Gobierno y oposición como que no van a ningún lado. No hace falta un “outsider”, sino gente sensata

Miércoles, 08/05/2019 03:05 PM

Por el título, el buen humor, artículo que no venden los bachaqueros, pues estos y aquél son opuestos y en TVES, quienes en eso han puesto a ocuparse lo hacen con temas y recursos lastimosos, más como para llorar por la pobreza, pudiera decirnos, "botaste la cédula", por la fecha e identificación. Pues eso de buscar un outsider, una candidatura fuera del partido, lo dijo por primera vez Gonzalo Barrios, en un momento difícil para AD. Pero eso lo llevaron al escenario los adecos ante aquella hecatombe que significó la candidatura de Hugo Chávez.

Decir que ahora hace falta un outsider, pudiera ser complicado y hasta muy sugerente. La palabra misma lo complica todo. Por eso, es mejor pensar en un universo, fuerzas populares, progresistas, en corrientes de pensamiento que se expandan desde un rincón y otro y se busquen, porque está en sus esencias, particularmente ante la presente coyuntura, encuentren y concreten en un proyecto, un plan, una idea que recoja lo mejor de cada quien y aíslen a quienes no parecieran estar en capacidad de abrirle caminos al futuro.

Decir que el gobierno no da muestras de estar en disposición de colaborar para hallarle una salida que satisfaga a los venezolanos, porque debe ser así y no a una parte del universo, no parece una buena e inteligente manera de abordar la actual coyuntura venezolana, porque no es suficiente y no abarca el todo. Pese los hechos nos impiden albergar la idea, por su valoración moral ante las contradicciones de ahora, tenga suficientes fuerzas y disposición para colaborar como debiera. Pero lo que es bueno para el pavo lo es para la pava. Es decir, eso mismo, disposición para eso tampoco abunda entre quienes hacen oposición y menos entre los empeñados en crearle más dificultades a los venezolanos, intentando llegar al poder a como dé lugar, hasta entregando sus su almas al demonio y mejor postor. Porque no es asunto de aliarse con quien sea sino con quien es posible, necesario y saludable hacerlo.

Parece poco acertado y nada justo, un irrespeto para la inteligencia, acusar al gobierno de todo lo que acontece. Quienes hacen oposición tienen también responsabilidad y eso sucede cuando se muestran incapaces de impedir que el gobierno siga, por años, haciendo lo que creemos hace mal. Y si como se cree, éste es por demás incompetente e incapaz de hacer lo mínimo a favor del interés de todos, la responsabilidad opositora, que no encuentra como cambiar el rumbo de los acontecimientos, es mucho mayor por el daño que a conciencia hace. Porque es muy grave que, no pudiendo diseñar un movimiento, un plan sensato, un cúmulo de propuestas y dentro de lo previsto en la constitucionalidad que nunca ha estado cerrado, pese eso inventen, optan por la violencia, la ilegalidad y para que fuerzas exógenas, interesadas en los activos del país, como todos sabemos, lleguen a la crueldad de aplicarnos medidas económicas que al venezolano asfixian. Es verdad que la incompetencia y hasta el pernicioso cáncer de la corrupción que han invadido al gobierno y que éste no les hace combate, sino pareciera recostarse en ellos, son responsables o causantes de lo que aquí acontece, pero también es cierto que las medidas aplicadas desde fuera, destinadas a debilitarlo, lo que han hecho es castigar severamente a los venezolanos. Se trata de destruir moralmente al nacional para que cobre las culpas sólo a quienes manejan el Estado y desee cualquier cosa menos esto. Y la oposición de eso es cómplice y es también responsable de su persistente práctica violenta y disociadora.

Es cierto que en las leyes ahora vigentes, unas cuantas, hay generosas conquistas para el pueblo y hasta para quienes se propongan hacer crecer la economía. Como que es mentira eso del socialismo y lo de estamos en "proceso de transición", estando como estamos trancados en una cuneta y amenazados de caer por el abismo. Como que es un invento, mentira cruel, mofa a la intelectualidad, aquello que estamos bajo el comunismo, gobernados por comunistas, consigna destinada a generar terror y facilitar inconfesables planes. Como que es mentira que la estrategia de deshacerse del gobierno por la fuerza, lo que pasaría por eliminar esas leyes y conquistas, es alternativa generosa para los venezolanos. La lucha que ella plantea, que tiene como meta barrer toda la legalidad, no es para mejorar la vida del venezolano sino garantizar que quienes la financian encuentren un país, un estado de cosas y un pueblo desmoralizados y más propensos y fáciles para sus negocios.

Es verdad que Maduro y sus socios no encuentran salidas. No hay planes ni ofertas en el área económica y los motores de los que tanto se ha ufanado ya ni les nombra porque están fundidos y hasta chinos y rusos, que pudieran ayudarle a remontar la cuesta con una visión más amplia y justa para los negocios y disposición de abundantes recursos, no hallan en el cuadro político seguridad para sus inversiones y confianza en la capacidad gerencial de quienes gobiernan.

Pero la oposición ha dado muestras de poca eficiencia y competencia para ofrecer un plan que garantice las conquistas del venezolano, por lo menos esas que ya dijimos están estampadas en las leyes y para administrar su capital político. Apenas se recupera de un fracaso, "retoma" la confianza de su gente, no tarda en cometer un nuevo disparate, lanzarse por un callejón sin salida, una aventura de violencia y vuelve a caer. Tanto es esto así, que si nos tomamos el trabajo de revisar la prensa internacional, empezando por la estadounidense, hallaremos excesivas manifestaciones que dan a la oposición por derrotada otra vez, como tantas veces atrás, por esto del golpe de Guaidó.

Si esa dirigencia opositora no puede unir sus mejores voluntades, no puede diseñar un camino, concebir una meta y va de fracaso en fracaso y el gobierno tampoco define un rumbo para salir de esta ya demasiado larga crisis, entonces conviene pensar en nueva forma de hacer y otros personajes. Ya parece ser hora. El cuadro político está abriendo espacios y mentes para un nuevo acercamiento. No es posible seguir como venimos porque no avanzamos, para decir lo menos. Pero hay posibilidades de unir fuerzas sobre la base de un cuadro mínimo para sacar a Venezuela de la crisis, respetando lo que está estampado en las leyes y hasta planteando cosas mejores.

Podría asumirse, rompiendo con atavismos culturales, pero dentro de lo constitucionalmente establecido, una opción que ayude recuperar la confianza, un programa que contemple lo que ya hemos señalado y algo más; la defensa de las riquezas nacionales, superación del rentismo y la soberanía nacional. Eso significa sacar una nueva oferta, pero no un hombre, una figura, sino un movimiento de gente dispuesta a desentramar a Venezuela, respetando lo constitucional y fundamentándose en ello. Que borremos los espejismos de la guerra y los acumulados de odio que amenazan nuestra integridad y futuro. Y esto, sin duda, está en el interés de casi todos.

Es decir, la opción no es cambiarse de bando, habiendo hasta ahora dos, porque ninguno de ellos es opción. Todo seguiría igual. Se trata de resurgir con una fuerza nueva, un estado de ánimo distinto, una rica alianza, un programa y la mejor buena fe, para unir las mejores voluntades y todos los dispuestos a abandonar sus púlpitos y lanzarse a abrir los espacios y derrumbar las barreras. Pensar fundamentalmente en lo que nos une y sirve para espantar los fantasmas. Sobreponer el amor al odio y los intereses nacionales a esa incierta aspiración "de lo que salga". Romper los muros que generan diferencias artificiales. Los venezolanos no podemos prestarnos a ser carne de cañón ni entrar en una guerra fatricida donde sólo llevaríamos las de perder.

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