internacionales, para intentar sostenerse en el cargo.

Afortunadamente, Giusti fue eyectado sin titubear por H. Chávez. A pesar del sabotaje terrorista de 2002, ya para 2005 la nueva PDVSA había llevado de vuelta nuestra producción hacia 3,274,000 BPD de crudo y 7,008 MMPCD de gas, con tan solo 38,518 empleados, con un costo de $3.93 por barril producido y una producción equivalente de 4,482,000 BPED. En contraposición, la vieja PDVSA del sabotaje terrorista para 1998; el momento de su máxima producción, mostraba 3,449,000 BPD de crudo con 3,965 MMPCD de gas, para una producción equivalente de 4,132,000 BPED con un costo (nominal) de producción de $8.44 por barril para el año 2000.

Es decir, la nueva PDVSA tuvo un periodo en donde sin lugar a dudas fue mucho más eficiente y efectiva, que la vieja PDVSA. La recuperación petrolera de la nueva PDVSA fue inobjetable. La producción total equivalente alcanzada en 2005 fue superior a la de toda la historia de la vieja y disminuida mitocracia, incluida la de 1998 [Einstein Millan Arcia on Twitter: "En 1998 #PDVSA reporta producción de 3,449,000BPD (incluye 170,000BPD de LNG), mas 3,965MMPCD de gas, equivalente a 4.132,000BPD. Para 2005 la nueva PDVSA reportó 3,274,000BPD (165,000BPD LNG) mas 7,008 MMPCD de gas, equivalentes# a 4,279,000BPD. Dudamos de la veracidad (sigue)" / Twitter], mientras PDVSA Gas Anaco entre 2006-2007 batió dos récords nacionales de producción y venta de gas. Todo ello, a menor costo que la vieja mitocracia.

Hay que admitir que luego de 2008; con la implementación del plan siembra petrolera de Ramírez, Vielma y DelPino, la industria inicia una pérdida progresiva de valor, mientras acobijaba una creciente corrupción. Todo ello se conjuga con acciones del lobby norteamericano, que apuntaba desde 2004-05 a debilitar a Venezuela, ante las continuas amenazas de H. Chávez de dejar a EEUU sin petróleo, desembocando en 2014 en el desplome severo del barril, desde más de $100 a menos de $27.

A pesar de que dichas acciones iniciaron luego de 2005 impulsadas; repito, por las amenazas del gobierno de entonces, nada de ello no había sido anticipado por PDVSA, encontrando al país literalmente con los pantalones abajo. La oposición con las sanciones y N. Maduro con sus errados nombramientos en PDVSA, hicieron el resto del esfuerzo para hundir no solo nuestra industria, sino nuestra nación. Difícilmente país alguno pudo haber sobrevivido semejante embestida tanto externa, como interna. Venezuela es una nación excepcional, aunque con mucha gente cuestionable, pero aun así ha logrado, aunque duras penas, palear las circunstancias.

De cara al futuro

De manera que; sea en la 4ta o en la 5ta, con apertura privada o sin apertura privada, la industria petrolera nacional ha fallado. La causa; la raíz del problema no se arregla con una mera privatización; se arregla con una purga del sistema, del estado y de sus instituciones. Tanto las de antes, como las de ahora, han fallado.

Hay elementos básicos en la búsqueda de la mejor ruta para toda transacción financiera, que no cambian con el tiempo; la necesaria seguridad de los capitales y/o la garantía de instituciones sólidas y alineamiento de intereses políticos, son algunos de ellos. A los capitales privados solo les interesa, retorno. Pero en el caso de PDVSA no hay necesidad de una privatización en masa, porque aún en el estado en que se encuentra es recuperable si se tiene consigo la voluntad política e institucional, ya que amerita la toma de acciones poco amigables.

Hemos expuesto en múltiples artículos [Einstein Millan Arcia on Twitter: "Cuanto necesita #PDVSA para alcanzar 3 MMBPD? - Por: Einstein Millán Arcia @EinsteinMillan #OOTT https://t.co/ropmXHbbuV" / Twitter] que PDVSA no necesariamente necesita endeudarse para iniciar su recuperación, ya que existen mecanismos para financiar al menos la actividad durante el primer año. Pero en el caso de la PDVSA de hoy, además de lo institucional y político, no es solo necesariamente acceso a capital el problema, es credibilidad, liderazgo, tecnología y experiencia. La directiva de PDVSA y del Menpet debe ser expulsada y la industria reinventada; por expertos; no por políticos y militares.

Eso sí, nadie que haya participado en sabotajes terroristas, sanciones contra nuestra patria, usurpación de cargos, corrupción y desfalco, y/o se identifique con intereses extranjeros, puede formar parte de esa nueva PDVSA.

A lo interno el en manejo de la industria, la realidad no es estática. Lo que era cierto ayer, no necesariamente lo es hoy. La realidad, la dinámica y la correlación de intereses que caracteriza la industria petrolera y gasífera de hoy, nada tiene que ver con aquella de hace medio siglo atrás en la época analógica, más allá del color de petróleo o el olor del gas. Aquellos que intenten juzgar o dilucidar la potencialidad de una corporación petrolera hoy, basado en una visión estancada medio siglo atrás, sufren de un profundo rezago generacional y tecnológico que difícilmente podrán superar.

Sin desdecir de la necesidad de la sana y oportuna diversificación de las economías, el agotamiento acelerado de recursos energéticos tradicionales, la poca competitividad y toxicidad de las llamadas energías alternativas, las crecientes perturbaciones geopolíticas y los falsos positivos como el cambio climático, hacen compleja la clara visión estratégica e innegablemente apuntan hacia una revalorización constante de la energía fósil, que podría ir incluso mucho más allá de este siglo [Einstein Millán Arcia: Entre 8% y 9% del suministro fósil recaerá sobre Venezuela - Emisora Costa del Sol 93.1 FM (costadelsolfm.org)].

Es por ello que asegurar que PDVSA no es técnica y financieramente rescatable, enraizado en una visión arcaica de medio siglo atrás, es incoherente de por sí, porque asume como constante, variables ya inexistentes o con un grado distinto de peso específico.

Lo que si es cierto es; repito, es que la privatización masiva no es la solución a un problema que radica en una ausente y enclenque institucionalidad, en un sistema financiero poco confiable, en sociedad y clase política con valores cuestionables y en un sistema donde las leyes son maleables. Así ninguna empresa sirve, sea privada o no. Y no es un problema de ahora, es un problema que nace y se agrava con el post "PerezJimenismo".

Innegable que entre 1959 y 1998 el PIB nación se redujo en más del 80% en esa Venezuela democrática, de libertades económicas y donde la empresa privada tenía voz y voto. En la misma Venezuela que termina en una masiva pobreza extrema y termina en múltiples explosiones sociales. Entonces; ¿de que hablan los defensores de los viejos tiempos?

Que la revolución también se equivocó; ciertamente sí, pero ninguno de los otros tiene moral para señalar.

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