Roberto Malaver: desde el ángulo de la oposición las marramucias del gobierno parecen ventajas

Viernes, 23/08/2019 01:49 PM

Las ventajas del secreto es un consuelo de tontos, y de gente que uno a veces cree que tienen un nudo en la garganta y no termina de echar pa fuera. Uno lo ve tan sanote él, tan en lo suyo, que termina disculpándole todo, la cobardía, la trivialidad de su ironía, eso de hablar como si fuera Leoncio Martínez escribiendo en plena dictadura gomecista. Burlarse de manera inteligente de Ismael García es lo más fácil del mundo, pero burlarse de manera inteligente de Roberto Malaver es un peo, uno no sabe si uno resulta lo suficientemente inteligente como para que se arreche, o si se deprime, o a lo mejor ni nos para bolas.

Pero Roberto tiene su público, un público duro y quizás numeroso, unido por los lazos de la inteligencia que supura el hombre culto, y que quiere que los otros lo sepan; hablo de ese su sentido del humor elevado, una mezcla de cultura con petulancia que da mucho prestigio (¿O será que lo confundo con el otro Roberto?), que une a mucha gente de la clase media, en este caso, de izquierda (muchos de ellos con media familia, si no toda, viviendo en Europa o en Buenos Aires, en Bogotá, etc, etc. etc. sin llegar a los extremos)

Margot, su alter ego, tiene jodido a Roberto Malaver, no lo deja escupir pa fuera, ¡Coño dí lo que quieres o tengas que decir de una vez! ¡Ten bolas y habla! La verdad que yo no creo que ese cuento del secreto de Diosdado, de las conversaciones secretas con los emisarios de Trump le parezca a Malaver una viveza madurista o una tontería, vista del ángulo de los que creen en que esto es todavía una revolución. Desde el punto de vista de Margot se trata de una jugada inteligente pero desde aquí abajo, los que estamos esperando la caja del Clap y nos quedamos encerrados 2 horas en el metro, es una traición, es una burla a los llamados a la defensa de la patria, a las arengas de militares y toda esa paja patriotera. Es como dice Toby, el imperio quiere que salga Maduro, y hace presión, no a nosotros. Si terminan entrando, no nos van a tocar, por lo menos como lo harán con Maduro, Diosdado, y todos aquellos que ahora piden cacao, que quieren conversar en secreto, negociar en secreto quién sabe qué (uno solo se lo imagina. –"Bien lo podría decir Margot, Roberto, que le vuela la imaginación y la inteligencia")

Lo del secreto de Diosdado con Trump habla de la calidad moral de nuestros líderes. Hoy arengan a los militares y mañana se reúnen en secreto con el enemigo ¿Y esos soldados y aquel pueblo iluso… cómo quedan? ¿Qué harán ahora con su arenga sobre la defensa de la patria?

Dice Toby ayer: "La situación hoy demuestra que no se puede retar al imperio desde una posición de debilidad, ignorando las leyes del enfrentamiento con los gringos, pensando que es una guerra convencional de material bélico contra material bélico, de aviones contra aviones, buques contra buques, tanques contra tanques. Se equivocan los ignaros, la guerra contra el imperio tiene otras leyes.

Primera ley, no es posible derrotar al imperio sin involucrar en la contienda al grueso de la población. Segunda ley, para involucrar a la población hay que darle razones sagradas por las cuales luchar –Yo añadiría que no se puede tener secretos en aquello que nos involucra a todos – Tercera ley, las razones sagradas son espirituales, sostienen la batalla aun en las condiciones más duras de carencias materiales, de adversidad física. Cuarta ley, todo lo anterior debe estar resumido, encarnado, en una jefatura ejemplo de coraje, de consecuencia, una dirección coherente, que no mienta jamás, capaz de reconocer errores y derrotas, y también de festejar triunfos y reconocer el esfuerzo de otros; una jefatura, y esto es muy importante, que sea creíble y querible." "Vienen los gringos y el Gobierno negocia con el rabo entre las piernas"

Ese secreto descalifica al gobierno como contendor en la guerra, muestra que no da la talla al enemigo, barrunta la derrota. Mientras tanto, Roberto, viendo las cosas desde el ángulo más favorable, desvía la atención de sus lectores de lo que será un destino trágico, tanto para el gobierno como para el país. ¿Cómo quedará Roberto el día siguiente de la derrota? ¿Cómo lo festejará Margot? ¿Tendrá su humor suficiente aliento trágico como para reconocer el engaño (o el desengaño)? ¿Intentará ahorcar Margot en el café del San Ignacio, o la besará en la boca emocionado? ¡Misterio de la ciencia!

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