La historia no perdona

Lunes, 05/08/2019 02:31 PM

Hugo Chávez cometió un error grave, y ese fue confiar en exceso en las personas que tuvo a su rededor sin mirar sus almas. Es el caso de la elección de Maduro como su sucesor. Quizás tomaría esa decisión por no haber podido organizar una vanguardia política revolucionaria verdadera, por encima de los afectos personales, y el "efecto" político electoral. Lo cierto es que Maduro fue y sigue siendo más apariencia que esencia, de líder y de presidente.

El enigma de la elección de Maduro por sobre cualquier otro habría que buscarlo en las alianzas que se dieron más allá del vínculo con Chávez, entre gente de su equipo político cercano, luego de que éste se muriera, por ejemplo: los militares, los de la Liga Socialistas, de otras organizaciones como BR, PRV, Causa R. Muerto Chávez comenzó un movimiento de contracción hacia los orígenes. Comenzaron moverse dentro del PSUV para tomar su control grupos de poder equivalentes. A Chávez, Maduro tuvo que parecerle el menos conflictivo, el más dócil quizás, aun siendo políticamente uno de los más fritos, el más opaco de todos. Sin embargo llegó a ser uno de los más aspirantes.

Fuera de eso, Chávez creció como hombre y como político. Fue un esfuerzo personal muy importante el que hizo aprendiendo de su experiencia junto a políticos "profesionales" venidos de la izquierda y de un empeño intelectual por entender el hecho político como un fenómeno global. No se conformó con la visión nacionalista, populista, desvinculada de las relaciones y necesidades de los pueblos. Asumió el bolivarianismo como los comunistas el internacionalismo proletario, el mundo como una comunidad humana; eso fue importante. Asumió el socialismo como la única salida a una independencia verdadera de los centros imperiales y de poder planetarios. Chávez tuvo una visión amplia, regional y mundial de la política y de los objetivos de la revolución socialista y bolivariana. Creo que muy pocas personas de las que estuvieron a su lado entendieron el alcance humanista del plan de Chávez. Algunos la pensaron pero jamás pensaron en ponerlo en práctica, el alcance de sus ideas estuvo limitado por sus corazones escuálidos.

El primer renegado de importancia del chavismo fue Nicolás Maduro y su alianza principalísima con la derecha. Nicolás Maduro atrajo como un imán a todo bicho de uña que quiso aprovecharse del poder para beneficio personal. Desde Lorenzo Mendoza hasta Escarrá. Maduro demostró no tener fuelle como político, un verdadero fuego fatuo, pero con un gran apetito por el poder y la gloria fácil. La muerte de Chávez fue como ganarse la lotería.

Esto no quiere decir que con Chávez no emergieran aprovechadores. Pero la historia dará cuenta del esfuerzo que hizo el comandante para deslastrarse de cuanto oportunista pudo identificar en el camino, incluyendo a amigos casi que personales. Esa es una verdad pública, muchas veces grabada.

Y en el caso de Maduro, también la historia dará cuenta de su conducta y la de sus aliados cómplices, que vieron en el poder una oportunidad personal no una revolución social y menos socialista, si tan solo consideramos lo ostentosos y bocones que son; sin tener que recordarles los siete pecados capitales.

Chávez, antes de su muerte legó al país el Plan de la Patria y el discurso del CNE con el cual lo explica, con el cual mostró su sentido sin que quepan dudas e interpretaciones reformistas y cobardonas. En cambio, lo primero que hizo Maduro como presidente fue falsificar el plan, falsificar a Chávez, embrollarlo con sus políticas entreguistas y reformistas, vendernos sus fracasos como fracasos de Chávez y del socialismo. Creo que esa falsificación ha sido peor, para la revolución chavista y para el socialismo en general, que todas las sanciones imperialistas…, que la cayapa capitalista mundial.

La falsificación ha sido tal que ahora un pendejo como Alexis Rosas, un oportunista ignorante, se permite llamar a Chávez "imitador de Bolívar", en una nota "clandestina" que anda rodando por ahí llamada "Sin censura"; que todos esos felones que fueron incapaz de confrontarlo con temeridad, ahora se envalentonan, por la molestia que les produce el desastre de Maduro, y se confiesan "asexuados", que no son ni socialistas ni capitalistas: ¡Pendejos!, ¡Aprovechadores!... Ahora uno piensa ¡Cómo podía quitarse de encima Chávez tantos aduladores como este reportero!...

La falsificación de Maduro ha sido tal que aquellos que llamaron cobarde y gallina a Chávez, estando sentados en la AN en el lado de la derecha, ahora "lo representan" en la ANC, justificando los caprichos de Maduro y sus trampas para prolongar su poder: ¡En nombre de Chávez!, verdaderos tartufos; Germán Escarrá, ese fiasco, que ha resultado tan aborrecible por insidioso como sinvergüenza.

La diferencia está en que Chávez nombró a Maduro su sucesor en un acto de un moribundo desesperado, para Maduro casi fortuito. Y Maduro guardará para siempre, junto a sus cómplices, el secreto de la verdad de esa designación, la cual estaba destinada a poner en práctica el Plan de la Patria, el cual falsificó y adulteró la caterva de Maduro.

El discurso del presidente Maduro siempre será brumoso, inseguro, así como su gobierno etéreo, que no se siente sino cuando pincha teléfonos, derriba puertas, o cuando denuncia las "puestas en escenas" de los enemigos. A Maduro se le tuerce la boca al decir socialismo porque no sabe lo que es, porque no sabe ¡qué tan importante es lo que ha estado falseando!

Hoy podemos decir con propiedad que la revolución socialista es una idea de temer. Tanto es así que hubo que falsificarla, suavizarla o desdibujarla en una caricatura de estalinismo, con un populismo miserable. Que hay que cuidarse de los espíritus fatuos – rellenables de cualquier contenido –, de las garrapatas llenas de sangre. Y de los traidores, fieles a Chávez mientras vivía, pero unos carapachos hueros después de muerto, sin densidad, pura astucia y viveza para seguir siendo lo que son (o lo que no son), seres inconsecuentes.

El peor daño que nos ha hecho Maduro es habernos truncado la esperanza del socialismo con sus disimulos, falsificaciones y calumnias al socialismo y actuar medrosamente en nombre de un hombre valiente, asesinado por valiente; suplantar un espíritu que él mismo aniquiló con la mentira. El socialismo, lo que para muchos seres y pueblos en el mundo representaba una esperanza, Maduro lo quiere destruir con saña.

 

 

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