El panorama mundial y geopolítico revela hechos importantes que afectan los precios del petróleo, incluso las alianzas en el corto y mediano plazo, lo que inevitablemente debe tomarse en cuenta por sus repercusiones sobre la economía venezolana.
Inversiones en el corto plazo: ¿Quién se suma?
En un contexto de sanciones en Venezuela, conseguir nuevos aliados para invertir en petróleo en el país continuará siendo un desafío. En cuanto a los gobiernos amigos, pocos tienen en la actual coyuntura mundial las condiciones para considerar esta posibilidad, si tomamos en cuenta que existen aliados que atraviesan conflictos bélicos, como es el caso de Irán y Rusia, es evidente que dichos conflictos ocasionan que dispongan de sus recursos y de toda su atención, por tanto, invertir económicamente en el corto y mediano plazo en Vzla no se vislumbra. Además, tanto Rusia como Irán no les conviene, en el marco de una oferta saturada de petróleo en el mundo, que Venezuela incremente su producción y compita con su crudo, una situación similar podría ser considerada por otros gobiernos amigos, como México, Brasil y algunos países del Medio Oriente.
En cuanto a China, la recesión que atraviesa, su apuesta por fuentes de energía limpia y el acceso a crudos con mejores descuentos, sumado a la falta de pago de Venezuela a sus préstamos, no parecen condiciones convincentes como para esperar nuevas inversiones de su parte en el sector petrolero del país.
Sin embargo, la India viene creciendo de manera robusta en industrialización, consumo interno, PIB, clase media y demografía. Esto ha incrementado su consumo de petróleo, que pasó de 219 millones de toneladas en el año 2022 a 231 millones en 2023, y para 2024 el consumo continuó en ascenso. Algunos analistas, como los de Rystad Energy, aunque indican una merma en el ritmo de consumo, insisten en que la tendencia seguirá al alza. Los pronosticadores más destacados esperan que India sustituya a China como el principal impulsor del crecimiento de la demanda de petróleo mundial a largo plazo, además, la India tiene experiencia en la importación de crudo de países sancionados, como Rusia, al que, paulatinamente y durante el año 2024, incrementó sus compras hasta superar los 800.000 barriles por día.
Y es que Venezuela posee acuerdos con empresas indias como Reliance, dueña de la mayor refinería del mundo (Jamnagar), por lo tanto, considerando las proyecciones de incremento del consumo de petróleo en esta nación asiática, Venezuela se perfila como una opción interesante, no solo por sus reservas, sino también por la existencia de pozos e infraestructura en los mismos, que, aunque carecen de mantenimiento, son parte de la realidad material del país, esto implica que existen condiciones para que, en un tiempo relativamente corto, se retome o incremente la extracción y producción de crudo. Además, considerando que los hidrocarburos siguen siendo la principal fuente de energía del planeta, es mejor invertir en Venezuela que en otras partes del mundo, donde se requeriría una mayor inversión, exploración e infraestructura, entre otros, con resultados en el mediano o largo plazo.
Mirada hacia dentro
Venezuela es un país petrolero desde hace más de un siglo. En su territorio existen empresarios del sector privado que han crecido al calor de esta industria, incluso gremios empresariales relacionados con este sector. En tanto y en cuanto el marco regulatorio, legal e incluso de sanciones les permita y genere confianza, este conglomerado nacional podría verse atraído a realizar inversiones. Claro está, el volumen de las mismas puede ser una fracción de lo que requiere la industria petrolera nacional; sin embargo, es un aporte necesario en el contexto económico actual que vive el país y en los futuros del mercado del petróleo para 2025.
Inversores de alto riesgo
El mercado del petróleo hoy día está dividido entre los no sancionados y los sancionados, y es que este último ya representa el 34 % del mercado mundial. Por ello, existen conglomerados privados, fondos y operadores más allá de los países y gobiernos que hoy día invierten en países sancionados e incluso en conflictos bélicos, como Sudán y Nigeria, pasando por encima del radar de la sanciones y las guerras, motivadas por el alto rendimiento que generan estas inversiones de riesgo. Dichos inversores ven en países con estas características una oportunidad para sus ambiciones de negocio y que Venezuela seria atractivo para estos inversores y gestores de riesgo, cuyos capitales parecen fluir incluso en los entornos más difíciles y hostiles del planeta.
Un mercado a la baja y un entorno de sanciones
Para Venezuela, evaluar la realidad del mercado, las alianzas e inversiones con las que realmente puede contar y su entorno como país sancionado es fundamental para gestionar de manera oportuna y planificada el mantener sus niveles de producción e incluso incrementarlas ( no incluye un recrudecimiento de las sanciones). Esto es especialmente importante si las proyecciones del mercado del crudo para 2025, tanto por la OPEP como por la Agencia Internacional de Energía (AIE), apuntan a una recesión de la demanda, una oferta saturada del mercado y precios más bajos en promedio que los de 2024. Si este escenario se cumple, Venezuela perdería un porcentaje de sus ingresos en divisas, lo que incidiría no solo en una reducción de los recursos disponibles para la nación y para el mantenimiento e inversión en la industria, sino también en la política monetaria, en sostener el precio del dólar, la inflación y, en última instancia, en la depauperada calidad de vida de la población.