En la Argentina de Macri entró el FMI y puso sus normas. Las mismas aquellas que impuso a Grecia y desató en la cuna de la filosofía occidental un samplegorio que duró por meses y todavía le tiene en ascuas. Macri, que había derrotado a los Kirchner y peronistas, entre otras cosas por las dificultades que estaban viviendo, acudió a la vieja fórmula de pedir prestado al FMI, no para resolver los problemas de los trabajadores sino atender las demandas de los empresarios. Cuando este contubernio se da, la forma de pagar al prestamista, en este caso el FMI, es apretarle más las tuercas al pueblo. Y eso se hace, reduciendo o conteniendo salarios, disminuyendo lo que ellos llaman gastos, lo que es lo mismo que la inversión en educación, salud y muchas cosas más. Pero también vienen aumentos de precios de toda mercancía, incluyendo los servicios e impuestos. Si alguien sale ganando de esa operación aparte del prestamista que no dejará de cobrar, son los empresarios, pues el Estado podrá pagarle lo que les debe, darle nuevos créditos blandos, sus mercancías aumentarán de valor, habrá más dinero circulando para apropiársela. Por eso, usted podrá ver fantasmas pero nunca al empresariado protestando porque el gobierno le pida crédito al FMI o BM y menos por las garantías que esos entes imponen. Para fortuna o infortunio de Macri, habría que preguntarle, el contubernio con el FMI se hizo, aparte en medio de un grave estado de inconformidad del pueblo, ya como arrepentido de haber votado por él, estando cerca un nuevo proceso electoral, tanto que todavía no le han entregado, creo que la segunda remesa de unos 5mil 400 millones de dólares, que el FMI no ha querido por distintas razones, sobre todo porque le ve perdido. Y digo que fue eso afortunado para él, porque ya mañana domingo son las elecciones y pese que anda echando el resto y hasta discurseando como en contra de lo que hizo, tanto que poco le falta despotricar con el FMI, las va perder sin duda alguna y no se verá en el espejo horroroso ese en el cual ahora se refleja Piñera. Seguro que cuando se acerca ahora a su espejito y pregunte "espejito, espejito, quién es el mejor presidente del mundo", desde atrás de su propia imagen le dirán, con risas entrecortadas en el fondo, "vete a ver en el de Piñera, donde sin duda te verás mejor".
Como en un resumen y empezando por el final, ayer a quienes se afincaron en los destrozos, actos violentos propios de esas contingencias, derivadas de la sorpresa, lo inusual, para intentar descalificar la protesta popular en Chile y atribuirle autorías, liderazgos absurdos y convencionales, debieron quedar convencidos, porque desarmados están, con la manifestación pacífica, calculada hasta en más de un millón de participantes, que concentra su inconformidad contra la política neoliberal y del FMI, en la petición de renuncia del presidente Piñera. ¿Y en el fondo que les tiene más rabiosos el FMI, Piñera a los privaciones en las cuales viven?
Pero volvamos al meollo. ¿De qué se trata la protesta? Es por un estado de inconformidad porque el salario no alcanza para cubrir las necesidades básicas y las políticas públicas no atienden a sus necesidades de salud y educación entre otras tantas. Es una inconformidad por las carencias y la precariedad de la vida. Allá en Chile, se atribuye en parte a las exigencias del FMI y a un modelo donde una pequeña, ínfima minoría, acapara la riqueza.
La precariedad, el hambre y el abandono de las mayorías desataron en Chile, una inconformidad que estaba oculta, escondida, fingida quizás por los fantasmas dejados por la dictadura y justamente la pervivencia de una constitución de ella heredada que mete miedo. Pero las barreras se rompieron.
En la Argentina el cuadro es similar, sin dejar de advertir que cada quien tiene sus particularidades, tanto que el país de los gauchos tiene cerca una historia de dictaduras y militares como a la de Chile bastante parecida. En ambos lados hay un ejército del mismo origen y escuela. Pero mañana, como puede y es pertinente, el ciudadano argentino va a dar un dictamen y seguro será contra el FMI y sus secuelas. Pero por encima de todo contra los bajos salarios y las precariedades qie padece. Es por eso que va a pronunciarse y lo hará en las urnas con la misma energía que el chileno ahora lo hace en la calle.
Ecuador estalló y todavía sigue viva la razón del estallido. Pues el acuerdo de Moreno con el FMI también lo está. El gobernante se toma su tiempo buscando que las aguas busquen su habitual estado de calma. En Chile se refocilaron los gobernantes en eso, en una "prosperidad" que llegaba a un nivel y olvidaron que los de abajo también se encienden y "¡vaya que se encendieron y desataron una energía inimaginable!". Pero Moreno no las tiene todas consigo, el movimiento popular espera, el FMI presiona, porque aquél ya le pegó la mano a su plata y es difícil encontrar un punto de convivencia y la protesta está latente, viva. Y en Ecuador es lo mismo; es el salario que no alcanza para pagar siquiera lo sustancial. Y en todo eso está el FMI y hasta el BM. Es una confrontación en Argentina, Chile y Ecuador contra el modelo. Pero por encima de todo por el salario y todo lo que a este está asociado.
En Venezuela, por ahora, los entes financieros mundiales del capitalismo no han entrado poniendo exigencias. El discurso oficial puede darse el lujo de asociar los estallidos por allá habidos a esos organismos y a una clase empresarial y política que en veces, como el caso de Macri y Piñera, son la misma gente. Pero en el fondo del asunto, como diría Alí Primera, "la culebra es la misma".
No ha habido necesidad que aquí haya entrado el FMI, para eso estuvieron, han estado y están quienes manejaron y manejan nuestra primordial y casi única fuente de divisas que es la industria petrolera, para acabarla y rematarla, tanto que pese las ofertas y promesas de reactivar la producción, según las nada dudosas cifras de la OPEP indican que vamos en caída libre. Y mientras ese proceso se acentuaba y acentúa, como dentro de un guión y proyecto que en cualquier momento nos presentarán como un asunto de hecho y de "lo tomas o nos jodemos, pues no hay para dónde coger", el resto de la economía sigue paralizada. Hasta el negocio del oro y los metales raros de los que tanto se ufanan los gobernantes y a nosotros mismos nos hacen ufanarnos, parecen un secreto bien guardado del cual no tenemos derecho a saber. ¿Y¿ ¿Y?
Pues para responde a esa interrogante -¿Y? ¿Y? – diremos cosas como estas a vuelo de pájaro. El salario del venezolano es uno de los más bajos del mundo, el costo de la vida al contrario, de los más altos en comparación con este. Carecemos de servicio de salud, porque los hospitales están en tal estado de precariedad donde no hay lo más elemental; el paciente, ese mismo de bajo salario, cuando a ellos llega, debe comprar insumos y medicinas para lo que no tiene; los médicos especialistas allí poco o nada se hallan pues o se han ido del país o atienden en clínicas privadas a cambio de dólares. Y es más mo tenemos no donde caernos muertos. En las escuelas, los muchachos sufren los efectos de todas estas calamidades y el maestro sujeto a un salario que a nadie anima a la entrega.* Porque tampoco se siente atrapado o esperanzado en eso del ecumenismo, "sufro estas calamidades pero vislumbro un futuro cercano que habrá de cambiarme todo". Sobre todo si frente a él está una densa oscuridad.
El sur estalla contra un modelo. En esencia, bajos salarios, exagerada explotación, alta concentración de la riqueza en unos pocos, donde empresarios y gobernantes se confunden. Pues aquí, aunque digan que el modelo es distinto, el paisaje es parecido, una angosta franja de empresarios acumulan hasta más no poder y hasta exportan capitales para producir más barato en otros sitios.
*"Si la culebra es la misma--------Alí Primera.
*P.D: Hoy sábado 26, 24 horas después del pago de la quincena, hora 12.38 p.m., el MPPE, pagó ignorando el aumento recientemente decretado en gaceta oficial.