Los cabildos, con burgomaestres psuvistas no han logrado dar un paso adelante para resolver los problemas comunitario, además de las competencias y las fórmulas de enmienda para convertir en algo útil, las herramientas en el campo político y administrativo. Por esto, hay que replantearse un nuevo camino para poder acercar el camino de la administración a los ciudadanos. Hay que limpiar los ayuntamientos de tanta gente viciada y, darle rentabilidad al voto. Los partidos que han gobernado en las últimas décadas conocen perfectamente la situación y, debe existir un interés para evitar las situaciones críticas,
Desde siempre. De hecho, en los últimos 25 años no ha habido ninguna línea política favorable al mundo rural y urbano, sino más bien han sido todas perniciosas. Y, además, los más pequeños poblados están peor que los más grandes: hay déficit, entre otras cosas porque a veces no te dejan gastártelo, no te dejan invertir, te impiden generar riquezas, desarrollar políticas. Ahora en campaña todos hablan de traición... Pero sólo hablan.
Con urgencia, hay que iniciar nuevas políticas a largo y mediano plazo. Una recuperación y redistribución de la población que generará un desarrollo más sostenible y equilibrado entre regiones y pueblos que mejore en última instancia la calidad de todos los que residen en zonas rurales.
Hubo una gran sangría poblacional en el mundo rural en la segunda mitad del siglo XX. Sin embargo, la hemorragia no se ha detenido. ¿¡Ha que se ha debido? Básicamente a las políticas de incremento del desarrollo industrial en todas las ciudades. Las propias urbes hicieron lo imposible para que la población rural se acercara a ellas. La tendencia a concentrar población es los núcleos más grandes es inevitable. Y siempre se hace a costa de los núcleos rurales. Y sigue pasando
Los cabildos, no hacen nada en Venezuela por sus comunidades, todo ha empeorado y, los habitantes de una región se han ido de sus núcleos y, los relevos generacionales, como la migración laboral hacia otros países han cambiado el pensamiento de las personas y sus oportunidades de trabajo.
El campo agrícola ha perdido población continuamente y, nadie ha expresado esto, no puede seguir así. Son nefastas políticas hacia el medio rural y para los alcaldes de esos municipios les resulta favorable por las cosas que ahora suceden en el gobierno y, un presidente complaciente. Es verdad, la situación es caótica por el envejecimiento de la población y la migración laboral hacia los centros urbanos.
Hay que crear incentivos económicos a los ciudadanos, sobre todo a la más joven para que quiera asentarse en las comunidades rurales, como urbanas en su periferia. A partir de allí, generar oportunidades de empleo, de negocio para recuperar o al menos mantener las estructuras mínimas de servicios de un pueblo cualquiera.
Políticas de índole familiar que hagan incrementar la tasa de natalidad de las parejas jóvenes que residan en los pueblos con incentivos económicos por cada hijo superiores a las que se obtengan o se puedan implantar a nivel general; establecimiento de planes de vivienda con ayudas para la rehabilitación y adquisición de estas (en los casos de primeras residencias); ayudas para la dependencia superiores a las existentes a nivel general; mayor financiación para que la sanidad y la educación no se ven minoradas tanto en medios materiales como económicos; incremento de inversiones en las comunicaciones de las zonas rurales; dotar de acceso a internet a los pueblos que carezcan de esta tecnología con bonificaciones en el servicio que posibiliten un menor coste para el usuario en comparación con las ciudades; dotar de medios a las administraciones locales; establecer líneas de financiación para el asentamiento de empresas o pequeños negocios con incentivos fiscales; incentivar fiscalmente a empresas y ciudadanos con reducciones
Son los políticos los que van a decidir si los pueblos se mantienen. Y está claro que, si no se invierte, si no se dedica dinero para implementar medidas que permitan que la gente vuelva a los pueblos, va a ser imposible. Y nos encontraremos con lo que eso conlleva, porque el territorio que se abandone tendrá que mantenerse de alguna manera. Es decir, que las administraciones tendrán que dedicar recursos económicos para una conservación más o menos adecuada. Existe una deuda histórica con el mundo rural. Y estoy seguro de que, si se incentivara, muchas empresas se pensarían instalarse en núcleos rurales. Si no se inyecta dinero en el sistema, por mucho que queramos y aunque haya gente que vea que en un pueblo se puede vivir bien, no saldremos adelante.