Recientemente se acaban de firmar unos acuerdos con parte de la oposición venezolana, aquélla contraria a la violencia extremista. Son seis puntos los acordados y todos ellos dentro del respeto a la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Como es y debe ser. Esto hace unas semanas era impensable que al fin pudieran concretarse acuerdos con la oposición. Y no porque desde el gobierno no se hubieran realizado intentos en tal sentido. Los llamados a diálogo han sido incontables por parte del Presidente Nicolás Maduro. Eso ha sido una constante desde que el Chavismo accedió al gobierno mediante elecciones libres directas y secretas supervisadas por un organismo electoral controlado absolutamente por la oposición. Aquél que sí hacía trampas, el de "acta mata votos", el viejo Consejo Supremo Electoral (CSE). Ya este organismo, violentando las normas había adelantado las Elecciones Parlamentarias, antes de las presidenciales, cosa ésta inusitada en las cuatro décadas del Puntofijismo. Pues bien, retomando lo del diálogo, a diferencia de otras veces, en esta oportunidad, cuando casi nadie lo esperaba, aparecen gobierno y un sector de la oposición anunciando seis acuerdos El regreso de la Fracción Chavista a la AN en desacato, renovación de los rectores del CNE, rechazo a la postura entreguista del autoproclamo en relación a NUESTRO ESEQUIBO, cambio de petróleo por alimentos y medicinas, cese a las medidas unilaterales del bloqueo y asedio a nuestra patria y estudio por parte de la Comisión de la Verdad de los casos de los políticos opositores presos. Estos son los acuerdos de un diálogo no anunciado. Ya están en pleno desarrollo y discusión por parte de sendas comisiones estructuradas para tal efecto. Pareciera que dan más resultado los diálogos que no se anuncian. Porque los que se anuncian con bombos y platillos y que de vez en cuando llegaba Jorge con "buenas noticias", ya todos sabemos de su final, sea éste con patadas a la mesa o ignorados por una llamada telefónica.
Ahora, es bueno detenernos en el análisis del acontecimiento en sí mismo, para luego ahondar en sus repercusiones. La primera gran conclusión es que ni la política, ni ningún acontecer humano debe ser visto en blanco y negro y de manera lineal. Conclusión aunque nada nueva, algunos camaradas de este lado de la acera parecieran ignorar. Las generalizaciones son hoy muy comunes y muy dañinas en el manejo de la política venezolana. Esto conduce con mucha frecuencia a conclusiones erróneas. Ello es así, sobre todo en la actual coyuntura, donde hay una permanente influencia de factores externos y geopolíticos, que por lo demás son bastante dinámicos. No hay nada estático. La inmovilidad y estatismo es sólo una apariencia.
Como pudo verse en el caso que nos ocupa, la oposición no es un todo homogéneo. Como tampoco el chavismo lo es. En ambos sectores hay y habrá siempre contradicción. Los que se dicen Marxistas deben tener siempre presente la Universalidad de la Contradicción. La contradicción con sus características, tipos y partes que la componen es la esencia del Materialismo Dialéctico. El que la oposición, maneje o no acertadamente sus contradicciones, ese es su problema. Pero los que si estamos obligados a manejarla acertadamente somos nosotros. En la destreza de su manejo está una buena dosis del éxito político. En las difíciles y actuales circunstancias ese manejo de las contradicciones es de vida o muerte. En eso, los camaradas chinos y vietnamistas fueron y son unos maestros excepcionales. Y por eso fueron victoriosos y siguen cosechando éxitos. Sobre la Revolución China voy a escribir próximamente, con motivo del 70 Aniversario de esa gesta histórica y ahondaré en este aspecto del manejo de las contradicciones.
Hemos dicho reiteradas veces que la dirección político-militar de la Revolución Bolivariana ha sido exitosa en el manejo del aspecto político. Sin dudas en ello ha tenido una influencia decisiva la excepcional intuición política del Comandante Chávez. Hasta su desaparición física y después de ella la orientación de Chávez fue y es fundamental. En mi militancia dentro de este inédito y complejo proceso hubo algo que siempre me facilitó la toma de decisiones …POR DONDE ORIENTE Chávez, AUNQUE A VECES NO LO ENTIENDA TOTALMENTE. Y siempre el tiempo, vale decir la historia como jueza inexorable, terminaba dándole la razón. Por ello creo que Chávez, de formación militar terminó siendo un genial manejador del asunto político, por encima de muchos, de izquierda y de derecha, que habían hecho de la política su razón existencial. Chávez también fue un excepcional manejador de las contradicciones. Sin tener una formación marxista, aunque afirmaba haberle dedicado su tiempo a las lecturas de corte izquierdista, fue más marxista que muchos. Claro, hay marxistas y "marxistas". Los hay, de los que sin dejar de soñar, basan sus análisis en la "realidad concreta" y los de la fraseología rebuscada, vacía y sin contenido, que por lo general nada construyen, pero son especialistas en criticar lo que otros hacen. La naturaleza diversa del ser humano y la diversidad de la naturaleza misma es la fuente generadora de las contradicciones. Le decía a un camarada y amigo de larga data: "Recuerda que somos diversos y la UNIDAD EN LA DIVERSIDAD ha sido y es históricamente una de las cosas más difíciles de manejar. Chávez que era un fenómeno logró manejarla con una excepcional destreza".
Entonces, creo como muchos, que el acuerdo con ese sector de la oposición ha sido un jonrón cerrando el noveno con el juego empatado. Pero, aunque el símil beisbolístico es contundente en cuanto al triunfo del equipo de casa, no sucede así en el caso que nos ocupa. Aquí el juego apenas comienza, o mejor dicho, continúa. Si se avanza con paso firme y sin estridencias dándole forma y concreción a los seis acuerdos anunciados. Si apelamos a la sabiduría del bravo pueblo y buscamos los mecanismos para que el de la calle se exprese. Si en un manejo adecuado de las contradicciones existentes, logramos ir sumando voluntades. En fin, si hacemos lo que tenemos que hacer, no hay dudas que el autoproclamado y quienes le siguen se quedarán cada vez más sin pueblo.
Hay varias cosas que deben ser consideradas. Este éxito en lo político pudiera ser la apertura hacia la profundización de un escenario, donde convivamos con nuestras diferencias, alejados de la violencia. La mayoría de los venezolanos por diversos medios se han manifestado contra la violencia y el terrorismo. Un aislamiento de los sectores extremistas de la oposición, liderados por el auproclamado, es hoy más necesario que nunca, dado el evidente respaldo de Trump. Por lo tanto, ampliar el apoyo internacional que hemos venido logrando, es una tarea de primer orden. Esta tarea de aislar a los violentos extremistas de la oposición, pasa por derrotar en sus pretensiones al equizofrénico Presidente del país norteño.
Trump no las tiene todas consigo. En la Cámara de Representantes de EEUU se ha iniciado contra él un "impeachment" (juicio político que podría determinar su destitución). El que el mismo progrese o no, está por verse. Pero su sola existencia es motivo de preocupación en el entorno presidencial de la Casa Blanca. En la Guerra Comercial con China, iniciada por Trump, EEUU tiene todas las de perder y ello agravaría la ya delicada situación de la economía estadounidense. En las propias entrañas del imperio norteamericano el marco de contradicciones existentes no son precisamente favorables a Trump.
Haciendo uso de la sabiduría ancestral del pueblo "LA OPORTUNIDAD LA PINTAN CALVA" , creo al igual que el amigo "Barcelona" que es hora de pasar a la ofensiva política. Es ahora, mañana puede ser tarde. Hay que afianzar las victorias políticas que hemos venido alcanzando. Hay que terminar de arrinconar la oposición extremista y sus voceros más visibles, los que están dentro y los que se fueron huyendo. Las distintas expresiones del PSUV y el Polo Patriótico deben tomar los espacios donde el pueblo libra sus luchas y vive su cotidianidad de Resistencia Activa y Digna. Los diputados recién incorporados deben ocupar sus curules lo estrictamente necesario y reeditar con audacia un Parlamentarismo de Calle adaptado a las nuevas circunstancias. En suma, poner en tensión todas las fuerzas. Hay que poner en primer plano como debe ser, lo que nos exige la Contradicción Principal. Esto es, la contradicción entre el Imperio norteamericano, expresados a nivel interno por la oposición extremista y violenta, por una parte, y por la otra los auténticos sectores patrióticos del pueblo venezolano, sean o no chavistas. Naturalmente son innumerables las contradicciones secundarias, pero éstas en su tratamiento deben estar subordinadas a la Contradicción Principal. No es la hora de los criticadores de oficio, de aquellos que están a la caza de cualquier error del gobierno, que los hay y en no poca cantidad, para hacer de ello la tarea principal del momento. Internamente estos sectores, con pedagogía revolucionaria y haciendo uso del método Unidad – Crítica – Unidad, deben ser enfrentados y aislados.
Finalmente, considero que la situación que asfixia hoy a toda la población venezolana tiene que ver principalmente con el indetenible deterioro de su poder adquisitivo, Por lo tanto, temas como el salario, la incontrolable especulación y la peligrosa dolarización de nuestra economía, entre otros aspectos, deberían formar parte de una de las mesas de discusión. Nada entusiasmaría más a las bases del chavismo y del pueblo en general que estos temas sean tratados en una mesa adicional. Es hora del encuentro y de la conciliación de posiciones contradictorias en beneficio del interés supremo de la patria. El manejo acertado, pues, de las contradicciones actuales favorecería al Gobierno, al sector de la oposición democrática que hoy privilegia al diálogo, pero fundamentalmente a las aspiraciones del pueblo todo, que es en definitiva lo que más importa.
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