Chevron anunció ayer 23 de Octubre, la adquisición de la totalidad de las acciones emitidas por Hess. La negociación fue por un monto total de $60,000 millones incluidos deuda, activos y capital [Chevron Announces Agreement to Acquire Hess — Chevron].
Entre los intereses que posee Hess se encuentra una participación del 30% en el bloque Stabroek-guyana, el cual se extiende hacia aguas en conflicto con Venezuela. En lo que respecta a Guyana; además de Stabroek, Hess también posee participación en otros bloques que en su conjunto conforman un potencial de recursos (no reservas) por el orden de 11,000 MMBbls, así como el acceso a una producción ya disponible, rentable y probada.
Pero quizá lo más atractivo para Chevron, no es la producción, ni las reservas, sino una infraestructura joven y una negociación política y geopolíticamente sencilla y fluida, con un país donde la última palabra la tiene Exxon; inclusive por encima del estado mismo. El ambiente donde siempre le ha gustado moverse a Exxon.
No es para caer en los extremos de guyana, pero para bien o para mal, eso es lo que siempre han buscado los capitales, países con estados y negociadores ignorantes y leyes blandengues. Pero como siempre hemos sostenido, no es culpa de los capitales que los gobernantes sean ignorantes y las instituciones no cumplan sus funciones. Pero pensamos que hubo un pelón estratégico; quizá por novatada, desde el Menpet-PDVSA al no incluir en el tema de Dragon a Chevron; al menos para hacer el aguaje.
Como recordaran en 2007 el control de la operación de varios campos; entre ellos el campo CoroCoro al S-SE del golfo de Paria con cerca de 5.4 Tcf de reservas probadas, fue transferido a PDVSA por decreto gubernamental al igual que muchos otros activos. Previo a dicho decreto el campo venía siendo desarrollado por ConocoPhillips, quien ya había comenzado un plan de acción que incluía una plataforma con 14 pozos en 2006, con el objetivo de lograr una producción inicial de 30,000 BPD para llegar a 80,000 BPD @ 2008. El plan de perforación para dicha meta ya había sido completado. Hoy dicho campo posee una producción menos que marginal.
Mas adelante en 2013 sale a relucir el campo compartido Loren-Manatee ubicado en la proyección atlántica de Venezuela y que posee unos 10 Tcf de reservas probadas. Cerca del 75% de estas reservas pertenecen a nuestro país y el resto a trinidad. En ese entonces Ramírez anunciaba una JV con Chevron para desarrollar una producción inmediata que nunca se concretó, debido a que las inversiones desde PDVSA para construir el gasoducto de algo más de 270 kilómetros nunca llegaron. En ese entonces nuestro país acusaba un déficit de electricidad en crecimiento y la esencia que se vendía era utilizar el gas para termogeneración. Ni el gas, ni la electricidad nunca llegaron.
La verdad sea dicha, Chevron tiene participación de varios lustros en 4 negocios en Venezuela y tan solo una producción de unos 135,000 BPD incluidos sus diluyentes, con un costo de producción consolidado similar al de Guyana, pero en un país donde hacer negocios se ha tornado por ahora en inseguro, costoso y errático.
La decisión de Chevron tiene diversas implicaciones y lecturas para Venezuela. En primer lugar, lo hace casi al unísono con el eventual acuerdo de PDVSA con Shell y NGC, para desarrollar las reservas del campo gasífero Dragon, Costa Afuera, del cual al parecer solo está pendiente por acordar el precio de realización del gas. En segundo lugar, lo hace en un momento en donde se ha exacerbado el tema del diferendo limítrofe con guyana, pero también en momentos de relajación de las sanciones desde EEUU. Esta decisión definitivamente no pareciera dejar clara la forma en la que desde afuera ven la convicción del estado Venezolano para defender el Esequibo. Hay algo oscuro allí.