"Generalmente, las colisiones en la vieja sociedad favorecen de diversas maneras el proceso de desarrollo del pueblo venezolano. La burguesía vive en lucha permanente: al principio, contra la aristocracia; después, contra aquellas fracciones de la misma burguesía cuyos intereses están en desacuerdo con los progresos de la industria, y siempre, en fin, contra la burguesía de todos los demás países. En todas estas luchas se ve forzado a apelar al pueblo, a reclamar su ayuda y a arrastrarle así al movimiento político. De tal manera la burguesía proporciona al pueblo los elementos de su propia educación política, es decir, armas contra ella misma".
Estados Unidos no tiene amigos eternos, que sólo tenía intereses eternos. Esta filosofía sirvió de base a la política exterior de EE.UU. Pero ustedes tienen intereses. También los tienen Venezuela, y sus intereses son, posiblemente, más acuciantes; ¿se podrá estructurar relaciones sólo teniendo en cuenta los intereses de la Administración norteamericana, despreciando los intereses de millones de venezolanos? Los venezolanos quieren vivir como viven los norteamericanos, no peor.
La oposición fascista (RAPAZ) quiere que los recursos de Venezuela se pongan a la orden de EE.UU., cuya renta nacional engrosan mediante el intercambio no equivalente. Venezuela no quiere resignarse a esta situación. Por esta razón, decimos que se debe pensar con categorías distintas. Pasó para no volver la época en que la política exterior se enfocaba desde posiciones prepotentes. Sería posible por un tiempo, aplastar, obligar, sobornar, quebrantar y destruir. Desde el punto de vista de la política a largo plazo, de la gran política, nadie logrará someter a los demás. Por consiguiente, hay que establecer relaciones basadas en la igualdad.
Los partidos no defienden únicamente a sectores —la derecha a los propietarios, la socialdemocracia a las clases medias, la política indignada a los sectores golpeados y clases medias ilustradas—. La ideología de los partidos solo puede medirse por lo que hacen y a quién benefician. Guiarse por lo que dicen es dejar hablar a un mentiroso. Si la izquierda ha establecido que hay disputar a la derecha los espacios institucionales, esto implica que hacen falta partidos bien organizados y democráticos, con vacunas que impidan la profesionalización de la política.
¿Por qué la gente se adscribe a una u otra ideología? El voto a un partido intervienen muchas variables, donde la ideología es una de ellas. Ha sido común votar con inercia al partido que se vota la primera vez que se ejerce ese derecho. Pero eso ha perdido mucha fuerza. Es importante igualmente el voto familiar, las redes de amigos y también las redes clientelares. Hay justificaciones morales en el voto y también cálculos de bienestar material. La derecha y la izquierda, como dos grandes grupos ideológicos, han ayudado a orientar el voto porque implican lecturas del mundo, no coherentes, pero sí aproximadas.
Los partidos de la derecha no están solos: la ceguera moral, la codicia bancaria, la desregulación estatal, el apoyo de la academia al modelo neoliberal, el soporte mediático y de los expertos construyen un cierre categorial donde apenas quedan fisuras. El negocio se acaba cuando los que tocan música y saben cuántas sillas hay dicen: "hasta aquí hemos llegado". Entonces, para la música, ellos se sien tan y millones se tienen que ubicar en el inclemente suelo, echarse al mar o abandonarse.
¡La Lucha sigue!