El desasosiego del país

Martes, 22/10/2019 02:40 PM

"El peor analfabeto es el analfabeto político. No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. No sabe que el costo de la vida, el precio del pollo, del pan, de la harina, de la pasta, de la leche, el café, la papa, el pescado, las medicinas, y por supuesto de la carne de vaca, dependen de decisiones políticas. El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho el pecho diciendo que odia la política. No sabe que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado y el peor de todos los bandidos, que es el político corrupto, mequetrefe y lacayo de las empresas nacionales y multinacionales".

BERTOLT BRECHT

A la política, a lo largo de la historia, se la ha relacionado con lo mejor y lo peor del ser humano. Con demasiada frecuencia, se reduce la política a los políticos. Algo de sentido tiene, pues el político/líder es el miembro del grupo que se s ale del mismo para que el grupo se reconozca. Las aves que emigran siempre son dirigidas por una de ellas, aunque no es siempre la misma. El político, por definición, realiza mandatos que deben ser obedecidos. A cambio, garantiza el orden social. Por eso se repite esa relación dialéctica de reverencia y desconfianza.

—No es reuniéndose en Miraflores para defender la Revolución Bolivariana, Socialista y chavista, sino efectuando el viraje de 180 grados que tiene que dar el gobierno para poner de lado la clase política "incompetente y corrompida" e incorporar en estos cinco años de gobierno a la gente honesta y capacitada para sacar el país del atolladero.

Cuando el pueblo habla, y lo hace una y otra vez, en cada encuentro con otro igual, expresa su desacuerdo y sus tensiones. Por ello debe ser escuchado. Si no, podrá tomar el sendero del despeñadero. En él se perderían dieciocho años de desarrollo social. Y como experiencia en el camino de un pueblo es mucho tiempo, rico en alternativas. Positivas y negativas.

Pocas veces un gobierno nacional se había iniciado bajo tan buenos augurios. El pueblo seguía viviendo tan mal como bajo los otros regímenes y nadie le reprochaba al gobierno el falaz incumplimiento de tantas promesas electorales. Ninguno de sus problemas había sido resuelto, pero seguían votando por el Presidente (actual), como si confiaran en que el engaño y la demagogia, alguna vez, cuando menos lo esperaran, podían transmutarse en felicidad y progreso. Su alegre irresponsabilidad se sentía satisfecha mientras se les permitiera construir un rancho de lata y tablas en cualquier cerro o quebrada.

"La primera responsabilidad es la contraída silenciosamente con nosotros mismos, cuando nos propusimos en un instante de sinceridad interior, hacernos dignos de una vida mejor, Cuando acordamos en la más escondido de nuestro espíritu que nuestra acción se desarrolla a favor del pueblo que sufre y padece, que sufrirá y padecerá mientras no logre de quienes gobiernan el respeto que se merece y la preocupación a que es acreedora".

¡La Lucha sigue!

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