Rafael Correa y Nicolás Maduro se entrevistan

Lunes, 23/09/2019 03:44 PM

La entrevista entre Nicolás y Rafael, ambos patriotas de nuestra América, estuvo a la altura del entrevistado y del entrevistador. Con mucho tino, Correa escrutó con objetividad la realidad de la Venezuela actual. Nicolás, con la sinceridad que le caracteriza, en su relación con el pueblo, no ocultó nada y se permitió infidencias poco tratadas en público, como aquella presentada en PDVSA y el "lord" de la petrolera venezolana, actualmente refugiado -prófugo de la justicia- en un palacete en Europa, donde disfruta los dineros mal habidos de nuestra industria petrolera, el nefasto Rafael Ramírez. El punto gris de la entrevista, resultó ser cuando Rafael precisa a Nicolás, sobre esa aberración que representa el precio de la gasolina en el mercado interno. Las excusas, presentadas por Nicolás, nos hicieron recordar aquellas que responde cada vez que le colocan sobre la pared, los periodistas, al autoproclamado. Respuestas, que llevan a quien escucha a preguntarse: ¿Qué tienen que ver las pestañas con el rabo del animal? En especial, porque Nicolás acude al artificio del costo político que representaría elevar el costo de la gasolina en el mercado interno. La verdad es que, desde 1996, no se corrige esa aberración de unos precios de la gasolina que, lejos de ser un subsidio, se han convertido en un estímulo para el derroche del combustible y la promoción de su contrabando al exterior, para satisfacción de la producción de drogas en el vecino país.

En 2014, cuando el Presidente Constitucional, Hno. Nicolás Maduro, abrió ese debate; se generó un consenso popular, en torno a la necesaria revisión y ajuste de los precios de los combustibles a nivel interno, con la excepción de quienes -meses después- arremeterían salvajemente contra el pueblo venezolano, con sus lobbies en la Casa Blanca, exigiéndoles "sanciones" y bloqueos imperialistas a la Administración de Donald Trump contra Venezuela, quien les escucho y satisfizo en sus exigencias. Opiniones negativas, que pareciera sopesó con mucho sobrepeso Nicolás; al punto, que de la apertura del debate no pasó y las decisiones quedaron en solo propuestas y algunas acciones concretas, tales como la implementación del censo automotor mediante el Carnet de la Patria, que permitiría el subsidio directo al propietario del vehículo y la adquisición de los correspondientes puntos de ventas, coaligados con el Carnet de la Patria. Engatillado, quedó Nicolás, por los siguientes cinco años. Le dio mucho peso a opiniones negativas, emanadas desde el seno opositor, como la del asesino de niños, entonces diputado, Julio Borges: "Dejen de regalarle el petróleo a Cuba en vez de subir la gasolina". Y descartó, opiniones muy técnicas y bien precisas, como la del experto petrolero y Constituyente, David Paravisini: "En su opinión, el precio de la gasolina en Venezuela debería estar en 40 por ciento por debajo del costo de oportunidad, o un 40 por ciento por encima del costo de producción, es decir, entre Bs. 3 y Bs. 3,70 por litro." Lo cierto es, que la indecisión, lejos de beneficiar al pueblo venezolano, tan solo, le han traído mayores restricciones al Fisco Nacional y pérdidas considerables a nuestra principal industria nacional, y, el peor de todos los efectos: mayores estímulos al contrabando de nuestra gasolina por parte de bandas hamponiles organizadas, relacionadas con el narcoparamilitarismo colombiano, los Rastrojos entre ellas, con los riesgos e inseguridad que ello representa para nuestras poblaciones fronterizas, y la Fuerza Armada Nacional Bolivariana.

Llenar un tanque de 40 y/ó 60 litros de gasolina de 95 octanos cuesta menos de 3 ó 4 Bs, en ambos casos, menos de un centavo de dólar actual ( 20 mil Bs/dólar), cuesta nada. Lo que nos indica, que PDVSA lejos de subsidiar el producto, lo regala. Peor aún, estimula su consumo, pagándole a los propietarios de vehículos para que consuman nuestra gasolina, en fin, la derrochen. El costo de producción estimado de un barril de esa gasolina, en 2014, a puerta de refinería era de 16,70 dólares, el cual se vendía en ese entonces en 4,78 dólares, lo que arrojaba pérdidas contables en el orden de los 3.579 millones de dólares anuales. Cifras, por demás, escandalosas, si consideramos las que el propio Presidente Maduro les ofrecía a Correa en la entrevista concedida, referentes a los ingresos petroleros que habían pasado de 50 mil millones de dólares en 2013 a solo 5 mil millones de dólares o menos, que es lo que está ingresando en la actualidad, gracias a las "sanciones" y el bloqueo comercial-financiero solicitado por la oposición "venezolana" y ejecutada por la Administración Trump. Cada vez, que hacemos hablar a las matemáticas sobre esta materia, terminamos concluyendo que lo que se está cometiendo contra PDVSA, es un crimen de lesa Patria por quienes teniendo en sus manos la posibilidad de asumir esta decisión no la asumen, y se excusan en banalidades, sin sentido alguno, como el de esa mala leyenda urbana de que si se incrementara el precio de la gasolina sobrevendía una revuelta popular. ¡Este pueblo ha madurado muchísimo, y no es pendejo! Uno de los efectos más perversos, que podría llevar –aparejado- el incremento de la gasolina, sería el incremento de los precios del pasaje y del transporte, en general. La realidad, nos demuestra cuán desligado están las tarifas del pasaje del transporte público, prestado por privados, del precio de la gasolina. Hoy, los precios del pasaje se han anclado al valor del dólar paralelo, las mafias del transporte público prestado por mafias privadas. Quienes, han establecido su valor en 0,20 céntimos del valor dólar paralelo. Precio, que suben permanentemente, al subir el dólar de guerra, pero que, no bajan si dicho valor del dólar baja su valor con relación al Bolívar. Mal pudieran, escudarse esas mafias en el incremento del precio de la gasolina para justificar el incremento del valor de sus pasajes, sería el colmo de los colmos. Menos aún, cuando es harto conocido que el Gobierno Bolivariano, les subsidia y distribuye a precios muy por debajo del mercado: cauchos, aceite, baterías, gasolina/diésel, y encima, les mantiene un plan de protección social, que les garantiza pensiones del IVSS y en Amor Mayor a los transportistas, en general, y todo sin que se les cobre un solo Bolívar en impuestos, que según ordena nuestra Constitución Bolivariana, debieran pagar y en Petros, como propuesta nuestra.

En 2007, el Comandante Chávez molesto consigo mismo ante el valor de la gasolina se cuestionaba: "En verdad es una grosería venderla a ese precio, mejor sería regalarla". No obstante, su auto cuestionamiento, no pasó de allí, a resolver ese problema. En 2014, el Hno. Presidente Maduro, señalaba que considerar el ajuste del precio de la gasolina, no obedecía a necesidad de recursos sino a la "necesidad de corregir un problema, porque estamos pagando más que cobrando para que se consuma el hidrocarburo". Y, planteaba que los nuevos recursos que ingresaran por ajuste de la gasolina serían para invertirlos en un: "fondo para financiar misiones y grandes misiones". Estimamos, que mantiene plena vigencia esa propuesta de hace cinco atrás. Más ahora, que se plantea como política de Estado, la atención de las víctimas de la guerra económica encauzada por la derecha y el imperialismo de EEUU. ¿Qué proponemos en lo inmediato? Establecer un precio provisorio de la gasolina de 100 Bs por litro. Recursos, que si bien todavía no cubren los costos de producción, permitirían retomar el cobro de nuestro principal producto de exportación, y, a la vez, dinamizar el uso de nuestros billetes de 100 Bs, que ni los propios transportistas quieren recibir. Precio provisorio, valido para este último trimestre del año, ya que para el 1ro de enero de 2020, el costo de ese litro de gasolina debiera incrementarse entre 500 ó 1000 Bs/litro. Sobre esa banda, debiera moverse el nuevo precio de la gasolina del mercado interno a partir del 1ro de enero de 2020, en su tránsito al precio justo que deberán pagar los venezolanos y venezolanas por nuestro principal producto de exportación. Las condiciones para establecer esta nueva política de precio de la gasolina, están pasadas de maduras para establecerse y el pueblo venezolano, está consciente de esta realidad que tan solo les perjudica a todos los venezolanos y venezolanas, quienes, al fin de cuenta, son los propietarios de la industria petrolera nacional. Así mismo, está política de precios debe acompañarse de un plan agresivo de gasificación de todo el transporte que se moviliza en fronteras. Liberar el Táchira, Mérida, Zulia y Apure de la gasolina nacional. ¡Ni una gota más de gasolina para esas regiones! ¡Ni una gota más de gasolina para el narcoparamilitarismo colombiano! PDVSA, debe financiar dicho plan de gasificación del parque automotor de fronteras. Es hora de gobernar para el pueblo, Hno. Presidente Maduro, y desoír las opiniones de quienes tan solo han traído al país, bloqueos comercial-financiero y mayores padecimientos al pueblo venezolano. Sigmund Freud, fundamentó su genial obra en una tesis bien sencilla, pero sumamente radical: "Al hacer consciente lo inconsciente, se produce la cura". Los venezolanos y venezolanas, tienen conciencia del problema que representa regalar la gasolina, solo falta la cura. No es hora de indecisiones, mucho menos de temblequeras, cuando de Economía se trata. ¡Audacia, audacia y más audacia! No busquemos consensos, con quienes solo les ha interesado la destrucción del país…

« ¡El momento de las grandes medidas ha llegado. El mal se ha colmado: él cubre la superficie de la tierra. En caos, bajo el nombre de política, reina desde demasiados siglos. Que todo vuelva a ponerse en orden y recobre su sitio. Que los elementos de la justicia y de la felicidad se organicen al grito de la igualdad. Ha llegado el momento de constituir la República de los Iguales, ese gran hogar abierto a todos los hombres. Los días de la restitución general han llegado. Familias dolientes, venid a sentaros en la mesa común servida por la naturaleza para todos sus hijos

MANIFIESTO DE BABEUF – 1796

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