Chávez fundó un "gran partido socialista" para que se propagara la revolución, no hay otra razón. Lo hiso sumando cuadros ya curtidos en la llamada izquierda, y mediante él para formar otros más, revolucionarios y cultivados con el ejemplo de los más experimentados, para divulgar la buena nueva del socialismo. Pero sus amigos lo dejaron solo con sus sueños. El partido terminó siendo una reproducción de los partidos clientelares burgueses, otro partido más socialdemócrata: las corrientes reformistas vencieron a Chávez y apagaron la llama de la revolución; la falsificaron.
Las corrientes reformistas siempre han sido muy fuertes dentro de partido y del gobierno. Siendo Chávez la cabeza del gobierno y al mismo tiempo la cabeza del partido tuvo que sacrificar la democracia interna para conservar el mando político. Lo que queda claro es que la dirigencia política del PSUV nunca dio la talla a sus responsabilidades como líderes socialistas. Los reformistas no estaban – y nunca lo estarán – convencidos de hacer cambios radicales al sistema capitalista e ir hacia el socialismo; así actúen ahora en su nombre, su objetivo principal siempre ha sido reformar al capitalismo, "hacerlo más humano" –como si eso fuera posible –, una mueca de hipocresía.
En medio de esta confusión –denunciada y aclarada por Chávez más de una vez –, el grueso de los cuadros políticos "ya formados" nunca acompañó a Chávez en su proyecto de hacer una revolución verdaderamente socialista; la petulancia no se los permitió. La estrategia de Chávez era instalar un verdadero poder popular tutelado por el Estado –lo cual representa el verdadero tránsito hacia la nueva sociedad, no el jaleo con el capitalismo –, acompañado de todos los cuadros del partido, para enseñar y divulgar con el ejemplo los principios éticos y los avances espirituales que supone el socialismo, en educación, vivienda y ambiente, salud, tecnología, investigación científica, medicina, producción y diversificación de la producción, y propiedad social, y paz, con justicia social. Todo eso está, de alguna manera, contenido en el Plan de la Patria de Chávez. La participación de la empresa privada estaba, en el plan original, sujeto o condicionado a trabajar por el interés y el bienestar de la sociedad, por encima del provecho privado o particular.
No se trataba de potenciar al capitalismo, no se puede hacer la revolución con las armas del capitalismo y su democracia chimba. Chávez entendía (quizá por Marx, Lenin, Gramsci…) que solo el pueblo trabajador, campesino y obrero, el pueblo marginado, pero consciente de su situación, debía tomar el control de su propio destino y hacer la revolución socialista en el trabajo diario, ¡que el capitalismo nunca lo iba hacer por nosotros!, ¡solo la clase trabajadora organizada!
Para eso era el partido de Chávez, para formar los cuadros políticos necesarios y así expandir y consolidar la revolución, no fue para tener una reserva de burócratas que solo saben decir amén a todo lo que dice y hace un gobierno malo. ¿Cuál es la ideología del partido ahora, que no se ve ni se siente? ¿Cuáles son sus ideas fundamentales, y sobre todo cómo se expresan políticamente? ¡Dónde está el socialismo! No es posible que el partido signado a divulgar la revolución solo sirva para repartir cajas de comida o surtir de burócratas al gobierno; es sorprendente que sus militantes crean que eso es socialismo, que un procedimiento que fue concebido para una emergencia sea para ellos el socialismo bolivariano, que el asistencialismo, el "clientelismo" adeco sea socialismo, ¡eso no existe!.. Pero sí, ¡existe y es más real de lo que uno hubiera querido!
El partido Socialista Unido de Venezuela no tiene líderes, es un rehén del gobierno que a su vez lo es del capitalismo. Sus diputados son un apéndice del gobierno, son los burócratas de reserva, la "taquilla de pago" donde se cancela, con cargos públicos y favores, a los "clientes" del gobierno. El partido no hace política porque sus jefes no son políticos sino burócratas y "gestores" ¿Por qué el partido socialista unido de Venezuela no discutió el plan de la patria de Chávez? ¿Por qué no se percató de que lo habían adulterado y mutilado su sentido? ¡Por qué dejó pasar como si nada el asesinato de Chávez! ¿Qué hace ese partido, además de captar clientes para conseguir votos y burócratas?: nada.., ¡contaminar más el ambiente!...
El partido ha debido hacer cambios, unos tras otros, a conciencia, ocuparse de planificar "hasta el más mínimo detalle".
El partido –junto al poder popular – tiene la tarea de demoler todo un orden instituido, ir desplazando la vieja estructura del Estado burgués, por un poder popular de acero, pero dinámico, verdaderamente protagónico y participativo, con muchas asambleas, con carteleras, revistas, periódicos, radio, tv, con infinitos espacios para el debate, la crítica y la creación; ejercer el poder de verdad con entusiasmo; ¡practicar el amor al prójimo, la solidaridad!, no el fascismo y la intolerancia, en nombre de un l gobierno malo, alcahuete, ¡apestado de alacranes!, como decía el viejo general… La razón de ser del poder popular es hacer política desde la base para ser ejecutada y alimentar de realidad a los altos mandos del país, además de asumir la responsabilidad de elegirlos para sus cargos y responsabilidades… ¡El poder popular cambiando al mundo! Este ha debido ser el espíritu y carácter de la revolución… Y esa es la responsabilidad del partido de la revolución… ¿Pero?..., pregúntame: ¿quién manda a quién?
Chávez en su laberinto.
Chávez fue una luz, una señal positiva. Nosotros creemos que Chávez, el hombre y el político, creció con la revolución, lo que equivale a decir – "¡Chávez!, se desengañó del entorno que lo apoyó, desde que comenzó en la política hasta que murió". Enfermó justo cuando ya se estaba planificando la conspiración en su contra, contra el socialismo y en contra de sus afectos y conexión con el pueblo chavista. No es un ejemplo de eficiencia, sino una evidencia, el hecho de que, muerto Chávez, casi que al mismo tiempo se publicara una versión mutilada del Plan de la Patria, llena de enmiendas y alteraciones puntuales, añadidos innecesarios para un plan de gobierno, un plan de acción política, que ha debido ser discutido y mejorado luego en el partido. Un documento que, en principio ha debido ser elaborado por el partido, discutido y desarrollado en el partido, pero fue prácticamente hecho por él solo, con algunos colaboradores, dentro de los cuales –lo que sería escandalosamente trágico – quizás se encontraban aquellos que lo falsificaron luego... La muerte de Chávez fue un hecho trágico, con todos sus componentes dramáticos de traición, conspiración, y venganza de las erinias, las cuales esperan hacerlo en las personas de sus homicidas morales, más temprano que tarde... otro Macbeth pues.
Un gobierno de adolescentes huérfanos secuestró al partido de Chávez, el cual juega hasta el día de hoy, el mismo papel clientelar de los partidos de la socialdemocracia de la IV, el cual ha debido hacer los cambios verdaderos en la calle, desde la calle, protegidos por la constitución y las leyes revolucionarias. Pero todo se quedó en los sueños de Chávez.
Hay que pensar que Chávez no promovió una constituyente para pactar con el capitalismo sino para derrotarlo, en una transición más o menos pacífica: ¡paz pero con justicia social!, se decía entonces. La constitución bolivariana fue, para Chávez, el camino más democrático que halló para facilitarle el trabajo al partido, de hacer su trabajo político revolucionario en la calle, sin tener que asaltar, invadir latifundios: todo en la medida de la ley, para que nadie dijera que las prácticas y acciones revolucionarias estaban fuera de la ley. Sin embargo el partido no estuvo a la altura de sus responsabilidades, se quedó impávido, esperando a obedecer los mandatos del quien más pujara, si el gobierno o el capitalismo, o sea, el "cuánto hay pa eso" (¿recuerdan a Loyo regañado por Chávez en televisión, a Jesse Chacón y su procesadora de tomates, a Jaua?): la perplejidad de los espíritus débiles.
La mentira no da más, al final se entrega y se convierte en cinismo, en impudicia, en descaro, en fascismo; se borran las diferencias, los que fueron alguna vez antagónicos ahora son iguales en el fascismo…
Ahora más que nunca debería haber una gran revolución en el PSUV para exigir responsabilidades y cambiar su dirección política en su totalidad. Ahí nadie se salva, ni siquiera Jaua el arrepentido; abrirse a los expulsados y exiliados, pueblo, gremios, comuneros, militantes, ¡botados del mundo, unidos!, y más allá, siempre dentro del ámbito del socialismo bolivariano y chavista; abrir un período de debates críticos que puedan dar con los saldos políticos de este fracaso, con los diagnósticos más verdaderos. No se puede seguir negando, como adolescentes, los errores y las faltas (la traición se disculpa, da mucha vergüenza confesarse traidor) hay que asumir responsabilidades para rectificar…, pero, por supuesto, sin ninguno de estos insensatos al mando, siempre queriendo dar lecciones de moral o de lealtad, ¡petulantes!, seres de un dia.