A Rafael Ramírez se le olvida una confrontación de clases. El fracaso de la junta patriótica de 1958 se debió no solo a la exclusión del partido comunista del pacto de punto fijo, eso es superficial, sino a una confrontación de intereses de clases; quedó fuera porque tenía que quedar fuera, porque el pacto fue hecho en Nueva York a solicitud de Estado Unidos. El resto del cuento es consecuencia de esa confrontación de intereses de clases.
El sueño de Ramírez de la "unión de todos los factores políticos del país" es solo un sueño, y quedó demostrado con el golpe del 2002, el cual hizo a Chávez pensar y rectificar las "alianzas nacionales", repensar el carácter democrático de la revolución e impulsar la participación de la gente en la conducción de su propio destino: ¡Comuna o Nada!, dijo. A demás ese golpe hiso que Chávez radicalizara el carácter socialista de la revolución.
Producir con empresas socialista junto a empresas privadas es un problema, en este país y en el resto del mundo. Creo que Rafael Ramírez debería explicar bien cómo lo haría, cómo se puede trabajar así sin que se repita todo de nuevo, porque esa contradicción está a la base del conflicto actual. El problema de la cohabitación de dos intereses encontrados solo se resuelve cuando una de las partes se hace hegemónica sobre la otra. Y las empresas del Estado y socialistas (si es que hay alguna por ahí), en un país maniatado a la economía de mercado, francamente capitalista, siempre estarán en desventajas, y desaparecerán, de cara al capitalismo, justo como ahora; en fin, esa cohabitación sería más de lo mismo. Que Ramírez proponga con toda la candidez del mundo esa coexistencia de empresas de Estado junto a la empresa privada nos parece demagógico, o impensado, irreal. Debería explicarlo mejor.
Creo que Chávez lo hizo mejor en el Plan de la Patria, cuando planteo el problema y lo desvaneció señalando el carácter sostenido de la revolución en ir en contra de la lógica del capital y más adelante prácticamente amarrar la actividad privada a los intereses colectivos, a la constitución pero al complimiento de principios en la defensa de toda la sociedad; ¡por esto fue falsificado el Plan por Maduro y compañía!
Sí Ramírez quiere marcar alguna diferencia con el capitalismo debe hablar sin miedo de socialismo y desmentir a Maduro, rescatar el socialismo de Chávez y el plan de la patria, de las falsedades de Maduro, de las manipulaciones que se hacen con la idea de socialismo, para engañar a la base del chavismo (por un lado), y para terminar de calumniarlo a la vista del mundo como un sistema de hambre, improductivo, represivo, manipulador etc. (por el otro lado)… Así es, Ramírez debe explicarse mejor, por más urgencia, por más emergencia nacional que haya. Sin ideas claras dentro de un plan político definido ideológicamente a favor de las mayorías, no puede haber cambios verdaderos que modifiquen nuestra situación: si es que lo propuesto es para trabajar en función al desarrollo de fuerzas capitalista, o si es para el desarrollo integral de toda la sociedad; si es que el plan está pensado para ser libres unos más que otros, las mayorías, presas del hambre y las necesidades, esperando que se desarrollen esas fuerzas productivas para poder comprar medicinas y carne.
Tal y como yo lo veo, la revolución pacífica de Chávez era pacífica hasta que las fuerzas capitalistas comenzaran a resistirse a los cambios socialistas, para ser más exactos, a los controles económicos y a la trasformación del Estado. Y todos sabemos que el capitalismo, por definición, es un "dejar hacer" en razón a la ganancia, es liberalismo, dentro de un pequeño Estado represivo policial y seudo democrático. Se tratan de dos fuerzas que jalan en direcciones contrarias, dos tendencias encontradas que en algún momento generarían violencia, como eso que llama Maduro "guerra económica". Sin embargo, si la tensión socialista se sostiene, al tiempo puede vencer al capitalismo, en razón a su base social, a los sectores sociales que intervienen en el desarrollo y construcción socialistas, y al ritmo sostenido de los cambios; no se trata de una fórmula o mecanismo, se trata de la unión de muchas voluntades que confluyen en un objetivo común.
El Fracaso de Maduro y sus "fórmulas pragmáticas" está precisamente en romper esa tensión y permitir que los privados, que los capitalistas y cuanto bicho de uña aprovechador y oportunista de oficio, entrara a decidir, a favor de intereses egoístas y mezquinos, pero "en nombre del socialismo", frustrando los sueños de cambios sociales verdaderos, apagando el entusiasmo popular con injusticias, privilegios, represión, silencio, secretos, pactos ocultos.
¿Será eso lo que quiere Ramírez, que se repita lo mismo, pero en otra versión, la suya? No hay salida al conflicto si no se reconoce que hay un conflicto básico, de intereses económicos y de poder, encontrados, contradictorios. No se puede llamar a otro "pacto de punto fijo" pero con el partido comunista dentro, como si ese fuera el problema, el detalle que faltó en la Junta Patriótica del 58; no se puede convocar a todo el mundo a una nueva junta patriótica, porque Chávez gobernó trece años y nos legó un país distinto, con esperanzas puestas en otra sociedad más justa, nos heredó una constitución, es cierto, pero además un plan político bien claro para que la interpretáramos a la luz de la justicia social y del socialismo, no de la democracia burguesa y el capitalismo. No vamos a empezar desde cero, solo porque el país esté destartalado, hay una base política y espiritual que todavía habla y piensa en el socialismo, lo mínimo que podemos hacer es dignificar y rescatar esa base espiritual que ha sido mancillada por Maduro y su cuatro vivos