El Arado y el Mar

Las elecciones opio de los pueblos

Viernes, 30/08/2019 03:18 PM

Desde el principio de los días, la dominación se ha basado en la manipulación psicológica; la cultura, los valores, la idealidad están al servicio de mantener esa situación, de justificarla y perpetuarla. Las tesis del engaño varían con el tiempo, hubo épocas en las cuales el principal componente de la manipulación fue el miedo, la depreciación del dominado, la naturaleza divina de los dominadores, la fuerza, la represión, el castigo… hoy todo sigue igual pero más sofisticado.

Los capitalistas refinaron el sistema de opresión, aprendieron de la historia, se convencieron de la inutilidad de la violencia como fundamental pilar del sistema, supieron que debían encadenar a la idealidad, el espíritu capturado no puede dirigir insurgencias. Y fue así que encontraron el disfraz casi perfecto para la explotación capitalista: la democracia burguesa y su opio, las elecciones. Veamos.

Tanto han progresado los instrumento culturales de dominación que los capitalistas se pueden dar el lujo de convocar a los dominados a la elección de sus verdugos, y darle a esa elección la imagen de libertad, cuando en realidad están eligiendo la cuerda con la que serán ahorcados. Es así, las elecciones burguesas no son una medida de la voluntad social, al contrario, son una medida de los niveles de eficacia de la manipulación cultural.

Las elecciones son instrumentos de fragmentación social, de dispersión de la voluntad de la masa: el voto es una acción solitaria, responsabilidad individual, en ese momento la sociedad desaparece, surge el individuo manipulado, votando por lo que sólo conoce a través de los medios; no hay vías de comunicación con lo que se elige, pasado ese instante el votante queda en la mayor indefensión, no hay compromiso. La masa así fragmentada, desorganizada, a merced de los medios de comunicación, de los valores capitalistas no pone en peligro al sistema.

Las elecciones burguesas ofrecen muchas ventajas al capitalismo: construyen objetivos inocuos, candidaturas todas iguales en el fondo, todas capitalistas, de esta manera distrae a la masa. Simulan una batalla de fuegos artificiales, debates, acusaciones, todo como la lucha libre mexicana, sin lesionar al sistema, una verdadera guerra boba. Evita que la masa aprenda en la lucha verdadera, en la política real que es la lucha contra el sistema capitalista.

Las elecciones burguesas son una plaga planetaria, la piden desde el comando sur hasta los radicales de papel. No es fácil hablar contra ellas, es situación similar a la lucha contra la monarquía, en aquella época era impensable hablar contra los reyes, era difícil escaparse de esa idealidad. Hoy podemos decir que no habrá revolución, no habrá liberación, sin rebelarse contra la democracia burguesa, su opio las elecciones burguesas, instalar una manera real de consulta de la voluntad social. No es fortuito que hoy todos los factores de la restauración capitalista llamen a elecciones, buscan adormecer la posibilidad revolucionaria, las elecciones burguesas son reaccionarias.

Así como los libertadores apelaron a la movilización popular como forma directa de consulta y cambio, hoy esa es la vía para zafarnos del capitalismo. Es así, la Revolución, la liberación del sistema capitalista, es tarea de las masas movilizadas, conscientes, informadas, organizadas de tal manera que a cada instante se pueda consultar su voluntad, con comunicación fluida en ambas direcciones, desde lo capilar hasta las más altas instancias de su vanguardia.

La masa movilizada de esta manera va aprendiendo, en la lucha por metas políticas altruistas, los nuevos valores de la fraternidad, la fuerza de la organización, de la formación ideológica, entonces, la consulta de su voluntad será cotidiana, no será necesario el carnaval de unas elecciones burguesas, éstas serán recordadas como una etapa oscura de la humanidad.

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