El precio del pensamiento único y la disidencia

Lunes, 17/06/2019 07:47 AM

Insistir en tratar de imponer un pensamiento único, un modelo económico social único, es caer en un campo que se aleja de la dialéctica, tanto en el capitalismo como en el socialismo para abrirle camino al fascismo.

En América Latina, hay sectores, sobre todo a nivel de los gobiernos y de los propios partidos políticos existentes, que quieren ocultar y evitar un debate donde en muchos sectores sociales, políticos y económicos ya se encuentra presente. Se trata de ver hasta donde el socialismo y el capitalismo como pensamiento único han contribuido al desarrollo cualitativo y cuantitativo de nuestra región y si esos modelos han producido el bienestar colectivo de nuestras gentes que se esperaba y que se instalaron en el mundo a nombre de una democracia, de la justicia y el desarrollo de los pueblos.

Estos dos modelos socio-económicos, que los grupos dominantes y el gran capital le impusieron al mundo, son concebidos por sus impulsores, como únicas formas de que los países se desarrollen, desarrollo marcado por un proceso de industrialización que hoy día se está robotizando, que va en función, no de satisfacer las necesidades básicas del ser humano de manera racional, sino en búsqueda de mercados para seguir acumulando riqueza, explotar nuestros recursos naturales, además contaminar el medio ambiente causándole daño irreversible al planeta.

La realidad o nuestras realidades han demostrado, que ambos modelos han plagado de hambre y miseria al planeta y a través de la historia han demostrado su incapacidad de resolver los problemas básicos de la población, pues la pobreza galopa a pasos agigantados llenando las grandes ciudades de cinturones de miseria, para ambos sistemas, la carrera armamentista es básica y primordial, ya que es la única alternativa para evitar ser desalojados del poder y de la hegemonía que tienen sobre los países dominados, unos a nombre del socialismo y otros a nombre del capitalismo.

Cualquier pensamiento contrario a ambos sistemas, es catalogado subversivo, irracional, extemporáneo y por lo tanto fuera de lugar. Hay que pertenecer obligatoriamente a cualquiera de ambos modelos, pues pensar distinto es condenarse en medio de sus "verdades" absolutas y por lo tanto hay que excluirlo o desaparecerlo, por atentar contra la lógica de la dominación.

Se ha manipulado tanto a la población, sobre las "ventajas" de ambos modelos, que en el caso del modo de producción capitalista se ha señalado: "Las masas pueden desear el fascismo; los movimientos populares, víctimas históricas de la derecha, pueden virar su deseos hacia la más extrema derecha, conduciéndose con cierto goce hacia su propia aniquilación y luchando por su propia esclavitud, como si se tratara de su libertad, tal como dijo Spinoza en el siglo XII." (REICH, Wilhelch (2011). La Psicología de Masas del Fascismo. FUNDARTE. Caracas/Venezuela. Pp. 7-8).

MARX Y LA DISIDENCIA

Ni el propio Marx, quien también quiso imponer su pensamiento como verdad única, pudo controlar la disidencia en sus filas y encontró en el camino posiciones inclusive mucho más radicales que las que pudo expresar en sus obras, situación que los convirtió en adversarios ideológicos y políticos del marxismo.


Hoy, en el mundo de la contemporaneidad y en los análisis que se puedan hacer y que se han hecho libre de todo sectarismo y dogmatismo, se reconoce la pluralidad del pensamiento en el campo del conocimiento humano y la diversidad de abordar la realidad, sin dejar de reconocer, que son propuestas que en el orden filosófico y político, sólo buscan mejorar la sociedad en el escenario de la justicia social, para una nueva civilización que dignifique la vida dentro de un espacio para la convivencialidad, cuyo centro motriz sea la capacidad para la tolerancia, la convivencia, la justicia y las mismas se pueden expresar por ejemplo en corrientes filosóficas y políticas como la Teología de la liberación, el movimiento zapatista mexicano, el ecologismo, movimientos nacionalistas y patrióticos, que nada tienen que ver ni con el marxismo, ni con el capitalismo como doctrinas.


Ahora bien, en ese marco de la disidencia que confrontó el propio Marx, podemos poner como ejemplo a Mijael Bakunin, quien sostuvo la tesis llamada "Anarquismo Colectivista", el mismo sostenía la necesidad de abolir el ESTADO, porque siempre estaba en manos de una clase política que a nombre de la llamada democracia o socialismo, era un sector privilegiado y corrupto por los privilegios que les daba el poder. Indicaba, que la autoridad debería estar en el espíritu público y colectivo, donde el respeto humano, la igualdad, la libertad y la fraternidad son condiciones necesarias y obligatorias en un proyecto civilizatorio que satisfaga las necesidades reales y objetivas de la población. Para Bakunin se era libre en la medida que se reconociera la humanidad y se respetara la libertad de todos los hombres que conforman la sociedad: "Yo soy libre- decía- solamente en la medida en que reconozco la humanidad y respeto la libertad de todos los hombres que me rodean".

De igual manera Joseph Proudhon, otro pensador que se diferencio de Marx, quien afirmo en sus escritos que la propiedad Privada que tenía su origen o su génesis en el trabajo propio había que respetarla. Se opuso a todo sistema socialista o comunista por ser autoritarios, es una autoridad impuesta. La autoridad -señalaba- elimina la independencia y la autoridad sólo se consigue solamente en un ESTADO de completa libertad, lo cual requiere un sistema de organización que a mediano plazo eche por la borda al ESTADO. Habla de la justicia universal y por lo tanto es inadmisible el dominio de un hombre sobre otro y de ninguna sociedad sobre otra. Se manifiesta contra la utopía, porque para él no se llega jamás a un estado perfecto. Cree en el cambio constante, la apertura constante a nuevos desarrollos, pero siempre buscando la independencia y la libertad.

Otro, que con su pensamiento se diferencia en gran parte de Marx, fue León Trotsky, sin negar la gran influencia del marxismo en el, presento postulados mucho más radicales y concretos, lo que dio cabida a la creación de una nueva corriente revolucionaria conocida como Trotskismo, coincide en muchos aspectos con Marx, por ejemplo en relación al ESTADO, donde indica que la propiedad del ESTADO no es la de "todo el pueblo" más que en la medida en que desaparecen los privilegios y las distinciones sociales y en consecuencia, el ESTADO, pierde su razón de ser. Dicho de otra manera: la propiedad del ESTADO se hace socialista a medida que deja de ser propiedad del ESTADO.

Podemos seguir enumerando, filósofos y economistas que generaron un pensamiento político disidente con respecto al marxismo, sin abandonar el campo revolucionario, lo que demuestra claramente que insistir en tratar de imponer un pensamiento único, un partido único, un modelo económico social único, es caer en un campo que se aleja de la dialéctica que el propio marxismo recreó, para abrirle camino al fascismo que en ese entonces representó Stalin a nombre del partido único, expresado y representado en el Partido Comunista, donde se asesinó, masacró, persiguió y encarceló revolucionarios, que por no pertenecer al partido y no estar identificado con el gobierno, se les calificaba de contrarrevolucionarios.

 

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