El Arado y el Mar

Barbados: la tumba del sueño

Viernes, 19/07/2019 03:05 PM

Con el asesinato de Chávez se inicia el ciclo de la derrota del Socialismo. Sabían los gringos que la debilidad ideológica del círculo íntimo del Comandante y la pérdida del aliento de la revolución mundial, desde hacía años en retirada, impedirían una respuesta vigorosa a la ausencia del líder. Sin Chávez, era cuestión de tiempo la restauración del capitalismo. No sabían la forma, pero estaban seguros de que el proceso iría hacia la restauración.

Y no se equivocaron, al contrario, todo les salió mejor de lo previsto. La ideología marginal, que en realidad es la falta de ideología, tomó la dirección de la sociedad y descuartizó la obra del Comandante, desprestigió al Chavismo, acabó con el país… y la culpa se le imputa al Chavismo. Mejor no les podía ir. Ahora bien, derrotado el Chavismo, desprestigiado el Socialismo, les quedaban aún algunos problemas a los capitalistas.

Al madurismo, al lumpen capitalismo, se les fue la mano con la destrucción del Chavismo. Destruyeron también al país, a sus instituciones, a los liderazgos, desbastaron al país material y espiritualmente.

El próximo paso para la restauración del capitalismo estaba claro, había que reconstruir las bases psíquicas de la dominación capitalista para contar con la colaboración de grandes segmentos sociales en la tarea de entierro definitivo del Socialismo, del Chavismo. La fórmula ya era conocida, se ensaya con éxito en el planeta: la democracia burguesa. Esa dictadura con apariencia de libertad y la simulación de lucha entre iguales que sirve de válvula de escape a los problemas sociales, de falsa esperanza que engaña a las masas. Con ese objetivo van a Noruega y van a Barbados.

Ya se adelanta el circo electoral que caracteriza a las democracias burguesas, los candidatos emergen, las ambiciones trabajan, los grupos se van formando, las zancadillas abundan. Los bandos se preparan para la confrontación, los capitalistas duermen tranquilos, sus marionetas bailan según lo programado.

En Barbados se finiquita el pacto inevitable, es consustancial a los dos bandos, ya asoman con fuerza las corrientes que se sienten apartadas de la repartición, piden participación en el dialogo, que es el otro nombre del reparto de la nación. Se va consolidando la psiquis de la democracia burguesa, hasta se añora a la cuarta república, se olvidan de Chávez, el periodo que más se importó por los humildes, cuando la sociedad se encontró con su autoestima. Lo que pasa en Venezuela, la restauración del capitalismo, no es un fenómeno inédito, ocurre en todas las revoluciones, en todo el planeta.

Pero, si el lumpen capitalista es incapaz de llegar a un acuerdo, que todo es posible ¿qué pasará? En ese caso, ya los rusos y los gringos están de acuerdo, tomará la palabra la violencia, vendrá una dictadura que impondrá la economía de guerra, restablecerá el capitalismo salvaje, y luego de algunos años la sucederá la democracia burguesa que será considerada un triunfo, de esta manera todo quedará en el circuito capitalista.

¿Y los chavistas auténticos? ¿Y los revolucionarios? A ellos les esperan tiempos muy difíciles. No tendrán paz ni cuartel. La batalla será, en principio y principalmente, por la restitución ideológica, por rescatar la teoría acompañada de una acción que, sin dudas, sin lugar a interpretaciones, indique la vocación de poder del Chavismo socialista. Tendrán la ventaja de la realidad: el capitalismo no puede resolver los problemas, las carencias que le son inherentes, la realidad será el principal aliado de los chavistas chavistas. Y, al final, se impondrá.

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