La diferencia entre el éxito o el fracaso de una nación radica en la selección del liderazgo. Ese liderazgo no solo impacta el país, sino todos sus componentes; ciudadanos, instituciones, recursos e industrias. Dicho liderazgo puede tornarse en consecuencia, en una bendición o en la desgracia misma de una nación, indistintamente de que tan rica sea esta en recursos.
Dos ejemplos recientes lo constituyen; la bendición en el caso de Noruega y la desgracia en el caso de Venezuela, país que, aun teniendo las reservas de crudo más grandes del mundo, las octavas reservas de gas, además de ingentes reservas de oro e innumerables minerales estratégicos, ha cruzado el umbral del 96% de pobreza.
Prostituida
PDVSA a los efectos ha dejado de reinvertir en sí misma, para pasar a ser literalmente saqueada sin rendir cuentas a la nación, oculta bajo el oscuro velo y protección de la ley antibloqueo.
Desde 2015-16 la industria en realidad no explora, ni desarrolla nuevas reservas. Prácticamente no refina, no produce, ni exporta, al ser estos, volúmenes marginales en comparación con su verdadero potencial, infraestructura instalada y reservas.
En Venezuela existe en la práctica asincronía y divorcio entre las industrias, la preparación de su fuerza hombre y el plan de desarrollo de la nación. Es por esa misma falta de planificación y asincronía empresa-estado que en la actualidad Venezuela se hunde como país y como sociedad y nuestro potencial e influencia en el mercado petrolero se hace cada vez más imperceptible en el mundo.
Aun teniendo ingentes reservas de crudo y gas, aun habiendo sido exportador neto de crudos liviano-mediano-condensado, de gasolinas y GLP; aun habiendo sido autosuficiente tanto para diluir y mezclar nuestros propios crudos, como para refinar más de 1.250.000 BPD en nuestra red de refinación doméstica y aun teniendo hasta hace poco la capacidad instalada operativa para la producción, el procesamiento y la manufactura de estos crudos y productos, nuestra nación acusa una creciente escases desde 2017, precisamente cuando el militarismo y la politiquería ponen sus manos en PDVSA.
Sin Flujo de Caja
La destrucción de los procesos y producción propia de PDVSA, ha sido la responsable del aumento en las importaciones y por ende del gasto, dejando poco o nada para hacer frente a sus operaciones naturales.
Desde 2017, cada administración ha resultado ser peor que la otra. Directivas donde la ineptitud, la corrupción y el saqueo político-militar han ido en aumento. Donde la ineficiencia y el gasto han crecido de forma consistente, truncando su flexibilidad operativa y reduciendo de forma alarmante su confiabilidad como suplidor.
PDVSA no posee músculo técnico, operacional, ni financiero, para poder compensar la declinación de su producción por esfuerzo propio. No ha sido capaz de añadir un volumen significativo de producción por esfuerzo propio desde que Tellechea llegó a su directiva. Sus exportaciones son erráticas y totalmente dependientes de las importaciones.
Entre Enero 2023 y Julio 2024, la producción nación paso de 732.000 BPD a 928.000 BPD representando un aumento de 196.000 BPD, de los cuales Chevron añadió unos 189.000 BPD, al haber pasado de 49.000 BPD a 238.000 BPD durante el mismo período, conformando un volumen neto ganado por PDVSA esfuerzo propio y el resto de sus socios de tan solo 7.000 BPD, incluidos Eni, Repsol y Maurel & Prom; entre otros.
Desde que les fueran otorgadas las licencias a Eni, Repsol y Maurel & Prom por la OFAC en Q1-Q2’2024, estas corporaciones han sumado volúmenes de producción y exportación que anteriormente no estaban disponible. Entre Junio y Julio exportaron unos 140.000 BPD en conjunto y aun así las exportaciones totales de PDVSA cayeron en Julio hacia los 586.000 BPD desde 762.000 BPD durante el mes previo. En realidad, la producción propia de PDVSA en lugar de aumentar, ha cedido entre Enero’2023 y Julio’2024.
Tanto la producción como las exportaciones sobreviven en un 40% a 45%, particularmente gracias a la acción de las transnacionales: Chevron, Eni, Repsol y Maurel & Prom. Sin la contribución de estas su producción estaría rondando 550.000 BPD a 600.000 BPD, mientras que sus exportaciones 350.000 BPD a 400.000 BPD, tal y como sucedió durante parte de 2020.
El presupuesto de gastos de nuestra nación para 2024 fue calculado [ Reuters: gobierno venezolano recibirá 27% más de ingresos de PDVSA en 2024 tras alivio de sanciones - Finanzas Digital ] en $20.504 MM, de los cuales los ingresos brutos de PDVSA cubrirían 58%, equivalente a $11.886 MM.
Tal y como advertimos a finales de 2023 [ Einstein Millán Arcia: Así será el 2024 para Pdvsa (costadelsolfm.org) ] el crudo ha ido debilitándose. En plena temporada de manejo en el hemisferio norte el WTI llegó a cotizarse en menos de $72 pb, mientras que la producción y exportaciones de PDVSA no se mueven al ritmo pensado. Durante la semana actual el WTI varió hacia $79 pb.
La meta prometida por el novato de PDVSA para 2024 va por el mismo [ https://x.com/EinsteinMillan/status/1744441175392600376 ] camino de todas sus fallidas ofertas anteriores. Para el cierre de Julio la producción reportada OPEP directa/secundaria se ubicó en 928/852 MBD, con lo que en el mejor de los casos se estaría necesitando una producción adicional de 79.000 BPD sumada m-a-m hasta fin de año, para lograr el objetivo volumétrico de 1.235.000 BPD. Un imposible ya que PDVSA no posee músculo técnico, operacional, ni financiero para generar el nivel de actividad necesario, en la dirección correcta. Según reporta la OPEP, nuestro país posee en la actualidad dos taladros de perforación activos. Atrás quedó la oferta de Tellechea de llevar a 27 los mismos y a 121 el total de taladros. Otra oferta fallida del novato [imagen captada del video de fedeindustria].
Es probable es que la producción nación permanezca en el nivel actual de 900.000 BPD a 920.000 BPD, con un promedio-año de 900.000/840.000 BPD, según formato OPEP directo/secundario.
Es probable que PDVSA no cumpla con el objetivo financiero de acumular ingresos brutos por el orden de $19.600 MM. Nuestros cálculos sugieren una cifra de $15.000 MM, una vez descontados gastos de importación de diluyentes y pago en especies a sus socios.
De continuar la confrontación político electoral, las inversiones anunciadas para el 2024 no terminaran de llegar al país y PDVSA, luego de cumplir con el estado, solo tendría una disponibilidad de flujo de caja del orden de los $2.000 a 2.500 MM para hacer frente a sus propias operaciones naturales.
La coyuntura se complicaría si continúa el cuello de botella derivado de las elecciones presidenciales, que podrían propiciar el aislamiento financiero del país y un potencial regreso de las sanciones. En dicho caso, la producción-exportación país podría retroceder en cuestión de pocos meses hacia niveles de 2020, castigando severamente el flujo de divisas al país.